Pasada la (pen)última gota fría toca intentar que semejante devastación no se repita, porque la de hace apenas diez días ha golpeado con violencia una población que aún no se había recuperado de los efectos de la anterior: Los Alcázares. Lo mismo podía haber pasado en la comarca del Guadalentín, que ha salido menos perjudicada ahora pero que en 2012 pagó también suficiente peaje, una vez más, a la desastrosa planificación y prevención hídrica.
Por eso es más que pertinente el análisis de las causas y soluciones de las inundaciones en el Levante, firmado por la más que documentada especialista Julia Martínez y publicado inicialmente en Agenda Pública, el pasado 17 de septiembre.
No dejan de ser las verdades del barquero las que se cantan en ese texto: es un muy oportuno y completo resumen de lo que tanto Martínez, de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), como otros ecologistas, investigadores y organizaciones ambientalistas –– la lista sería interminable –– vienen pregonando desde hace decenas de años y advirtiendo: las nefastas recurrentemente progresivas consecuencias de violentar alevosa y cortoplacistamente la naturaleza. Que es lo que hacemos aquí.
Es, pues, igualmente pertinente preguntar qué, aparte de las ayudas consabidas, hacen nuestros administradores para evitar la repetición de la amenaza que pende cual espada de Damocles sobre nuestro territorio y vidas. La respuesta es desastrosamente pesimista. Veamos.
El Gobierno de Murcia aprobó inicialmente en julio dos modificaciones a las directrices de ordenación territorial (DOPTL de 2004) que disminuyen en un 40% la protección de zonas inundables en el litoral y aumentan las superficies urbanizables en los municipios costeros de Cartagena, Lorca, Mazarrón y Águilas. El plazo de alegaciones terminó el 3 de septiembre, quince días antes de la DANA que arrasó parte de la región. La aprobación del texto definitivo, para que sea refrendado por el Consejo de Gobierno de López Miras, corresponde al consejero de Fomento, José Ramón Díez de Revenga, nombrado el viernes 19 de septiembre Comisionado Especial para la ayuda a los damnificados por las inundaciones de la gota fría.
Así, la propuesta de modificaciones de las DOPTL que el consejero llevará al Gobierno para su visto bueno reduce, si no se remedia, en un 40% la protección de zonas inundables ––cercanas a ramblas y otros cauces fluviales–– permitiendo la urbanización y construcción dentro de la franja de 100 metros a ambos lados de los cursos de agua que hasta ahora está protegida, según la alegación presentada por la Asociación Pro Litoral.
Esto supone un cambio sustancial de las DOPTL de 2004 que establecieron esa zona de prohibición urbanística en los terrenos susceptibles de sufrir inundaciones por crecidas debidas a fenómenos meteorológicos del tipo de la reciente DANA.
Entre esas ramblas están la de las Moreras, en el municipio de Mazarrón; la de Montalbán, en Águilas; la de Garrobillo y otras dos próximas a ella en Marina de Cope, entre otras, según se puede observar en el mapa de la propuesta de modificación de la DOPTL. Además se observa un incremento notable de áreas urbanizables (zonas amarillas en el mapa), como parcelas en el parque de Cabo Cope (Garrobillo), Calblanque (La Princesa) y Mar Menor junto a La Manga (El Vivero), y otras.
Y así parece que, tras el revés judicial en 2012 que impidió a los gobiernos del PP y sus socios de Ibedrdola y Cajamurcia, notablemente, sacar adelante la macroconstrucción de Marina de Cope, ahora tratan de “compensar” aquel fiasco promoviendo políticamente la urbanización turística (¡?) de otros terrenos próximos con el pretexto de habilitar superficies para la construcción de hoteles.
Las modificaciones números 5 y 6 que pretende la Consejería de Fomento a las DOPTL llevan años en tramitación y han cosechado informes muy críticos de técnicos de ayuntamientos afectados. Entre ellos el emitido en Mazarrón, que en su preámbulo “pone de manifiesto la falta de criterios claros y modernos de ordenación territorial, manteniendo la vieja cantinela de la oposición protección/desarrollo”.
Los técnicos redactores de ese texto no ahorran críticas a las modificaciones con frases tan elocuentes como que “resulta paradójico que se pretenda la modificación de un texto que reglamenta la ordenación sin la más mínima referencia al estado, evolución y crisis del urbanismo en estos últimos años responsables de la crisis económica que estamos padeciendo”.
Ahora, con el periodo de alegaciones terminado, se supone que se analizarán las alegaciones. La costumbre indica que no serán tenidas en cuenta y las modificaciones a las DOPTL serán aprobadas más bien antes que después. Entre tanto, como Penélope, el consejero de Fomento “comisionará” las ayudas para los damnificados. ¿Y lo demás? Vale.
