La vida nunca es fácil, aunque uno venga de buena cuna (de familia rica, que no es el caso). Su padre era inspector de Policía y él salió, digamos, rebelde en cuanto a esa disciplina habitual en la España de los años 50 y en adelante del pasado siglo XX. Ya desde sus catorce años se mostró como un escritor de poemas; el propio Sabina ha contado que cuando el colegio de Carmelitas convocaba el concurso de la Inmaculada, él les escribía a las niñas los poemas para que concursaran.
Su premio a sus excelentes notas de bachillerato fue una guitarra que pidió a su padre, en lugar del reloj de pulsera que su primogénito pretendía regalarle. Tuvo su grupo musical en Úbeda, que abandonó cuando se matriculó en Granada de Filología Románica. Pero sus inquietudes eran la de muchos universitarios de los años 60 en tiempos del gobierno de Franco: Combatirlo y luchar por la libertad. Tuvo que exiliarse a Londres por espacio de siete años, hasta que Franco falleció y el entonces cónsul Fernando Morán le proporcionara un pasaporte legal para regresar a España.
Y allá, por 1977, Joaquín Sabina comienza a subsistir (como hizo en Londres) pero ya en busca de su meta: Lograr un contrato discográfico y comenzar su camino como músico y compositor. Así surgió ‘Inventario’, su primer disco que contenía buena parte de los poemas escritos durante su estancia en Londres. Pero aquello -y con los cambios sociales y musicales que se avecinaban- sirvió a Sabina para darse cuenta de que tenía que cambiar de hombre honesto a un empedernido canalla, un agnóstico. En suma, un personaje absolutamente contrario a la mayoría de lo que podíamos contemplar en nuestras ciudades, que caló y fue aceptado por una mayoría. Así llegó el tiempo de La Mandrágora con Javier Krahe y Alberto Pérez. Lo ficha CBS publicando su segundo disco ‘Malas compañías’ y ahí, precisamente, arranca una trayectoria ascendente que llega hasta esta gira de 2025 en la que, insiste Sabina, dice adiós definitivamente a los grandes escenarios.
El primero de los dos conciertos que Joaquín Sabina ofrece en esta su despedida, se iniciaba con la proyección de ‘El último vals’; un vídeo en el que hace un compendio-homenaje a las personas con las que ha tenido contacto en su vida. Un vídeo realizado por Fernando León de Aranoa. Dibuja lo que predice que será su futuro más inmediato, si haces un seguimiento de su letra. Pero a Sabina, como a otras muchas figuras de la música, no será fácil olvidarlo. Es más, las personas que pensamos que ese retiro sea cierto al cien por cien, casi somos legión. Pero vayamos con lo que fue este concierto en Murcia.
Con las últimas notas de ese vídeo apareció, por la izquierda del escenario, Joaquín Sabina ataviado con camiseta negra, chaqueta ligera azul marino, vaqueros y un sombrero tipo Panamá, blanco. Sombrero que quitó de su cabeza para saludar a las 15.000 personas que llenaban la plaza de toros murciana, que lo acogieron con muchísimo más calor humano del que se registraba en lo meteorológico (y era alto, a esas horas). Tras ello, la banda atacó ‘Lágrimas de Mármol’ y con esos primeros compases, Sabina ya comenzó a mostrar su empatía con su público, con sus incondicionales. Allí no había cabida para los curiosos (aunque alguno habría); solo los muy fans podían corear sus letras y les aseguro que la selección tocaba diferentes etapas de su trayectoria.
Tras ello, Joaquín Sabina relató que la gira anterior pensaba que sería la última, ya que fue muy larga. Pero tras un mes de tranquilidad en su casa pensó que debía volver para devolver a su público, parte de lo mucho que le habían regalado durante sus más de 50 años musicales. Y ahora, sí. Ahora va en serio. Dicho lo cual, ‘Lo niego todo’ fue un relato ¿futurista? Sí, futurista. Porque así reza parte de su letra: ‘Ni ángel con alas negras / Ni profeta del vicio / Ni héroe en las barricadas /Ni ocupa, ni esquirol / Ni rey de los suburbios / Ni flor del precipicio / Ni cantante de orquesta / Ni el Dylan español / La leyenda del suicida / Y la del bala perdida / La del santo beodo / Si me cuentas mi vida / Lo niego todo’. Hay dudas en la atmósfera.
Siguió con ‘Mentiras Piadosas’ (más dudas, si cabe), prosiguió con ‘Ahora qué’ e informándonos de que había rescatado algunas viejas canciones que se habían quedado fuera de repertorio del escenario en el tiempo, como ‘Calle Melancolía’, ’19 días y 500 noches’ y rematar con ‘¿Quién me ha robado el mes de abril?’. La plaza entera coreaba estas canciones que son parte de su memoria, de su vida. Pero en esta primera noche, curiosamente, había una horquilla de edad muy amplia; desde los 30/40, hasta los 60/70. Y Sabina, sentado, presidiendo y disfrutando de su público al que piropeaba con “Olé. Qué maravilla de público, Murcia” cuando coreaban sus canciones.
