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Entrevista Activista y miembro de 'Yala, Nafarroa con Palestina'

La activista Lidón Soriano, sobre Palestina: “Es como si estuviéramos reviviendo el Holocausto y todos celebrando la Navidad”

Lidón Soriano, activista por los derechos de los palestinos y miembro de la plataforma 'Yala, Nafarroa con Palestina'

Rubén Pereda

Vitoria —

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Cuando Lidón Soriano llegó por primera vez a Palestina, el lugar estaba sumido en la Segunda Intifada, lo que califica como uno de los “gritos de desesperación” del pueblo palestino. Aunque ya cargaba en la mochila ciertos conocimientos y sensibilidades que había adquirido gracias a su participación en grupos de solidaridad, asegura que quedó “muy impactada” por la realidad con la que se encontró en aquella porción de Oriente Próximo. “Cuando estás bajo las bombas, entre los tanques o sencillamente escuchando sus historias de asesinatos de hijos y de encarcelamientos aleatorios, es algo que entra casi en tu ADN y que no se olvida”, asevera. Desde entonces, ha llevado hasta allá a diecisiete grupos de personas para que puedan conocer de primera mano lo que allí se está viviendo, lo que en sus palabras es “un Holocausto” que se está llevando a cabo sin que nadie haga nada. Lamenta que Israel ha conseguido imponer su narrativa: “Se intenta vender la imagen del palestino como una persona agresiva, cuando en realidad son gente de una bondad y de una calidad humana difícil de imaginar. Han conseguido instaurar en el cerebro del común de los mortales la asociación mental entre palestino y terrorista”.

Soriano, que ha estado en Palestina ya una veintena de veces, es muy activa en campañas de sensibilización y también de boicot a Israel, y cree que la presión social y las movilizaciones en la calle están haciendo que la balanza política internacional esté empezando a virar, lo que puede ser un comienzo para terminar derruyendo los “cimientos racistas y de apartheid” sobre los que se sostiene aquel estado. “Sin embargo, va a ser, desde luego, a costa de mucha sangre y muchísimo sufrimiento palestino, indescriptible, con hambre, sed y enfermedades”, advierte. Anima, en cualquier caso, a colaborar desde cualquier rincón del mundo, ya sea con donaciones o simplemente colgando banderas palestinas y hablando de los palestinos para que no caigan en el olvido. Miembro de la recién nacida plataforma 'Yala, Nafarroa con Palestina', espera que la ciudadanía navarra muestre músculo con la manifestación que parte el sábado, 30 de diciembre desde los cines Golem de Navarra.

Aunque solo esté bajo los focos de la prensa internacional de tanto en cuanto, el conflicto entre Israel y Palestina no es puntual. ¿Qué viene sucediendo allí desde hace 75 años?

Habitualmente, se suele situar el comienzo en 1948, con la creación del Estado de Israel, pero en realidad, para ser exactos, debemos remontarnos a 1897, con la celebración del Primer Congreso Mundial Sionista en Basilea, en Suiza, donde precisamente se acuerda crear un futuro Estado judío en la tierra de Palestina bajo el derecho internacional. Va todo mucho más allá de 75 años. El sionismo, desde que nace, surge como una doctrina política nacionalista y colonialista. El colonialismo es ir a otra tierra a robar sus recursos y en ocasiones a ubicarse en el lugar de los nativos. Y este ha sido el 'leitmotiv' desde finales del siglo XIX. Lo único que han hecho los diferentes grupos sionistas, desde los religiosos al laborismo y al revisionismo, ha sido ir implementando diferentes fases. Primero, con la creación de pequeñas aldeas, de kibutz; es verdad que en ocasiones compraban la tierra a grandes terratenientes, pero en otras ocasiones directamente se hacían con el terreno, como hacen en la actualidad con las colonias. Y después ya el establecimiento del Estado de Israel: se proclama de forma unilateral, sin que el plan de partición aprobado un año antes se hubiera llegado a implementar. El Estado de Israel se crea porque ellos quieren, de forma unilateral

A partir de ahí, tras la primera guerra árabe israelí, Israel se se apropia del 78% de la Palestina histórica, expulsando al 80% de los palestinos de sus tierras, de sus casas. Es el gran momento de cuasi conformación de esa realidad sionista, de ese objetivo sionista de crear el gran Israel o, en su defecto, la Palestina histórica pero sin árabes. Eso para ellos es fundamental. Desde entonces, han venido aplicando diferentes leyes discriminatorias, como pueden ser la ley del retorno, la de los pueblos no reconocidos, la de ciudadanía, que concede diferencias administrativas a los diferentes palestinos en función de donde vivan y, por ejemplo, a los ciudadanos de Jerusalén ni siquiera se les considera ciudadanos, sino residentes, aunque lleven generaciones viviendo allí. Es una forma de que en sus estadísticas continúe saliendo una mayoría siempre judía, que es lo que ellos llevan buscando desde el inicio.

