La portada de mañana
Acceder
El gran dilema de Sánchez. Por Esther Palomera
De Vox a Manos Limpias: una década de querellas como arma política
OPINIÓN | 'España es una serie'. Por Antón Losada

Manuela Malasaña: encerrona para conductores y martirio chino para vecinos

Para los vecinos de la calle Manuela Malasaña, sobre todo el primer tramo de la vía, cada día supone un acto de paciencia descomunal. Soportamos los incesantes pitidos de los vehículos que se agolpan a la desembocadura de la calle Manuela Malasaña al semáforo de Fuencarral. A veces, cuando conduzco y paso por mi calle, también me desespero y también mi acto reflejo es el de tocar el claxon por pura impotencia, pero claro, por civismo uno cuenta hasta diez, veinte… y así hasta que el semáforo da luz verde por tercera vez y por fin se puede salir de esta nuestra santa calle.

Por eso no creo que el problema sea de los conductores, aunque realmente son ellos los que tocan el claxon y provocan el estruendo. Pienso que el problema parte de la disposición y el intervalo de tiempo de los semáforos, o al menos, no cabe duda de que esta es la causa que saca el lado más ruidoso de los automovilistas.

El semáforo que está situado en la calle Manuela Malasaña con la calle Fuencarral dura muy poco para la cantidad de tránsito de vehículos que tiene esta vía, sobre todo por las mañanas (carga y descarga, porque esta calle está a rebosar de restaurantes), aunque también por las tardes (con el público del teatro y de los restaurantes que han sido servidos por la mañana) y por supuesto por las noches (aparcar en Malasaña, esa esperanza que los madrileños no pierden), vamos que siempre está atestada de automóviles. Pero este semáforo da dos alternativas, izquierda o derecha, lo que debería suponer un mayor desahogo al repartir el tráfico, nada más lejos de la realidad. Éstas son las razones:

Si seguimos a la izquierda desde nuestro semáforo, dirección glorieta de Bilbao, encontramos a 50 metros otro semáforo, siempre en rojo cuando el primero está en verde y viceversa. Por tanto, se permiten un máximo de tres o cuatro vehículos (dependiendo del tamaño) en este minitramo de vía, lo que ocasiona un tapón cuando esta dirección es la elegida por más de tres o cuatro coches seguidos.

A la derecha desde nuestro semáforo se da paso la calle Fuencarral, con otro semáforo justo al doblar la esquina de Manuela Malasaña, frente a la Farmacia. Este semáforo estará en ámbar, con prioridad para los peatones, cuando el primero se ponga verde. Aquí también el tramo de un semáforo a otro, de unos 20 metros de distancia, es de apenas dos coches. Resulta que la calle Fuencarral es una de las más transitadas de Madrid, por lo que los peatones raramente dejan pasar a más de uno o dos coches cada vez que el semáforo de Manuela Malasaña se abre, creando otro tapón en esta dirección, lo que provoca que los conductores que esperan en nuestra calle se inquieten al no entender porqué no se logra avanzar.

En conclusión, todos los coches que están atrás -es decir a partir del tercer o cuarto vehículo que espera salir de Manuela Malasaña- tocan el claxon incitando a los primeros a avanzar a izquierda o derecha, como si de ellos dependiera, y el ritmo de los pitidos, gritos e insultos de los conductores van en aumento cuántos más semáforos en rojo tienen que esperar. Los hay que se pasan durante todo el período en rojo parados y con el claxon ininterrumpido.

Esta calle es una auténtica encerrona para los conductores y un martirio chino para los vecinos. En invierno es más soportable porque no se tienen los balcones abiertos durante tantas horas, pero ahora que llega el buen tiempo y los que trabajamos en casa queremos hacerlo con aire fresco, lo tenemos muy difícil, el ruido es insoportable y los fines de semana directamente no se pueden abrir los balcones.

Los conductores no saben que esta calle quita años de vida y acelera el pulso, hace que salgan canas y saca lo peor de ellos, y a veces también a nosotros. Por eso, yo les invito a salir a Carranza por la calle de San Andrés y de ahí girar a Fuencarral o avanzar a donde quiera que se dirijan ¡Cuánto más lejos mejor, por favor!

Firma: Pablo, vecino de Manuela Malasaña

Más información:

Más información: