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Por una estatua para dignificar a Ibn Arabi en una Murcia rotondista

Museo de Santa Clara

Tudmur

Muchos son los que aclaman al murciano Ibn Arabi como a una de las grandes voces del sufismo. Su pensamiento más filosófico trasciende de la propia religión hacia una contemplación que ha llegado a considerarse como un puente entre el pensamiento de Oriente y Occidente al servicio de la tolerancia y el respeto mutuo.

Estamos hablando de un pensador de fama mundial y de indiscutible importancia en el mundo islámico que nació en 1165 en aquella Murcia gobernada por Ibn Mardanish, el Rey Lobo. Durante el gobierno de este emir se produjo un fuerte desarrollo cultural en la ciudad de Murcia con la presencia de un gran número de intelectuales andalusíes que en ella se congregaron ante al avance cristiano y almohade.

El lugar que vio nacer a Ibn Arabi es una ciudad de orígenes islámicos fundada en el siglo IX en la que, sin embargo, se ha destruido su patrimonio durante el último siglo a golpe de piqueta, tal y como fue el caso de los Baños árabes de la Calle Madre de Dios en 1953 o los todavía recurrentes entubamientos indiscriminados de su red de acequias. Además, Murcia continúa aún hoy enmascarando para el turista los principales espacios musealizados de época andalusí bajo la nomenclatura de conjuntos religiosos cristianos.

La celebración del 750 aniversario de la creación del concejo alfonsí de Murcia en 2016 nos hizo recordar la aparentemente todavía estigmática fundación islámica de la ciudad de Murcia para muchas personas en el poder de la capital de la Región homónima. Un proyecto que enmascaraba una intencionalidad de remarcar a Murcia como ciudad castellana y cristiana, oscureciendo con una densa niebla el pasado islámico en el que se fundó y se consolidó la ciudad como capital del Sureste peninsular. Los actos realizados en torno a dicha efeméride en este año 2018 siguieron en buena parte esa línea marcada de ocultación del pasado andalusí ocurrida desde años atrás.

Sin embargo, con la futura puesta en valor del yacimiento arqueológico de San Esteban dentro del plan Murcia Medieval, que se estima finalizado para 2022, tendremos la oportunidad de visibilizar las raíces andalusíes e islámicas de la ciudad, al tiempo que se marcará el camino para la celebración del 1200 aniversario de la verdadera fundación de Madinat Mursiya en 2025.

Dentro del denominado plan Murcia Medieval, el Ayuntamiento de Murcia adornará el renovado Paseo Alfonso X con las estatuas del Rey Lobo y Jaime I el Conquistador. De esta forma se busca hacer del Tontódromo, denominación que recibe popularmente este paseo por los murcianos, una avenida al estilo del Paseo de Sarasate de Pamplona pero con estatuas de emires musulmanes y reyes cristianos vinculados a Murcia.

Aunque estamos completamente en contra de la iluminación discotequera de luces led que recientemente se ha instalado en este ilustre paseo, consideramos que la futura colocación de estas estatuas es un buen comienzo para que el urbanismo de la ciudad recuerde día a día a vecinos y turistas el pasado medieval de la capital del Segura. De esta forma, estas estatuas compartirían escenario con la de Alfonso X en la misma avenida, y se sumarían al repertorio escultórico en el que también se encuentra la estatua de Abd al-Rahman II situada en la Plaza de la Cruz Roja junto al río.

La colocación de este conjunto escultórico en el Paseo Alfonso X, la ansiada puesta en valor del yacimiento arqueológico de San Esteban, los trabajos en el complejo arqueológico de Monteagudo y la posibilidad de la apertura de la acequia Aljufía en el centro de la ciudad son ideas muy prometedoras en pos del reencuentro de Murcia con sus raíces y de hacer de esta un potencial y culturalmente atractivo destino turístico.

Con todo, Murcia seguirá teniendo una deuda pendiente con uno de sus hijos más ilustres, Ibn Arabi. Una larga avenida, una kábila de las fiestas de Moros y Cristianos y una cita a la entrada del Museo de Santa Clara son los principales y escasos homenajes que tenemos en la ciudad de Murcia al filósofo andalusí que se ganó desde Algeciras a Estambul el sobrenombre de “Vivificador de la Religión”. Solo la Muhyiddin Ibn Arabi Society Latina con sede en el Centro Cultural Puertas de Castilla de Murcia hace una labor de divulgación digna del maestro.

Es por ello que desde Tudmur reivindicamos la creación de una escultura para dignificar el recuerdo de su figura y la colocación de la misma en un lugar emblemático de la ciudad que le vio nacer, ya que consideramos injustificada la inexistencia de una estatua dedicada a este sabio andalusí.

Esta situación tiene aún más delito si somos conscientes del inmenso conjunto escultórico urbano del que goza la ciudad de Murcia. Muchas de las esculturas encargadas en las últimas décadas no han sido recibidas con mucho agrado por gran parte del pueblo murciano, tanto por el innecesario y desproporcionado gasto público que supusieron como por el estilo artístico en el que se enmarcan. La Dama de Murcia de la Plaza de la Fuensanta o el Bufón de los Cencerros en la Calle Santa Clara son algunos de los ejemplos en el centro, mientras que la obra Frouida junto al centro comercial Thader y el Homenaje a los poetas de la Carretera de Alicante son unos de los mayores referentes de las “horrotondas” que proliferan cada vez con más frecuencia a lo largo de toda España.

Prevenidos por situaciones pasadas, esperamos que el proyecto Murcia Medieval sea finalmente un hecho y no un conjunto de propuestas fruto de promesas electorales que no lleven a ningún puerto. Estamos ante una ocasión única para poner en valor nuestro legado andalusí y dar a conocer la cultura y los modos de vida de la sociedad murciana medieval más allá de la historia de reyes y emires.

Quizás sea el momento de ver en proyectos como este una alternativa a la desidia cultural y artística que ha vivido este municipio en las últimas décadas. Un proyecto turístico que vaya de la mano de nuestro patrimonio cultural como principal motor del cambio. Si ha llegado el momento de enterrar al rotondismo y a ese tipo de políticas culturales, Ibn Arabi debe ser sin duda uno de las figuras de referencia. Puede que finalmente haya llegado la hora de cambiar esculturas como la de Ortega Cano por la de uno de los murcianos más influyentes de la Historia que nunca logró llegar a ser profeta en su tierra.

*Artículo original de Antonio Luis Martínez Rodríguez (Tudmur)

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