El Gobierno se vuelca en zanjar la crisis del 'solo sí es sí' para volver a centrarse en la economía

La cuesta de enero política se le empezó a hacer empinada al Gobierno ya en diciembre y sigue sin dar tregua entrado el mes de febrero. Primero fue la reforma de la malversación, luego las rebajas de penas por la aplicación del ‘solo sí es sí’ y la semana pasada la descafeinada cumbre marroquí. Una sucesión de tropiezos que han desbaratado los planes del Ejecutivo de convertir los buenos datos económicos en el eje de la precampaña que desembocará en las autonómicas y municipales del 28 de mayo. 

La intención era encarar esa contienda en las urnas dándole lustre a un balance de gestión referenciado en las cifras de crecimiento y en la apuesta por revalorizar las pensiones o el salario mínimo interprofesional. Un terreno, el económico, del que además parece haber dimitido la derecha tras no ver cumplidas sus profecías catastrofistas. Pero nada más lejos de la realidad. En los últimos dos meses, tan solo los esperpentos del Tribunal Constitucional interviniendo las Cortes y del protocolo antiabortista de Castilla y León le dieron al Gobierno un par de respiros dentro de un calendario cargado de malas noticias. 

Lo más urgente ahora para Pedro Sánchez es cerrar la grieta abierta a cuenta de las rebajas de condenas a agresores sexuales por la aplicación de la conocida ley del ‘solo sí es sí’. El presidente dio órdenes expresas a los ministerios implicados para encontrar una salida que, por el momento, no se ha concretado. Tras una semana de negociaciones a contrarreloj en el seno de la coalición, las posturas entre la propuesta del ministerio de Justicia y el de Igualdad siguen lejanas y sin visos de un entendimiento, atascadas desde el primer día en el mismo punto: Podemos defiende que la propuesta de su socio toca de facto el consentimiento y no piensan ceder en ese punto. Fuentes del Ministerio de Igualdad afirmaban este domingo que las conversaciones no habían avanzado en las últimas horas.

Los planes del PSOE pasaban por haber registrado la semana pasada en el Congreso una proposición de ley para aumentar las condenas a los agresores sexuales. Así lo anunció el lunes pasado la portavoz socialista, Pilar Alegría, aunque los plazos se han ido ampliando a medida que pasaban los días y no se alcanzaba un acuerdo. La Moncloa quiso además apurar los tiempos para que pudiera presentarse un texto pactado con Unidas Podemos y evitar así la imagen de ruptura entre los socios en un asunto tan delicado. Pero tras las negociaciones del fin de semana, el PSOE registrará la iniciativa este mismo lunes en solitario, sin Unidas Podemos.

De concretarse un acuerdo en la coalición, el Ejecutivo trasladaría al fin un mensaje de rectificación en un tema que suscita tanta sensibilidad social, un paso muy demandado tras meses de inacción incluso por varios altos cargos socialistas que coinciden en que se actuó tarde. Igualdad se ha mostrado abierta a modificar la ley e incluso a tocar las penas, algo que hasta hace una semana rechazaban de plano. La ministra Irene Montero reconocía este domingo que estaban “dispuestas” a aceptar las condiciones de su socio, pero insistía una y otra vez en que ese acuerdo solo puede darse si no se toca el corazón de la ley.

En el PSOE admiten que no hay otro tema que les haya hecho tanto daño a lo largo de la legislatura. Eso es lo que perciben los dirigentes desplegados por los actos de precampaña que han tenido la oportunidad de testar el ambiente de la militancia en los distintos territorios y eso es lo que llega también a la calle Ferraz. La mayoría de esos dirigentes opina que, en cualquier caso, ya no será fácil pasar página de un problema político de una magnitud que califican de “incomparable”, por la gravedad, al desgaste sufrido con otras medidas como la reforma de la malversación. 

Catalunya, enderezada

De hecho, piensan en la Moncloa que el de Catalunya es uno de los temas claramente enderezados gracias a la acción del Gobierno. Tras sufrir en el Congreso las réplicas de la inestabilidad política catalana por los vaivenes de ERC y después de afrontar la gestión de los indultos o de la reforma del Código Penal, el pacto presupuestario alcanzado entre el PSC y los republicanos despeja en gran medida el horizonte de la política territorial a los de Pedro Sánchez .  

La ruptura oficial de la unidad de acción dentro del independentismo da pie a Moncloa a pensar que, en lo que respecta al final de la legislatura, se puede volver a estrechar la colaboración con ERC para desatascar reformas claves como la ley mordaza o la ley de vivienda, dos compromisos electorales que podrían servir de aldabonazo ante el electorado de izquierdas. Ante esos votantes, el Gobierno también confía en que la normalización política de Catalunya acabe suponiendo un activo electoral que compense el desgaste que puedan suponer reformas como la de la malversación y la sedición. 

También intentará pasar página cuanto antes el Ejecutivo de la cumbre con Marruecos, convertida vistos los resultados en un fallo de cálculo en la gestión de sus propias expectativas. La cita había sido presentada como “histórica” por la Moncloa por tratarse de la primera Reunión de Alto Nivel en ocho años y por el volumen y la relevancia de los acuerdos firmados. Sin embargo, que el rey Mohamed VI despachara al presidente del Gobierno con una llamada y no lo recibiera como es habitual en este tipo de cumbres y que no se concretaran avances en las aperturas aduaneras de Ceuta y Melilla acabó por hacer de la Reunión de Alto Nivel una cita de resultados más bien discretos, al menos desde un punto de vista político.

Marruecos, mientras, sí consiguió que España volviera a ratificar de manera expresa su cambio de postura respecto al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, un viraje histórico a su política exterior que el Ejecutivo también acusa de cara a su propio electorado e incluso a la convivencia con Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. 

En principio, esta semana el calendario parece propicio a dar un respiro a Pedro Sánchez. El jueves volverá a Bruselas para participar en un Consejo Europeo, un escenario en el que se siente especialmente cómodo que le permitirá retomar la senda de encuentros internacionales en los que se ha granjeado el reconocimiento generalizado de sus colegas comunitarios. A esa cita europea aspira llegar con la política interna más ordenada para poder retomar el plan inicial: hacer de los avances sociales y la recuperación económica el principal activo electoral durante la campaña. Para conseguirlo, sabe el PSOE que debe taponar cuanto antes la fuga del 'solo sí es sí'.