‘Más de cien mentiras’ fue aprovechada por el ubetense, para presentar a su banda. Una banda que le ha acompañado en sus últimos años y conformada por el guitarrista vasco Jaime Asúa, el ‘ruiseñor de la púa’ que cumplía años; “una voz de Andalucía, con un oído exquisito y su desgarro perfuma mi canción. Marita Barro”; “la mejor bajista de Buenos Aires. Con su swing y su compás, las cuatro cuerdas del alma toca Laura Gómez Palma”. “Tenemos en las baquetas a un poeta del charston y los tambores, que cura mis desamores. El señor Pedro Barceló”. “Más joven que los demás vino a traernos alegrías siendo el último en llegar y el primero en cualquier farra. Con su arte y maestría, el adagio y el allegro ma non troppo a la guitarra, Borja Montenegro”. “Baturro y cachirulero de Egea de los Caballeros, con las teclas y los vientos se merece un monumento. Para presentarlo baste decir que es aragonés y se viste por los pies, con su falda de escocés. El gran Josemi Sagaste”. “Con las cuerdas, el teclado y su gran voz por delante, tan dotado que dirige esta mi banda y con 20 más que manda. Desde que era un estudiante llega donde yo no llego, Antonio García de Diego”. Como pueden comprobar, poeta hasta para presentar a su banda.
Más adelante, Joaquín Sabina explicó que cuando compone siempre ha tenido dos obsesiones que se cumplen en esta gira: “¿Cómo quedaría la canción que estaba creando, en la voz de una chica? Y la segunda, cuando compuse un rock bien acelerado, si se la escucharía cantar alguna vez a un buen rocker. Las dos, se cumplen en esta gira”. Con ello, les estaba pasando el protagonismo a Marita Barro, quien interpretaría, magistralmente, ‘Camas vacías’, un ritmo de ranchera con mucha fuerza, y ese rock rápido titulado ‘Pacto entre caballeros’ que interpretó Jaime Asúa. Ambas interpretaciones fueron aprovechadas por Sabina, para tomarse un respiro y cambiar su chaqueta y sobrero blanco, por una camisa verde de lunares negros y el clásico bombín negro.
Otra selección de las muchas canciones de la trayectoria del compositor, cantante, escritor y dibujante se esparcieron por todo el coso taurino como ‘Donde habita el olvido’, ‘Peces de ciudad’, para la siguiente Sabina pidió a Marita Barro que le sustituyera que tenía que salir y Marita cantó ‘Y si amanece por fin’, con un público que continuaba entregado y apoyando con sus coros las letras de un Sabina que aparecía, casi al final de la pieza, para explicar después que “es lo que tienen los golpes de calor y esta noche, en Murcia hace mucho calor. Gracias”. El concierto continuó con otra creación del propio Sabina interpretada entre él y Marita titulada ‘Una canción para la Magdalena’. Luego explicó que tuvo la fortuna de conocer a Chavela Vargas quien, paseando por Madrid, le dijo que su vida era la del bulevar de los sueños rotos. Joaquín Sabina escribió y se la cantó en vida ‘Por el bulevar de los sueños rotos’. De nuevo reclamó a Marita Barro para que primeramente cantara esa copla (una de las muchas que escuchaba en su casa junto a su madre, en la radio) titulada ‘Y sin embargo te quiero’, en un cristalino homenaje a ese relato español, que luego continuó, como si de una sola se tratara, con la que él compuso titulada ‘Y sin embargo’.
Les estoy relatando un concierto de casi dos horas de duración, en un miércoles en la noche (casi en mitad de semana laboral), en el que esas 15.000 personas lejos de estar pensando en que hay que trabajar al día siguiente querían más Sabina. Y el cantautor continuó con ‘Noches de boda’ para culminar con ‘Y nos dieron la diez’, con la que, oficialmente, finalizaba el concierto de esta gira de despedida que pasaba por Murcia. Todo el público de la plaza, puesto en pie, gritaba “Bravo” y pedían un poco más con el clásico canto de “Oé, oé, oé, oé”, al que Sabina y su banda correspondieron con dos piezas más. Primero, ‘La canción más hermosa del mundo’ cantada por Antonio García de Diego de manera perfecta y al que Sabina dio las gracias. A continuación, dijo “Hasta aquí, el hola. Ahora, más breve, el adiós”. Y sonaron las notas de ‘Tan joven y tan viejo’; toda una declaración de intenciones, de describir, tal vez, un estado de ánimo para el momento presente -y futuro-, de un Joaquín Sabina trovador, canalla, socarrón, pero sobre todo, poeta y persona. “Así que, de momento, nada de adiós muchachos / Me duermo en los entierros de mi generación / Cada noche me invento / Todavía me emborracho / Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone”. Con un “Hasta siempre, Murcia”, concluía una noche única, irrepetible e imborrable para todos y cada uno de los 15.000 asistentes a esta despedida. ¿Será cierta? Solo Sabina lo sabe.
Nuestra próxima cita es con Miguel Bosé, que después de mucho tiempo fuera de los escenarios, creando polémica con algunas de sus afirmaciones a raíz de la pandemia y fuera de ella, nos explicó el motivo de su forzada retirada. Una afección dental que le dejó sin voz. El tiempo ha transcurrido felizmente bien, ya que Bosé está de nuevo en los escenarios y, según algunas críticas, con buenos resultados. Lo veremos y se lo contaremos aquí. Así que, por favor, no pierdan el hilo.