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Pedro Sánchez reacciona a las encuestas redoblando la presión sobre el Gobierno y Ciudadanos

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa este lunes.

Irene Castro

Pedro Sánchez sube el tono de sus exigencias al Gobierno y busca que Ciudadanos se retrate. A pesar de que la dirección socialista obvia públicamente las encuestas que pronostican un auge importante de Albert Rivera, el PSOE ha variado su estrategia endureciendo el discurso contra el PP y Ciudadanos.

La dirección socialista ha decidido subir el tono en la crítica a los conservadores. El primer paso fue exigir la convocatoria de elecciones si el Gobierno no logra sacar adelante los Presupuestos Generales por falta de apoyos. Sánchez considera que Cristóbal Montoro los llevará al Congreso incluso sin el respaldo de Rivera para obligarle a retratarse.

Por eso el PSOE ha pasado a la segunda fase: intentar poner frente al espejo a Mariano Rajoy y su socio en la investidura. El secretario general del PSOE considera que si PP y Ciudadanos no aprueban la principal ley para gobernar, tendrán que pronunciarse en el Congreso con un mecanismo mayor: una cuestión de confianza.

Ese mecanismo parlamentario consiste en que el Congreso da o no su confianza al programa del presidente o una “declaración política general”. Rajoy necesita la mayoría simple (más síes que noes) para lograr la confianza del Parlamento, según recoge la Constitución. Sánchez cree que si no consigue esa mayoría, “no tendría ninguna excusa” para no convocar elecciones.

No obstante, la Constitución establece que si el presidente no consigue la confianza de la Cámara, tiene que presentar su dimisión ante el rey y, en ese momento, activarse el procedimiento para una nueva investidura.

El Congreso ha albergado dos cuestiones de confianza en la etapa democrática y las dos se superaron. La primera la planteó Adolfo Suárez en 1980 para someter a la confianza del Congreso un plan de austeridad y la España de las autonomías. Diez años después fue Felipe González el que la planteó para impulsar una política de diálogo para el impulso económico en la UE.

PP y Ciudadanos han rechazado la exigencia de Sánchez al recordarle que es el Gobierno el que tiene la potestad de plantear una cuestión de confianza. También han acusado al líder socialistas de 'podemizarse'.

Los conservadores de Rajoy han olvidado que usaron en dos ocasiones la baza de exigir una cuestión de confianza la última vez que estuvieron en la oposición. El PP se la pidió en mayo de 2011, tras el batacazo de los socialistas en la elecciones municipales y autonómicas y en pleno debilitamiento por la crisis; y en 2009, un año después de que José Luis Rodríguez Zapatero ganara las generales por segunda vez, pero gobernara en minoría y bajara en las europeas. La respuesta del PSOE fue entonces retar al PP a presentar una moción de censura contra Zapatero.

Ahora es Podemos el que insta a Sánchez a lanzarse a una moción de censura y considera que la cuestión de confianza es insuficiente. El líder del PSOE descarta esa opción, al menos por ahora. “Los números no dan”, reconoce Sánchez: “Lo importante es decir las cosas como son y no engañar a la ciudadanía. La realidad parlamentaria es la que es”. Para que una moción de censura salga adelante, es necesaria la mayoría absoluta de la Cámara.

El PSOE cierra la puerta a las fuerzas independentistas incluso si no ponen ninguna condición a cambio de su apoyo –“no estamos en ese estadio”, ha dicho Sánchez, que reitera que no va a llegar a Moncloa mediante “atajos” y a “cualquier precio”. De sus palabras se deduce que solo lo haría con el respaldo de Pablo Iglesias y Ciudadanos, una apuesta con la que ya fracasó. Por eso la opción de Sánchez es pasar por las urnas, pero intentando aprovechar al máximo el desgaste del PP y buscando el de Ciudadanos, cuyo auge inquieta a buena parte del PSOE.

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