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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El PP torpedea la regeneración democrática de RTVE

Xabier Fortes

Portavoz del Consejo de Informativos de TVE —

El sargento repartió entre los reclutas formados en el patio de armas un sobre con dos papeletas antes de mandar romper filas. Era 1966 y se sometía a referéndum la continuidad de la gran obra del caudillo.

“España es una democracia, orgánica y todo lo que digan en el extranjero, pero democracia. Ahí tenéis dos papeletas y cada uno puede votar lo que quiera en conciencia. Eso sí, la que no utilicéis me la devolvéis, que ya me encargo yo de reciclarlas”, dijo a modo de advertencia y con ese deje cuartelero que no dejaba lugar a equívocos.

En España tampoco había margen para los equívocos, y el resultado fue el mismo abrumador y unánime SÍ que arrojó el recuento de votos en la compañía de aquel Centro de Instrucción de Reclutas. En ciertos ayuntamientos rurales los alcaldes de entonces pusieron el mismo empeño y el número de papeletas afirmativas superó incluso al del propio censo. Misterios de la democracia orgánica.

A veces el tiempo desanda el camino andado. Después de las libertades republicanas vino el franquismo, igual que a los libertarios años 80 siguió el belicoso y neoconservador tránsito de los 90 a los 2000. Los aún recientes años de las libertades civiles de hace una década en nuestro país están siendo actualmente sepultados por una furiosa ola de ataques a nuestros derechos individuales.

En Europa occidental se asombran de que hoy en día se pueda secuestrar en España un libro que señala el vínculo de algunos políticos con el narcotráfico, que un rapero pueda ir a la cárcel, o un tuitero sea juzgado por hacer chistes sobre el atentado al presidente de una dictadura hace más de 40 años. El asesinato del almirante Carrero Blanco me pilló con 8 años estudiando en un colegio de la Armada en Pontevedra. En el patio de juegos, los hijos de militares y marinos hacíamos corro para contar el último chiste sobre Carrero. El más celebrado fue una adivinanza: “Nació en la tierra, vivió en el mar y murió en el cielo, en un Dodge-Dar”. Supongo que todo eso ya habrá prescrito.

Las Vulpes, que sacudieron la España beata de los 80, serían hoy juzgadas por cantar ‘Quiero ser una zorra’, y desde luego estarían vetadas en la televisión pública. Lo mismo le pasaría a la Bruja Avería, a los electroduendes y a los guionistas de La Bola de Cristal. Ahora nos atiborran en TVE con procesiones, misas, cantos al novio de la muerte y tertulias de sabor añejo.

Un pilar de la libertades básicas en el mundo occidental son los medios de comunicación públicos. Calificar de independientes los informativos de TVE (que han llegado a difundir los argumentarios internos del PP a modo de propaganda) o plurales y neutrales algunas de las tertulias (especialmente las nocturnas) suena a algo más que un exceso verbal, salvo que entendamos por neutralidad la libertad de hablar bien del gobierno…o mal de la oposición. En ocasiones, como al sargento de la compañía, se les debe ir la mano y ya ni disimulan.

Ocurre por ejemplo cada vez con más frecuencia en esa franja nocturna, en la que ya no es raro encontrar mesas de análisis de tono monolítico y progubernamental en las que incluso se ha hecho un hueco Carlos Dávila. En una ocasión, entrevistando a los protagonistas de Cuéntame, en los inicios de la serie, dejó entrever que se les notaba felices como a la mayoría de las familias durante el franquismo. Normal que algunos comparen los actuales aquelarres nocturnos con los gobiernos grises y moribundos de Arias Navarro.

En los tiempos de Arias, a raíz de aquella entelequia llamada ‘el espíritu del 12 de febrero’ se hizo popular la expresión el Bunker para referirse a los que reaccionaron ante la apertura democrática y se atrincheraron de forma suicida sin darse cuenta de que los tiempos habían cambiado. Una actitud muy parecida la acabamos de observar en la decisión del PP y de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, de cañonear de forma filibustera la reforma y regeneración democrática de RTVE. Contra la mayoría del Parlamento y de la Mesa del Congreso, han bloqueado la aplicación de la ley utilizando para ello la Cámara Alta. Tantas legislaturas preguntándonos para qué servía el Senado y ahora lo descubrimos con estupor: al menos en esta legislatura es utilizado para bloquear las reformas democráticas gracias a su singular sistema de elección.

El actual presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, ha sido señalado en diversas informaciones como receptor de dinero procedente del partido que le ha nombrado mientras al mismo tiempo realizaba labores de cronista parlamentario. Solo esto debería ser ya suficiente para su relevo inmediato. A eso hay que sumar sus faltas de respeto a los portavoces de la oposición en las comisiones de control de RTVE o sus reiteradas manifestaciones de adhesión inquebrantable al Partido Popular. Sus mandamientos se resumen en dos: amplificad las noticias negativas que afectan a la oposición y censurad u ocultad en lo posible las que salpiquen al Gobierno y al PP.

Por ello, debajo de ese puesto se ha implementado una estructura orgánica colonizada por informadores que trabajaron para cargos del mismo partido o de medios muy afines, mientras se purgaba a profesionales de reconocida trayectoria profesional dentro del medio público y se elaboraban listas negras. Sería igual de denunciable si en un futuro ocupasen RTVE ex jefes de prensa de Ferraz, responsables de gabinete de Ciudadanos o informadores de La Tuerka.

Quizás todo esto ayude a explicar la alarma que ha provocado esta situación en las instancias europeas. El pasado 25 de abril, una delegación del consejo de informativos de TVE se reunió con la presidenta del comité de Peticiones del Parlamento Europeo, Cecilia Wikström, con la esperanza de que se inste al gobierno español a cumplir con los criterios de independencia, pluralidad e imparcialidad a los que obliga la legislación española y comunitaria.

Horas después el Bunker respondía con una especie de ‘Gironazo’ en Las Cortes. Si repasasen un poco la historia sabrían que en unos meses el Bunker acabó barrido por la historia.