Barcelona ha declarado la emergencia climática. “Esto no es un simulacro”, ha lanzado como mensaje el Ayuntamiento que gobierna Ada Colau, que se ha comprometido a reducir las emisiones de CO2 en dos millones de toneladas antes de 2030. Un 50% respecto a 1992. Para lograrlo, han aprobado una batería de 103 medidas a llevar a cabo durante los próximos diez años que incluyen nuevas hectáreas de zonas verdes, individualización de la recogida de residuos o más calles peatonales, en concreto 15 kilómetros en cuatro años. Escribe Pau Rodríguez.