Los 'hoteles pirata' que alojan en Malasaña a turistas sobre suelo no autorizado

Cuentan con recepción, servicio de limpieza y se publicitan en internet como si fueran un hotel, pero en realidad son antiguos edificios de viviendas comprados por una empresa y reconvertidos después en alojamientos turísticos sin haber pedido el cambio de uso necesario para ejercer una actividad hotelera. En Malasaña hay varios y, según informó el Ayuntamiento a este periódico, todos operan sin licencia.

El mapa que mostramos sobre estas líneas, elaborado con ayuda de las asociaciones vecinales del barrio, indica la ubicación de los que Somos Malasaña tiene constancia (si conoces más, cuéntanoslo en los comentarios o en contacto@somosmalasana.eldiario.es). Reconocerlos a pie de calle no es fácil: ninguno de ellos tiene la obligatoria placa de la H blanca sobre fondo azul para establecimientos hosteleros. Pero muchos de ellos marcan en el telefonillo su recepción e incluso algunos lucen pegatinas de páginas web como Tripadvisor.

Según la recopilación, los “hoteles pirata” -así los califican los vecinos- están ubicados en Corredera Baja 33 (Home aRT apartments), Minas 5 (Minas Central Suites), Pozas 16 (Malasaña Central Suites), Madera 25 (Smartrentals Gran Vía), Apodaca 5 (Madrid Central Suites) y San Hermenegildo 27 (Apartamentos Conde Duque). Además, han declarado sus intenciones de convertirse en apartamentos turísticos los edificios situados en Valverde 4, Pez 21 y Divino Pastor 9. En este último caso el Ayuntamiento ya ha concedido el cambio de uso.

Las asociaciones vecinales recalcan que -en su opinión- su actual uso es fraudulento, debido a que ejercen actividad económica sobre suelo residencial. Para poder hacerlo legalmente -indican- deberían pedir un cambio de uso de residencial a terciario, algo que actualmente no es posible en Madrid después de un cambio legislativo que tuvo lugar esta primavera.

Desde la plataforma Lavapiés dónde vas, que agrupa a colectivos que están visibilizando el problema de la turistificación para los vecinos, son muy claros en cuanto a la legalidad de estos edificios y del uso que se le está dando, así como del resto de viviendas alojadas en plataformas como Airbnb: “La normativa del PGOU relativa al distrito Centro, unida al decreto 74/2014 de la Comunidad de Madrid, hacen inviable legalmente la apertura de pisos turísticos en edificios residenciales. Las licencias, de ser solicitadas, tendrían que ser denegadas, y sin embargo la mayoría de ellos funcionan sin haber solicitado licencia ante la inacción municipal”, declaran.

Un mapa a pie de calle para denunciar la turistificación

Un mapa a pie de calle para denunciar la turistificación

En Malasaña, las organizaciones vecinales comenzaron este verano un proyecto para visibilizar el fenómeno de la turistificación, que entre algunos de sus efectos está elevando los precios de los alquileres, expulsando a los vecinos y cambiando la cara del comercio tradicional. Lo han hecho en el Solar de Antonio Grilo, sobre un muro en el que primer dibujaron un mapa del barrio de Universidad (Malasaña) para después colocar sobre él diferentes edificios de uso turístico.

Los vecinos completarán este mapa el sábado 7 de octubre con la inclusión de todos los apartamentos turísticos de empresas y particulares que se ofertan actualmente en plataformas como Airbnb, Homeaway o Booking. Será en una jornada de puertas abiertas en la que se intentará colocar sobre el mapa las cerca de 2.000 viviendas del barrio que han pasado al mercado del alquiler para turistas. Todas las personas interesadas están invitadas a participar.

El problema de la turistificación no solo afecta a Malasaña. Vecinos y organizaciones de Lavapiés y del barrio de las Letras presentan hoy varias denuncias contra decenas de edificios reconvertidos en hoteles de apartamentos turísticoshoteles en sus respectivos barrios. “Esta situación agrava las dificultades para acceder a una vivienda y está produciendo un progresivo desplazamiento forzoso a otros barrios de vecinos y vecinas por razones económicas, con sus consecuencias de debilitamiento de la vida comunitaria”, explican los colectivos de Lavapiés.