Cinco guardias civiles que intervinieron en un colegio el 1-O en el pueblo de Sant Cebrià de Vallalta (Barcelona) relatan insultos, obstaculización, patadas y golpes de votantes cuando su unidad tuvo que intervenir para poder entrar en el centro. Escribe Oriol Solé.
Uno de los guardias explica que resultó golpeado en brazos, piernas y el casco, y que después recibió una patada en la espalda y un puñetazo en la nuca. “Nuestra misión era contener a la gente que nos increpaba. Toda la gente aprovechó para intentar golpearnos”, indica otro agente.
El tercero de los guardias relata que le intentaron sacar el escudo y que sufrió heridas en la muñeca que le obligaron a ir al hospital el 1-O. Con todo, ningún votante resultó identificado o herido debido a los incidentes.
“Vi policía local al principio y mossos en el repliegue, pero en la entrada no. No nos ayudaron”, asegura otro guardia. “Nos llamaron fascistas, terroristas, robots”, recuerda el último agente en testificar, que asegura que un votante le intentó quitar el arma pero no lo consiguió. Ninguno de los agentes recuerda si los votantes se despidieron de ellos cantando la canción popular ‘Passi-ho bé’.