Por vez primera desde que en el año 2019 los gobiernos municipales y regionales del PP prometieran un nuevo centro de salud para Malasaña, la Comunidad de Madrid ha incluido en sus Presupuestos una partida para el proyecto de Malasaña. Dentro de los 84 millones de euros que dedicará a la construcción de estas nuevas dotaciones en la región, el departamento de Sanidad dedicará 2.280.000 euros al proyecto de Palma Norte.
La cantidad no será destinada íntegramente al centro de salud de Malasaña, puesto que será compartida con el de Villaamil, en Tetuán, según el proyecto de Presupuestos al que ha tenido acceso este periódico. En las cifras macroeconómicas no se detalla qué montante irá dedicada a uno y cuánto a otro. En cualquier caso, se trata de una partida mínima porque el coste total de centro de salud será mucho más elevado.
La partida presupuestaria coincide con las intenciones ya avanzadas hace un mes por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que tienen inteción de iniciar las obras en agosto de 2026 y extenderlas durante los 18 meses siguientes. A ello habrá de añadirse el plazo para dotar el centro y trasladar a todos los facultativos, por lo que como mínimo habrá que esperar hasta el año 2028 para ver estas nuevas instalaciones operativas.
Este compromiso ha llegado después de las movilicaciones de los habitantes de este barrio del centro de Madrid, convocados por la Asociación Vecinal Maravillas, que tiene prevista una nueva concentración este sábado 29 de noviembre para exigir la construcción del centro de salud. La cita será a las 12.00 en la plaza del Dos de Mayo, bajo el lema: “¡Queremos un centro, no promesas!”.
El Gobierno de Ayuso se comprometió con el de Almeida a construir esta dotación en un solar de la pequeña calle de Antonio Grilo, gracias a un convenio firmado el 11 de septiembre de 2019 por el entonces delegado de Urbanismo. El acuerdo de ambas partes establecía un derecho de superficie durante 75 años para la administración regional, a cambio de levantar un ambulatorio muy demandado en un barrio que actualmente tiene este servicio distribuidos en dos locales alquilados de las calles Palma y Norte. La firma fue polémica porque se ofrecía un solar ocupado por un huerto urbano -el Solar Maravillas- y abundante vida comunitaria.
Pasados unos meses, el Ayuntamiento de Madrid ejecutaba el desalojo de los colectivos que gestionaban el solar, pese a que estos habían pedido permanecer allí hasta el inicio de las obras. Siete años después de la firma del primer convenio podría llegar la primera piedra, después de mucho tiempo de reclamaciones vecinales.