Revuelta nació exitosa, visible, oportuna. Apareció por primera vez ante las cámaras en la manifestación de Colón contra el Gobierno del 29 de octubre de 2023: en la foto aparecían junto al secretario general de Vox, Ignacio Garriga, y con su propia pancarta. Incluso ofrecieron su propio discurso, en el que el entonces portavoz de la organización, César Pintado, habló de tomar las calles y universidades contra la amnistía.
Tomar las calles, ocupar el espacio público, atraer a más jóvenes a un partido que en las elecciones generales de julio de ese año había superado los tres millones de votos. Revuelta se convirtió rápidamente en una herramienta útil y vistosa para los de Santiago Abascal, y lo demostró con las protestas convocadas ese noviembre frente a la sede del PSOE en Ferraz contra la amnistía.
Un año después de aquel estreno, la organización fundada por jóvenes vinculados a Vox iba a vivir su momento de gloria: se convirtieron en protagonistas de las redes en las horas posteriores a la dana de Valencia, adonde se acercaron para colaborar. En aquellas jornadas todo era emoción a flor de piel, ímpetu solidario exacerbado por las dimensiones del drama. Y Revuelta no solo consiguió repercusión, sino también mucho dinero en forma de donaciones.
Las grandes figuras del partido sacaron pecho entonces de sus jóvenes, los pusieron de ejemplo, pidieron activamente más aportaciones de la gente. Incluso Jorge Buxadé, que hoy impulsa una querella contra ellos, y que entonces escribió una carta pública alabando la labor de Revuelta que súbitamente ha desaparecido de la web del partido.
Un año después, el romance se ha acabado. Hace un par de semanas, tras varios meses de perfil bajo, Revuelta organizó una nueva protesta. Pero ya no hubo fotos con Abascal. Ni siquiera el altavoz del partido para promocionarla. La concentración fue un fiasco.
El rumor
El quiebre, según cuentan en Vox, había empezado poco antes. “Llegaron rumores de irregularidades en Revuelta. Y ante esos rumores, el partido exigió transparencia absoluta a los trabajadores de Vox que colaboraban con la organización”, explica José Antonio Fúster, su portavoz nacional. Él sitúa el “celo por las cuentas claras” como origen de las dos denuncias que han puesto en evidencia que la relación está más que rota: dinamitada. Descarta “por completo” cualquier tipo de pelea de poder interna o conflicto político.
El vicepresidente de la organización juvenil, Arturo Villarroya, dimitió de su cargo a finales de noviembre y, acto seguido, presentó una denuncia ante la Fiscalía por un supuesto desvío de fondos recaudados para ayudar a los damnificados por la dana. Villarroya es asesor de Jorge Buxadé en el Parlamento Europeo.
Esta misma semana, el partido presentó a su vez una denuncia por “presuntas irregularidades, posible estafa en el destino de fondos y cobro de cuotas de afiliación sin derechos asociados” ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante, un organismo creado recientemente para proteger a las personas que faciliten información sobre fraudes y corrupción.
Villarroya, además de trabajar con Buxadé, es también el protagonista de unos audios publicados por El Plural en los que se le oye plantear posibles soluciones a estas irregularidades. “Hemos pedido dinero para la dana y no lo hemos gastado en la dana y tengo un marrón de la hostia”, se le oye decir. Pero apunta a una posible solución propuesta desde Bruselas: donar el dinero a una asociación de mayores, hacerse la foto, y disolver Revuelta. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, suelta. “Si hacemos las cosas bien (...) se liquida el dinero y se dona a Paiporta. No hay siguiente paso ni denuncia porque ya no hay delito”. “Y te haces una puta foto ahí con los viejos en la dana...”, agrega. Revuelta deja de existir porque nos inventamos alguna pollada… y ya está“.
La denuncia al cuadrado sugiere que esa solución no fue bien recibida por los miembros de la dirección de Revuelta señalados por Villarroya: el presidente, Jaime Hernández, que “junto a sus colaboradores Santiago Aneiros y Pablo González Gasca, han acaparado todo el poder de decisión, con absoluta opacidad hacia el resto de miembros de la Junta Directiva y asociados”, acusa el asesor de Vox.
Hernández hizo a su vez su descargo público, que recibió el apoyo de varias personas cercanas a El Yunque o que han admitido formar parte de esta organización secreta ultracatólica, como el empresario Marcial Cuquerella. La vinculación de Hernández con El Yunque viene a través de otro grupo cercano, pero en este caso para nada secreto: HazteOir. Hernández fue durante tiempo portavoz de la organización ultracatólica y la mano derecha de su presidente, Ignacio Arsuaga.
“En esos audios se reconoce la exigencia de Vox de transparencia y rendición de cuentas”, asegura el portavoz del partido, José Antonio Fúster, que descalifica el valor de los audios por estar “troceados”. La formación de Abascal ha amenazado a El Plural con una querella.
Vox se desvincula del tema de una manera contradictoria: saca pecho por su exigencia de transparencia, pero a la vez dice públicamente que no tiene nada que ver con este caso. Despacha el asunto con un “Revuelta no forma parte de Vox” –así zanjó la pregunta de los periodistas la portavoz en el Congreso, Pepa Millán– pero es un trabajador de Vox y (ahora ex) miembro de la organización el que lleva la supuesta utilización fraudulenta de las donaciones a los juzgados.
Mientras tanto, Abascal insiste en su discurso centrado en la corrupción de PSOE y PP. “En esto es capaz de generar más tramas que Netflix”, le espetó al presidente del Gobierno en la última sesión de control del año. Para Fúster, el caso Revuelta no debilita su discurso ni supone ninguna contradicción: “Se agarrarán a cualquier clavo ardiendo mientras la tendencia en las encuestas siga al alza para Vox”.