Lo que está sucediendo en la actualidad en Gaza es una absoluta brutalidad, y, como dicen todos los expertos, un ataque sin precedentes en la historia por su por su magnitud. Es inhumano y salvaje. Están atacando, y no es casual que el 70% de las víctimas sean mujeres y niños. Es un objetivo clarísimo, puesto que las mujeres son quienes procrean y los hijos son el futuro. Todos los años, Israel celebra un congreso que llaman de seguridad nacional, y uno de los puntos recurrentes que siempre sale es precisamente la balanza demográfica. A los palestinos los llaman literalmente la bomba demográfica. Su obsesión es terminar con esa bomba demográfica y qué mejor forma que asesinar a mujeres y niños. Israel no da puntada sin hilo, y esto entra dentro de su lógica. Si conocemos la historia, no debería extrañarnos lo más mínimo, porque primero fue 1948, después la aplicación de un tipo de leyes que son consideradas prácticas de apartheid (como dicen los principales organismos de Naciones Unidas, Human Rights Watch y Amnistía Internacional) y después en 1967 ocupan militarmente lo que les dejan a los palestinos y empiezan a aplicar con mucha mayor brutalidad estas leyes militares sobre los palestinos de Gaza y Cisjordania y Jerusalén oriental. La Primera Intifada es un grito de desesperación del pueblo palestino, que sale prácticamente a pecho descubierto a enfrentarse con los tanques. La intifada termina con los Acuerdos de Oslo, que son una vez más una pantomima que Israel vende al mundo como acuerdos de paz, cuando en realidad eran una absoluta vergüenza. No se solucionaba ninguno de los problemas importantes: ni los refugiados ni Jerusalén. Se les concedía a los palestinos el control de las ciudades más habitadas de Cisjordania, pero todo lo que eran carreteras, acuíferos y centrales eléctricas quedaban bajo control militar israelí.

La situación de acoso con los encarcelamientos y con la destrucción de casas la sigue llevando a cabo el Estado de Israel y surge la Segunda Intifada en 2000, que vuelve a ser otra llamada desesperada del pueblo palestino por hacer ver que les están prácticamente expulsando de su tierra. Aquello termina aproximadamente en 2005, pero desde entonces Israel no ha cesado en la construcción de de colonias, algo que viola la cuarta convención de Ginebra, que establece que la potencia ocupante no puede ubicar a sus habitantes en el territorio ocupado. Sin embargo, Israel lo hace desde los años setenta, a sabiendas de que es ilegal y sin que ninguna sanción le haya sido impuesta. En Gaza, desde 2005 que sacan a los colonos y a partir de 2006, cuando Hamás gana las elecciones legislativas de forma limpia, el acoso a la franja ya se convierte en absolutamente inhumano, con varias campañas de bombardeos sobre una población civil indefensa que no puede escapar.

Los palestinos no sufren solo los bombardeos. ¿Qué otros sufrimientos hay entre bomba y bomba?

Por supuesto que no, y eso es lo peor. El coordinador para los Territorios Ocupados, que depende del Ministerio de Defensa de Israel, dijo abiertamente que iban a destruir todo y que iban a dejarles sin electricidad ni agua ni comida. Eso es explícitamente un crimen de guerra, porque no se pueden utilizar el hambre y la sed como armas contra la población civil. El ataque a la población civil, ya de entrada, es un crimen de lesa humanidad y los ataques masivos a hospitales, como ha sucedido, son una violación de la legalidad internacional humanitaria total y absoluta. Se están saltando todos los límites y no sé si la gente es consciente de que estamos ante la desestructuración de las leyes que han mantenido al mundo en una más o menos situación de paz; entre comillas, porque desgraciadamente ha seguido habiendo muchos conflictos a lo largo y ancho del mundo, pero al menos había unas reglas que más o menos mantenían unas leyes en las guerras, unas normas mínimas. Y ahora estamos asistiendo al bombardeo no solo de Gaza, sino de un sistema que Israel está destruyendo con absoluta impunidad.

