Qué vehículos deben llevar la pegatina H y qué cambia para ellos en las ZBE

Ada Sanuy

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La implantación de las zonas de bajas emisiones (ZBE) en las ciudades españolas ha ido reduciendo progresivamente el margen de circulación para los vehículos más antiguos. En ese contexto, la pegatina H de la Dirección General de Tráfico (DGT), que identifica a los vehículos históricos, ha empezado a ganar protagonismo como una categoría diferenciada dentro del nuevo marco de restricciones urbanas. No se trata de un distintivo ambiental, sino de una acreditación administrativa con reglas propias y un encaje específico en las ordenanzas municipales.

A diferencia de las etiquetas B, C, ECO o CERO, la pegatina H no clasifica los vehículos por sus emisiones ni por su tecnología. Su función es certificar que un coche o motocicleta ha sido oficialmente catalogado como vehículo histórico conforme al Reglamento de Vehículos Históricos, en vigor desde el 1 de octubre de 2024. La letra H identifica, por tanto, vehículos considerados parte del patrimonio automovilístico, con independencia de su impacto ambiental.

Qué vehículos pueden obtener la catalogación histórica

La normativa establece dos grandes vías para acceder a esta condición. La primera es la antigüedad: el vehículo debe tener al menos 30 años desde su primera matriculación o fabricación y conservar su configuración original, sin modificaciones sustanciales en elementos como motor, frenos o suspensión. La segunda vía es el interés cultural o histórico, que incluye vehículos declarados bienes de interés cultural, integrados en inventarios patrimoniales o vinculados a acontecimientos o personalidades relevantes, siempre que esta circunstancia esté debidamente acreditada.

Cómo se tramita la pegatina H y dónde debe colocarse

El reglamento distingue entre dos grupos de vehículos. En el grupo A se incluyen aquellos ya matriculados en España, con ITV en vigor y no dados de baja definitiva. En estos casos, el propietario mantiene la matrícula original y obtiene una pegatina amarilla con la letra H que debe colocarse en el parabrisas, tras un trámite ante la DGT de coste reducido. El grupo B engloba vehículos no matriculados previamente en España o que requieren una matrícula histórica específica, un procedimiento más largo que exige informe técnico, ITV específica, liquidación de impuestos y una tasa superior.

La catalogación como vehículo histórico conlleva ventajas administrativas, pero también límites claros. El reglamento establece que estos vehículos no pueden utilizarse como medio de transporte habitual. Su uso queda restringido a un máximo de 96 días al año y debe responder a fines recreativos, culturales o de conservación del patrimonio, lo que impide que la pegatina H se convierta en una vía generalizada para esquivar las restricciones urbanas.

Qué permite, y qué no, la pegatina H en las ZBE

Uno de los puntos más sensibles es el acceso a las zonas de bajas emisiones. La normativa estatal no concede un derecho automático de circulación a los vehículos históricos. La decisión queda en manos de los ayuntamientos, que pueden permitir, limitar o restringir su acceso mediante sus ordenanzas municipales. El resultado es un mapa desigual, en el que la pegatina H puede facilitar la circulación en algunas ciudades y no hacerlo en otras.

Entre las ventajas asociadas a la catalogación histórica figuran una menor frecuencia en las inspecciones técnicas y, en algunos municipios, posibles reducciones o exenciones del impuesto de circulación. Estas medidas buscan preservar un patrimonio móvil considerado minoritario, con un impacto limitado en el tráfico y en las emisiones debido a su uso esporádico.

Con la expansión de las ZBE y el endurecimiento progresivo de las restricciones al tráfico urbano, la pegatina H se ha convertido en un punto de equilibrio entre la política ambiental y la conservación patrimonial. Su encaje definitivo dependerá de cómo los ayuntamientos integren esta figura en sus ordenanzas y de que se mantenga el principio que inspira la norma: permitir la circulación puntual de vehículos históricos sin convertirlos en una excepción masiva a las limitaciones ambientales.