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Volkswagen resucita el ‘buggy’ en versión eléctrica

Volkswagen resucita el ‘buggy’ en versión eléctrica.

Pedro Urteaga

Conducir un superdeportivo en circuito y surfear las dunas de un desierto lejano en un poderoso 4x4 son algunas de las fantasías recurrentes de los amantes de los coches. Entre esos sueños habituales figura también divertirse a lomos de un buggy por una playa de California, puestos a pedir. Pues bien, resulta que en un futuro no lejano esto será posible, y en un modelo completamente eléctrico, sin emisiones que echarían a perder el idílico escenario de tales quimeras.

La cuestión es que Volkswagen se ha propuesto resucitar la leyenda del buggy original en una versión eléctrica que verá la luz en el próximo Salón de Ginebra, que se celebrará entre el 7 y el 17 de marzo próximos. Si en los años 60 y 70, los primeros modelos de estas características utilizaron como base el chasis del Beetle de la marca alemana, la reedición del clásico parte de la plataforma MEB, desarrollada específicamente para la producción de vehículos eléctricos, y de cuya polivalencia y versatilidad quiere hacer gala el grupo de Wolfsburg por medio de este prototipo del famoso bichito (bug significa bicho en inglés, y buggy es su diminutivo).

Aunque las playas no solo de California sino de todo el mundo han visto pasearse buggies derivados tanto del Beetle y otros modelos de producción como totalmente artesanales, Volkswagen reivindica no sin razón su carácter de pionero. En su reinterpretación del “verdadero buggy”, ha optado naturalmente por suprimir el techo fijo y las puertas convencionales y por mantener las cuatro ruedas independientes con neumáticos off road y los laterales abiertos.

“Un buggy es más que un coche. Es vitalidad y energía sobre cuatro ruedas. Estos atributos se materializan en el nuevo e-buggy, que demuestra por una parte el aspecto que puede tener una reinterpretación moderna y no retro de un clásico, y por otra el vínculo emocional que puede crear la movilidad eléctrica”, ha asegurado sobre el prototipo Klaus Bischoff, diseñador jefe de Volkswagen.

La firma germana está muy interesada en demostrar que la plataforma modular eléctrica MEB, al igual que el chasis del Beetle de antaño, puede emplearse para más usos que fabricar modelos de producción en serie a gran escala; por ejemplo, para facilitar “el desarrollo de gamas nicho de bajo volumen”, señala en el comunicado que anuncia la presentación del e-buggy.

En realidad, Volkswagen está tan convencida del potencial de su plataforma eléctrica que, en palabras de otro de sus ejecutivos, Michael Jost, responsable de estrategia, sueña con convertirla en un “estándar” no solo para el consorcio, sino también para el resto de los fabricantes. Un primer paso en este proceso de expansión de la MEB habría sido el acuerdo suscrito con Ford para compartir esa arquitectura en la fabricación de furgonetas eléctricas.

Pero volviendo a las gamas nicho, el fabricante alemán recuerda que hasta los años 80 se fabricaron unas 250.000 unidades de modelos únicos o gamas de bajo volumen de los populares areneros americanos para dunas. El chasis del Beetle dio mucho de sí: sirvió de base al Beetle descapotable, a carrocerías especiales de compañías como Hebmüller y Rometsch y a los diseños completamente abiertos adoptados por el buggy Meyers Manx.

El artífice del Meyers Manx fue Bruce F. Meyers (en la imagen junto a estas líneas), un vendedor de tablas de surf de Pismo Beach (California) que, si creemos lo que dice la leyenda, tuvo la genial idea cuando vio a otro surfero como él atravesando las dunas en un Escarabajo destripado. Pronto esbozó el diseño de un bicho con forma de ola y carrocería ligera de plástico; era un monocasco montado sobre los ejes y la dirección de un Beetle, al que añadió dos asientos y un motor bóxer refrigerado por aire. Para algo él tenía cierta experiencia fabricando tablas de surf y pequeños barcos de recreo.

El e-buggy no es la primera recreación que hace Volkswagen del legendario modelo. En el Salón de Frankfurt de 2011 presentó como concept car el Buggy up!, con cuya producción en serie se especuló dos años más tarde cuando la marca tramitó en Estados Unidos la patente para fabricarlo.

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