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Maroto, el senador 'improvisado' que se convierte en portavoz

EFE

Madrid —

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La polémica entrada de Javier Maroto en el Senado, como representante autonómico de una comunidad que no es la suya, tenía claramente un fin que se ha confirmado este martes, el de convertirse en el próximo portavoz del PP en la Cámara Alta.

Pablo Casado le da así a uno de sus colaboradores más fieles uno de los puestos más visibles del debate político en esta institución marcadamente territorial.

Maroto (Vitoria, 1972) sorprendió a muchos cuando se unió a la candidatura de Casado en las primarias del partido, sobre todo por pertenecer a un PP vasco volcado, en su mayoría, con Soraya Sáenz de Santamaría.

Su apuesta fue la ganadora y el nuevo presidente le dio la vicesecretaría de Organización, el tercer puesto de poder en el partido.

Pero la figura de Maroto quedó en cierto modo relegada en un momento de renovación en el que casi todo el protagonismo lo acaparaba el líder y, en un segundo término, el secretario general, Teodoro García Egea.

Y aunque desde el partido se insistía en que el reparto de papeles era el adecuado y Maroto estaba, como responsable de Organización, centrado en los territorios y en la elaboración de listas, lo cierto es que durante un tiempo se echó de menos su presencia mediática, que tan bien le había venido al PP en otros momentos.

La peor noticia, no obstante, le llegó a Javier Maroto el 28 de abril, cuando no obtuvo el escaño por Álava en el Congreso.

El número tres del partido se quedaba así fuera del Parlamento, pero el PP ideó una forma de recuperarlo, convirtiéndolo en senador autonómico por Castilla y León.

Una maniobra que fue posible con los votos del PP y de Ciudadanos en las Cortes regionales y que ha sido muy criticada por los demás partidos, que incluso hablan de fraude de ley.

A partir de ahora Maroto, exalcalde de Vitoria y 'vecino' de Sotosalbos -el pueblo de Segovia en el que se ha empadronado para poder ser senador castellanoleonés- será la voz de los populares en el Senado.

Un papel en el que releva a Ignacio Cosidó, el portavoz cuya dimisión tanto pidieron el resto de los partidos por su supuesta vinculación con el excomisario José Villarejo y con la llamada Operación Kitchen, diseñada supuestamente desde el Ministerio del Interior para sustraer documentos al extesorero del PP Luis Bárcenas.

La portavocía en el Senado devuelve a Maroto al primer plano político y le hará batirse con los rivales del PP en un momento incierto en el que, en cualquier caso, aún no está garantizado que la legislatura dure, porque sigue siendo posible la repetición electoral.

Si la coyuntura lo permite, el Senado será sin duda uno de los principales escenarios para el debate territorial, al que tanto jugo le saca siempre el PP y que ahora le tocará liderar a Maroto.

El dirigente vasco dejará así a un lado los temas que más le ha tocado trabajar, los sociales -antes de encargarse de Organización fue vicesecretario Sectorial y entre otras cosas llevó, en nombre del PP, la negociación del Plan contra la Violencia de Género- y se centrará en la política pura y dura.

Una arena en la que Javier Maroto está deseando volver a pelear.

Por Patricia de Arce.