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Navarra da el paso de denunciar “la estafa” de las preferentes de Fagor y Eroski

Una fábrica de Fagor / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

“Dar el paso de denunciar no es fácil. Tienes que prácticamente desnudarte ante un Tribunal”. José Antonio Urrutia es uno de los afectados por el caso de las preferentes de Fagor y Eroski y, en su caso, ejerce de portavoz de la asociación Kalketuak, que agrupa a unos 700 afectados en Bizkaia. No obstante, se calcula que el caso puede afectar a más de 40.000 personas y, de ellas, según unos cálculos prácticamente proporcionales, unas 2.000 en Navarra. Pese al elevado número de afectados, su perfil, de personas más bien mayores y cansadas de la falta de respaldo de las instituciones, ha complicado las movilizaciones en Euskadi y, especialmente, en Navarra. El pasado viernes, la asociación de consumidores Irache anunció que representa a 70 afectados y afectadas por participaciones de estas empresas. Una punta del iceberg que, ahora, por fin, empieza a conocerse. Hasta ahora, pocos han querido anunciar una lucha que, según un afectado, es como la de David contra Goliat.

A comienzos de año, cuando se fraguaba en la Comunidad Foral una asociación de afectados y afectadas, había unas 200 personas interesadas en asociarse. Una de ellas, que en su día compró preferentes de Eroski, cuenta que tiró la toalla por las tensiones entre quienes querían denunciar y quienes no, entre los que animaban a los demás a movilizarse y otros que preferían no contar ante los medios de comunicación que les habían estafado. Porque, según este afectado, “es eso, una estafa”. “Yo acudí a mi banco porque me lo dijo el director, me propuso un producto interesante, me dijo que podría retirar el dinero, pero cuando lo necesité en 2010 vi que no era posible y que aquí pasaba algo”. Ahora, en febrero, afronta el juicio.

Su caso es similar al de los denunciados por Consumidores Irache. Se trata, según precisaron desde la asociación a través de un comunicado, de personas que “invirtieron miles de euros (han hablado de entre 3.000 y 30.000) en aportaciones financieras subordinadas de Fagor y Eroski a través de sus bancos”. Es decir, en productos muy complejos de entender para quienes, al final, depositaban en ellos sus ahorros, algo que en algunos casos hacían ante la promesa de que el producto tenía una “alta y segura rentabilidad”. El problema es que los clientes desconocían que se trataba de un producto a perpetuidad y que, al retirar la inversión, corrían el riesgo de perder parte del capital hasta cumplirse, explican desde Irache, el vencimiento del producto. “Y, en todo caso, la amortización anticipada de la inversión es potestad del emisor”, detallan.

Por el momento, desde la asociación se contacta con los bancos para intentar llegar a acuerdos (estos, según precisan desde la asociación, se han logrado sobre todo con BBVA y Caja Laboral) antes de emprender la vía judicial. En el caso de la asociación de usuarios de bancos, Adicae, apuntan que ha habido varios cientos consultas en Navarra por este tema. El responsable de la entidad en Navarra, Arkaitz Fernández, cree que muchos daban el paso de invertir por el hecho de que las firmas, Fagor y Eroski, eran cercanas, casi “cotidianas”. Ahora la mayoría se ven abocados a denunciar.

Un coste “que no debería ser elevado”

Urrutia, por su parte, anima a los afectados en Navarra a dar este paso, porque el coste económico “no debería ser elevado” si finalmente, como está ocurriendo en muchos casos en Euskadi, se ganan los juicios y las costas las debe abonar el banco. En esos supuestos, quien denuncia debe costear “unos 300 euros de las tasas judiciales”.

Sin embargo, ya sea por la edad o por la sensación de que la batalla está perdida, muchos no lo hacen. En Euskadi ya se ha denunciado la falta de apoyo del Instituto Vasco de Consumo y, dentro de los propios colectivos de afectados, ha habido tensiones sobre si denunciar o no que han dividido las asociaciones. En Navarra, por su parte, apenas se conocen movilizaciones en comparación con la CAV. Pero desde las asociaciones implicadas en este tema insisten: contar el caso invita a otros a hacerlo. Y, por mera estadística, en Navarra hay cientos de personas implicadas en esta lucha, según dicen los afectados, “contra los Gigantes”.

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