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Hablemos de libertades

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Hablemos de libertad

Hablemos de libertad. Esa palabra que ha puesto de moda una persona con solo pronunciar una frase: “poder tomar una caña”. Muy resumido. Yo voy a ser más complejo. Para hablar de libertad es necesario haber leído a las personas sabias: a las filósofas.

Así, se descubrirá que solo se puede hablar de libertad desde el punto de vista de la sabiduría. La sabiduría es a mi juicio la capacidad de la persona para descubrir la realidad de las cosas. Las cosas son por su naturaleza: tienen una realidad. Y no están sujetas al: a mi me parece que…, o al: es tu opinión frente a la mía… Lo primero que hay que saber es pues que las cosas tienen una realidad verdadera frente a otra falsa.

Según este enfoque para Platón “una persona es libre si sus deseos racionales dominan sobre sus deseos irracionales y determinan sus acciones. Igualmente una ciudad es libre porque el estamento más racional domina sobre los estamentos irracionales y determina la vida política y social”.

La libertad aristotélica reconoce a la persona la capacidad para decidir libremente y de manera racional frente a una amplia gama de opciones previamente ofrecidas, incluso, la facultad de actuar según la decisión que haya tomado.

Para Rousseau, en su contrato social, la libertad no consiste tanto en hacer la voluntad de uno como en no estar sujeto a la de los demás. Y tampoco consiste en someter la voluntad de otros a la nuestra. Lo explica en la transición de la libertad natural: “Hacer todo lo que uno desea, sin leyes, sin restricciones, respondiendo solo a los instintos”. A la libertad civil: “Ordenada por leyes que hacen que la libertad natural, que es solo violencia, sea reemplazada por una libertad en la que la paz es posible entre todos. Es la justicia la que decide lo que se puede hacer en la sociedad civil. El hombre ya no tiene instinto sino razón”.

Para Immanuel Kant la libertad humana “es una facultad de autolegislación, es la capacidad que tiene la razón de ser práctica, de darse leyes que orienten la acción moralmente. Los hombres son así definidos como sujetos autolegisladores y en esta capacidad radica su dignidad”.

Y podemos seguir leyendo a más personas sabias: María Zambrano, Jean-Paul Sartre, Karl Marx, Simone de Beauvoir, Amelia Valcárcel…, porque solo una vez leídas a esas personas es cuando uno puede hacer sus propias reflexiones sobre la libertad. Y yo opino que la libertad es la capacidad del ser humano de elegir. ¿Pero de elegir qué? Y ahí es donde entra la sabiduría. Y la sabiduría nos dirá que tenemos que elegir lo bueno, lo justo y lo necesario. Elegir lo injusto sería de malas personas, sería contradecir a Rousseau, elegir lo innecesario sería de personas egoístas y elegir lo malo sería de tontos.

Elegir robar a mi vecino, ¿sería bueno? Si fuese bueno, he de pensar que entonces todos mis vecinos intentarían robarme a mí y que también sería bueno. Yo empezaría por poder elegir estar vivo. ¿Estar vivo es bueno? Yo pienso que sí, si mis vecinos eligen también estar vivos a mi no me causan ningún perjuicio. Luego creo que todos podemos elegir en primer lugar estar vivos. Y no es cualquier cosa, porque para estar vivo es necesario no morirse de hambre. Ni morirse en el campo de batalla. Ni cruzando los mares en pateras…

Estar vivo es una buena elección, implica solidaridad, generosidad y pacifismo. También puede ser buena elección ser sabio, si mis vecinos eligen también ser sabios a mí tampoco me perjudican. Luego elijamos ser sabios. Así estaremos eligiendo también una buena educación pública. Y por qué no, ya puestos a elegir…, elijamos también estar sanos.

Y luego ya sí, cuando seamos libres y tengamos la libertad de tener los servicios públicos garantizados…, y una vivienda digna…, y un salario decente, entonces nos vamos a tomar una caña, o un vino, o lo que haga falta.

Pero debemos tener claro que: Solo estando vivo me podré tomar una caña. Solo estando sano no me hará daño la caña. Solo siendo sabio podré disfrutar de la compañía de personas con quienes me tome la caña y converse. Y sobre todo solo podré disfrutar de la caña si antes he cubierto mis necesidades nutritivas. Cada cosa en su lugar.

LA LIBERTAD ES REPUBLICANA

EL SÚBDITO NUNCA ES LIBRE

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