Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Justo reparto de cargas: más pobreza para la mayoría, más riqueza para los ricos

Rosa María Artal

Soy consciente de que exigimos sacrificios a los ciudadanos, pero somos cuidadosos de repartir las cargas de forma justa”, dice Rajoy al diario austriaco Kurier, practicando su nueva afición de mostrar sus creativas versiones de la realidad a medios extranjeros. El presidente dispone de contundentes datos que avalan su tesis: bajo su égida, ha aumentado en España el número de millonarios y el de pobres. Irrefutable desigualdad en el pago de la crisis… si fuera eso a lo que se refiere, porque pudiera estar hablando de otra cosa.

47.000 personas han pasado a engrosar en España durante el último año el selecto grupo de los millonarios. De los de verdad, de los que tienen como mínimo un millón de dólares de patrimonio. No falta ni uno de los habituales, así que ya sumamos 402.000 individuos a quienes les desborda el dinero hasta por las costuras de sus trajes. Décima potencia mundial España en millonarios y multimillonarios, el crecimiento de este sector durante sido espectacular, aupándose al octavo puesto entre los que han registrado el mayor aumento. La política del PP les ha ido como Dios, si se me permite la expresión. Las políticas neoliberales y la propia crisis, bien es verdad. Desde 2007 los adinerados hasta la obscenidad van en ascenso libre en todo el mundo, con unas pocas excepciones.

Como suele pasar, en España el número de millonarios crece con el mismo vigor que el de los afectados por la pobreza severa: vivir con menos de 307 euros al mes (calderilla para el grupo anterior). Ya son 3 millones de personas. Y ya la pobreza aguda afecta a un 26,7% de los niños, tras aumentar el triple que en Cáritas, autores del informe que lo evidencia, mostraron alarma porque las medidas adoptadas han acarreado “el abandono, injusticia y desposesión de los derechos más básicos de las personas”. La “cargas” a los más vulnerables han sido de profundidad y ancha amplitud.

El Consejo de Europa (nada que ver con el Consejo Europeo, el gobierno de ) incide en la misma cuestión porque son hechos incontestables. Advierte que los recortes practicados por el PP –atentos a la frase- “degradan los derechos humanos”. También llama la atención sobre el aumento de la violencia policial contra las manifestaciones de protesta. El gobierno recibe a palos ese derecho democrático, dibujando un panorama bien explícito.

Como será de famosa la afilada tijera del PP que hasta el FMI ha entrado a valorarla advirtiendo que tanto tajo a la sanidad va a resultar a la larga “más caro”. El dolor que los recortes están infiriendo a los españoles no, el costo. Que por ahorrar en unas mamografías luego se tenga que pagar el tratamiento de un cáncer, por poner un ejemplo, y ni siquiera sea rentable obligar a los enfermos a cotizar por sus medicinas. Y es que aunque se les abandone a su suerte y se pudran, algún gasto harán que se podía haber evitado.

Y eso que todavía no se ha evaluado cómo afectará la merma del poder adquisitivo de las pensiones. Con ella y los repagos y las alzas de precio de todo, y el paro y la bajada de salarios, se está pinchando el “tradicional” -y tan amado por los partidarios de ahondar en la desigualdad social- “colchón familiar”. Ya no tendremos ni dónde caernos muertos tras las próximas “cargas”.

Un tercio de quienes mueran lo harán con dolor intenso, decían este fin de semana los especialistas en cuidados paliativos. También ha “ahorrado” el gobierno en eso. Y en el CNIO para la investigación del cáncer. Y en todo tipo de investigación. No cabe pues, “cargar” más sobre la mayoría de la población. ¿Y sobre los más ricos qué ha caído? Millones en tropel como si se hubiera desparramado sobre ellos el cuerno de la abundancia. Qué casualidad. ¿Se han vuelto de repente mucho más listos y emprendedores? Será eso y no la evidencia palmaria de para quién y contra quien viene gobernando el PP.

No sabemos verlo, pero las palabras de ese genio del género fantástico que es el presidente del gobierno español suelen traer mensajes subliminales. Cuando habla de un reparto justo o equilibrado de cargas no se refiere a lo que los ingenuos ven a primera vista. Él habla como lo haría un experto… en demoliciones. Su misión es abatir el Estado del Bienestar y la sociedad tal cómo la conocimos en las últimas décadas. Y en eso es una primera figura. Su equipo –de políticos y medios de comunicación- utiliza los nuevos métodos: cizallas hidráulicas rotacionales y machacadoras de piedras silenciosas junto a las tradicionales excavadoras para cortar o atravesar madera, acero y hormigón. Para que los más fieles o escasamente pensantes no adviertan sino “reformas”. Pero, como allanado el camino apenas resta ya el paseo triunfal, el objetivo se ha vuelto urgente, por pura satisfacción propia. Rajoy parece querer advertir que ya ha dispuesto las cargas finales en los cimientos y puntos estratégicos para que el edificio implosione y se vaya al cuerno en segundos. Lo que queda de él. Es importante la precisión en la técnica porque se trata de preservar todo lo que queda fuera del perímetro a derruir. Es bien evidente qué y quiénes en este caso.

Disciplinadas hormigas zombies acuden, por millones, a llevar los explosivos para ayudarle en la tarea.

Etiquetas
stats