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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Pedro Sánchez no es Vinícius

Fermín López

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“Traidor”. “Felón”. “Ilegítimo”. “Chantajeado”. “Deslegitimado”. “Mentiroso compulsivo”. “Ridículo”. “Adalid de la ruptura en España”. “Irresponsable”. “Incapaz”. “Desleal”. “Catástrofe”. “Ególatra”. “Chovinista del poder”. “Rehén”. “Escarnio para España”. “Incompetente”. “Mediocre”. “Okupa”. “fraude”, “mentiroso”, “estafador”, “personaje sin escrúpulos”, “villano de cómic, ”tirano Banderas“, ”político indigno“ y ”mayor fraude de la democracia“... Estos son solo algunos de los insultos que los líderes del PP y VOX han proferido impunemente contra Pedro Sánchez, contra el presidente del Gobierno español y de la UE en este semestre. He leído en la red social de LinkedIn insultos más graves, si cabe, por parte de algún abogado del Estado, jueces, secretarios judiciales, abogados y demás patriotas. Las instituciones han protegido a Vinícius de un delito de odio, configurado por una panda de hooligans guiados por su testosterona. Han sido detenidos y puestos a disposición judicial con cargos. No creo que decir ”negro“ sea peor que decir ”hijoputa“, ”maricón“ o ”perro judío“, que son insultos proferidos con odio y aversión absoluta a una persona, Pedro Sánchez, como podría pasarnos a cualquiera de los que aquí estamos. ¿La diferencia? A bote pronto hay dos. Una, que Pedro Sánchez no es Vinícius ni juega en el Real Madrid, y dos, que Vinícius tiene todo un aparato logístico y mediático a su disposición, exactamente igual que los delincuentes que insultan a Pedro Sánchez y que estos protegen. Si Pedro Sánchez hubiera lanzado la décima parte de insultos de los que han proferido Casado, Abascal, Ortega Smith, Maroto, Cayetana, Olona, Monasterio, Gamarra, Bendodo o Feijóo, sobrarían jueces voluntarios para procesarlo, imputarlo y condenarlo.

“Traidor”. “Felón”. “Ilegítimo”. “Chantajeado”. “Deslegitimado”. “Mentiroso compulsivo”. “Ridículo”. “Adalid de la ruptura en España”. “Irresponsable”. “Incapaz”. “Desleal”. “Catástrofe”. “Ególatra”. “Chovinista del poder”. “Rehén”. “Escarnio para España”. “Incompetente”. “Mediocre”. “Okupa”. “fraude”, “mentiroso”, “estafador”, “personaje sin escrúpulos”, “villano de cómic, ”tirano Banderas“, ”político indigno“ y ”mayor fraude de la democracia“... Estos son solo algunos de los insultos que los líderes del PP y VOX han proferido impunemente contra Pedro Sánchez, contra el presidente del Gobierno español y de la UE en este semestre. He leído en la red social de LinkedIn insultos más graves, si cabe, por parte de algún abogado del Estado, jueces, secretarios judiciales, abogados y demás patriotas. Las instituciones han protegido a Vinícius de un delito de odio, configurado por una panda de hooligans guiados por su testosterona. Han sido detenidos y puestos a disposición judicial con cargos. No creo que decir ”negro“ sea peor que decir ”hijoputa“, ”maricón“ o ”perro judío“, que son insultos proferidos con odio y aversión absoluta a una persona, Pedro Sánchez, como podría pasarnos a cualquiera de los que aquí estamos. ¿La diferencia? A bote pronto hay dos. Una, que Pedro Sánchez no es Vinícius ni juega en el Real Madrid, y dos, que Vinícius tiene todo un aparato logístico y mediático a su disposición, exactamente igual que los delincuentes que insultan a Pedro Sánchez y que estos protegen. Si Pedro Sánchez hubiera lanzado la décima parte de insultos de los que han proferido Casado, Abascal, Ortega Smith, Maroto, Cayetana, Olona, Monasterio, Gamarra, Bendodo o Feijóo, sobrarían jueces voluntarios para procesarlo, imputarlo y condenarlo.