En las manifestaciones, suele verbalizarse el lema 'Europa cómplice'. ¿Hasta qué punto son responsables los gobiernos occidentales de lo que está ocurriendo en Oriente Próximo? ¿Por qué se da esa connivencia con las decisiones y las acciones de Israel?

La complicidad es total y absoluta, porque los gobiernos no solo tienen la obligación de cumplir el derecho internacional, sino que tienen la misma obligación de hacerlo cumplir. A Irak se le bombardeó porque tenía supuestas armas de destrucción masiva, a Rusia se le han aplicado un montón de sanciones por violar dos resoluciones... Israel es el país que lleva más resoluciones incumplidas en su corta historia y nunca le ha sido aplicada ninguna sanción. Y esto tienen que hacerlo los países, porque Naciones Unidas puede lanzar resoluciones, pero son los gobiernos quienes tienen la posibilidad de cumplirlas y de hacerlas cumplir y ellos son quienes deben aplicar las sanciones. Son absolutos cómplices. De alguna forma, Israel representa los intereses del capital, del neoliberalismo occidental en la zona de Oriente Medio. Fue así desde el principio, cuando el sionismo convence al ministro de Asuntos Exteriores británico, lord Balfour, para que le cedan parte de ese territorio para crear ese futuro Estado judío arguyendo que ellos eran la muralla de la civilización frente a la barbarie. Estados Unidos, desde la guerra de 1967, se percata de que Israel puede cumplir ese papel de salvaguardar los intereses de las grandes industrias armamentísticas, petroleras, gasísticas y farmacéuticas que había empezado cumpliendo Gran Bretaña.

Los intereses económicos son comunes. Europa se jacta de ser el adalid de la justicia, de los valores sociales y morales, pero es algo que se está bombardeando desde los cimientos. Los únicos que han tenido una posición mínimamente decente han sido España y Bélgica, y digo mínimamente decente, porque su obligación es, desde luego, aplicar sanciones. La connivencia política es clara, pero la indignación social también lo es, y por eso hay que seguir saliendo a las calles, para seguir ejerciendo presión, y cada vez más, porque es inaudito que se esté cometiendo un genocidio de manual, según las palabras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y que no se haga absolutamente nada. Es como si estuviéramos reviviendo el Holocausto y todo el mundo celebrando la Navidad. Es alucinante y brutal.

¿Considera que la imagen que se tiene de Palestina, Israel y el conflicto desde la distancia se ajusta a la realidad? ¿O está muy difuminada por la distancia?

Está muy contaminada por los kilómetros, pero sobre todo por los grandes medios de comunicación. En una conferencia, me preguntaron qué consideraba más peligroso, si un soldado o un periodista, y dije que un periodista, porque uno crítico e informado puede hacer mucho bien, pero uno acrítico o pagado y con la palabras condicionadas por su medio puede ser la mayor de las bombas nucleares. Crean y generan opinión. Con este tema, hay bastante desconocimiento, y es absolutamente intencionado, porque no hay que hacer otra cosa más que leer las propias fuentes sionistas para salir de dudas, porque desde 1897 vienen diciendo clarísimamente, por activa y por pasiva, que han de expulsar a los árabes y ocupar su lugar. es que lo lo lo vienen diciendo clarísimo. No tiene nada que ver con Hamás, porque en 1948 no existía Hamás y se expulsó al 80% de la población palestina; en 1967 no existía Hamás y se ocupó militarmente. Hamás es una excusa, indudablemente. A veces la han necesitado y otras veces no.

Si atacan tu casa, tu ciudad, si están matando a tu familia, hay que defenderse, y es, además, una defensa legítima

No se puede seguir hablando de guerra cuando está el quinto ejército del mundo ante un pueblo que no tiene ejército, porque los Acuerdos de Oslo le negaron a Palestina la posibilidad de tenerlo. Son personas que están defendiendo su tierra y a sus familias de una ocupación militar, de una ocupación colonial, de un proyecto colonial. Es la resistencia, y es lo que haría cualquier persona normal con un mínimo de dignidad. Si atacan tu casa, tu ciudad, si están matando a tu familia, hay que defenderse, y es, además, una defensa legítima. No hay que olvidar que en 1973 Naciones Unidas aprobó la Resolución 3070, por la que se reconoce el derecho de todos los pueblos a luchar contra una dominación colonial por todas las vías, incluida la vía armada. En realidad, son los palestinos quienes tienen derecho a defenderse por la vía armada y no Israel, que permanentemente aduce el derecho a la legítima defensa pero se olvida de recordar que la legítima defensa tiene varias premisas: una es la inmediatez, otra es la proporcionalidad y otra es la distinción entre objetivos militares y civiles, que es algo que Israel no ha cumplido nunca, pero muchísimo menos ahora. La gente no está informada o está sobreinformada. Cuando se explican las cosas y se enseñan las fuentes, la gente ve lo que hay, y o bien no tienes corazón y eres un psicópata o has de estar con el pueblo palestino. No hay otra opción. Como decía Desmond Tutu, nobel de la paz, no se puede ser neutral ante una injusticia, porque eso implica optar por el opresor.

¿Cómo se puede concienciar a la ciudadanía para que se preocupe de lo que sucede con Palestina no solo en fechas puntuales? ¿Qué puede hacer, por poner un ejemplo, un navarro desde su ciudad?

Lo primero es informarse. Estamos dando charlas por toda Navarra: hemos estado en Ezkaroze, Burgi, Tudela, Murieta, Bargota, Estella y vamos a ir Zizur, Olite... Esto no solo se circunscribe a Pamplona, sino que estamos recorriendo toda Navarra. Hay libros fantásticos como 'La limpieza étnica de Palestina', del historiador israelí Ilan Pappé, que se basa en fuentes del propio ejército israelí. Hay que informarse para poder conocer de qué va el conflicto. Y luego se pueden hacer donativos a las ONG que ahora mismo tienen posibilidad de acceso al terreno, como son la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo... También es muy importante acudir a las movilizaciones; nos parece que no va a tener influencia, pero tiene una influencia brutal, y no hay más que pensar en Vietnam. Uno de los factores que que acabó decantando al Gobierno estadounidense para terminar la guerra de Vietnam fue precisamente la amplísima movilización social, la presión enorme de la calle. No hemos de olvidar que tenemos una fuerza inmensa y que tenemos que que demostrarla y que tenemos estar ahí. El próximo 30 de diciembre a las 12:00 va a salir una manifestación desde los cines Golem impulsada por 'Yala, Nafarroa con Palestina', y animamos a todo el mundo a acudir no solo a esta manifestación, sino a todas las concentraciones que se hacen en diferentes pueblos de de Navarra. Animamos a la gente a que cuelgue banderas palestinas de su balcón, a que lleve pañuelos palestinos, a que hable de Palestina. Una persona no muere cuando deja de existir, sino cuando deja de ser recordada.

Es importante practicar el boicot al Estado de Israel, puesto que es un estado de apartheid que lleva a cabo un genocidio. Boicot cultural, económico, deportivo. Ahora mismo estamos boicoteando a nivel nacional a Carrefour, porque es una empresa que está preparando paquetes de comida para los soldados israelíes en Gaza. A CAF. A Starbucks, que ha perdido varios millones de dólares en beneficios precisamente por estas campañas, porque quien apoya a un genocida indudablemente es cómplice de ese genocidio.

Usted lleva años compaginando su trabajo con la solidaridad con Palestina y también ha estado en el terreno. ¿Qué ha aprendido de la experiencia?

Estuve en Palestina por primera vez en 2002. Quedé muy impactada por la realidad, tan diferente a lo que yo había escuchado, y eso que yo ya era una persona sensibilizada y formaba ya parte de grupos de solidaridad. Llegué en plena intifada y fue impresionante. Al año siguiente volví, contacté con una ONG de salud y desde entonces me dediqué junto a otros compañeros a llevar delegaciones o brigadas de personas a Palestina para mostrarles lo que sucedía en el terreno. Cognitivamente, se puede leer, entender, visualizar y sentir indignación, pero cuando lo vives, cuando tienes un conocimiento de piel, cuando tienes amigos y amigas, cuando has estado bajo las bombas como en 2006, cuando has estado entre los tanques o sencillamente cuando has estado escuchando sus historias de asesinatos de hijos y de encarcelamientos aleatorios, es algo que entra casi en tu ADN y que no se olvida.

He llevado diecisiete grupos y todo el mundo quedaba altamente impactado, incluso gente que venía de conocer otras realidades también durísimas, por la brutalidad de la situación y por la enorme dignidad y entereza del pueblo palestino. Y esa es una de las cosas que más daño me provoca: se intenta vender la imagen del palestino como una persona agresiva, cuando en realidad son gente de una bondad y de una calidad humana difícil de imaginar. Israel ha conseguido imponer su narrativa y ha conseguido instaurar en el cerebro del común de los mortales la asociación mental entre palestino y terrorista. Al verdugo se le considera víctima y a la víctima verdugo. Esto lo explica muy bien Gideon Levy, escritor israelí que lleva cubriendo muchos años conflictos bélicos. Explica cómo la sociedad israelí que, exceptuando un 3% de la población, es en su conjunto sionista, lleva a cabo una barbarie que tiene el apoyo masivo de la sociedad judía israelí. Se consideran las únicas víctimas del mundo y piensan que tienen derecho a hacer absolutamente todo; no en vano, se consideran el pueblo elegido. Hasta las personas más ateas, dicen con una claridad meridiana que ellos son el pueblo elegido y que la tierra es suya. No hay discusión, no se puede debatir ante semejantes argumentos.

Se intenta vender la imagen del palestino como una persona agresiva, pero son gente de una bondad y de una calidad humana difícil de imaginar. Israel ha conseguido instaurar en el cerebro de la gente la asociación mental entre palestino y terrorista

¿Qué cree que les deparará el futuro a los palestinos? ¿Prevé que cambie algo a medio plazo? ¿Hacia dónde se encamina el conflicto?

Te diría más lo que deseo que lo que creo. Por un lado, es verdad que a nivel digamos de opinión pública Israel está perdiendo la guerra, porque su brutalidad y su bestialidad es tal que en Estados Unidos, con la movilización de grupos de judíos antisionistas como Jewish Voice for Peace, las movilizaciones en la calle están siendo están siendo muy potentes y la gente ya no se cree las mentiras de Israel. A nivel político, el peso está cambiando y quiero creer que esto va a suponer una pérdida de apoyos a Israel, de forma que se le termine obligando a derruir sus cimientos racistas y de apartheid. Sin embargo, va a ser, desde luego, a costa de mucha sangre y muchísimo sufrimiento palestino, con hambre, sed, enfermedades, de sufrimiento indescriptible.

Quiero pensar también que a nivel internacional, aunque sea por la fuerza de la presión de la calle, se empezarán a tomar medidas, porque si no también la sociedad debe ser consciente de que podemos estar abocados a una Tercera Guerra Mundial. Ya se está atacando directamente a dirigentes sirios e iraníes. Lo que se llama el eje de la resistencia está observando desde lejos, pero si finalmente Irán da un paso adelante, con todo lo que conlleva, estaríamos ante una Tercera Guerra Mundial, algo que desde luego no le interesa a nadie. Aunque sea por mera supervivencia, se debería hacer cumplir al Estado de Israel todas las resoluciones y, por tanto, aplicarle todas las sanciones que deberían haberle sido aplicadas ya. La otra alternativa es el desastre total y absoluto.

Ahora nace la plataforma 'Yala, Nafarroa con Palestina', que saldrá a las calles de Pamplona el 30 de diciembre. ¿Qué objetivos se marca? ¿Cómo se puede colaborar con ella?

Nos hemos conformado alrededor de ocho puntos programáticos que vienen a ser alto el fuego, cumplimiento del derecho internacional y del derecho internacional humanitario, cese de venta de armas a Israel, cese de relaciones con Israel hasta que no cumpla con las resoluciones de las Naciones Unidas y de la legalidad internacional... Se ha contactado con todos los sectores sociales, desde ONG de todo tipo hasta partidos políticos, pasando por sindicatos. Se ha creado una plataforma de sanitarios y sanitarias de toda Navarra y los bomberos que han estado muy implicados desde el primer momento. Son diferentes colectivos y estratos sociales confluyendo por el alto el fuego, por el respeto al derecho internacionaly por el fin de este genocidio.

Se puede participar de muy diferentes formas. Hay adhesiones, con las que cada persona, de forma individual, se puede unir, y también si pertenece a un colectivo. Animamos a la gente a que venga a esta próxima manifestación y a partir de ahí a las diferentes acciones que se vayan llevando a cabo. También trabajamos con el Parlamento y con los ayuntamientos. Hay muchas formas de de participar, pero probablemente la más directa, aparte de adherirse, sea venir a la manifestación del día 30 a las 12:00 en los cines Golem.

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