Sánchez trata de sobrevivir al cerco judicial y a la falta de apoyo al Gobierno

Irene Castro

28 de noviembre de 2025 21:53 h

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Pedro Sánchez pasa del manual de resistencia al modo supervivencia. El cerco judicial al Gobierno y el PSOE es total: tras la condena al fiscal general del Estado, los jueces siguen indagando en las cuentas del PSOE y la entrada en prisión del exministro José Luis Ábalos y su colaborador Koldo García amenaza con convertirse en un martilleo constante para el presidente. Pero el jefe del Ejecutivo está determinado a seguir adelante a pesar de que las cosas no las tiene más fáciles en el Parlamento, donde Junts le ha retirado el apoyo para lo que quede de legislatura. “Sabemos que hay muchísimo ruido, pero la estrategia es la correcta”, aseguran fuentes gubernamentales, con el convencimiento de que tienen que “mantener la calma” y de que el incendio por lo que califican de “tres golfos que robaron para vivir bien” se apagará.

En Moncloa son conscientes de que tienen días complicados por delante, con PP y Vox calentando de nuevo las calles contra Sánchez, y un goteo de 'informaciones' procedentes de Soto del Real que alimentan el desgaste. Pero en el equipo del presidente emiten tranquilidad en el corto plazo: luego llegarán las navidades y el parón volverá a llevar las aguas a su cauce.

“Estamos convencidos de que esto se soluciona como la crisis anterior”, señalan esas fuentes sobre el encarcelamiento del ex secretario de Organización Santos Cerdán que provocó una catarsis en Ferraz, pero que se aplacó a la vuelta del verano, cuando Sánchez consideró que había recuperado la iniciativa frente a un PP errático. “Vamos a seguir haciendo cosas de la vida real: subir las pensiones, sacar adelante decretos como el de la DANA...”, explican esas fuentes, que ponen como ejemplo el Consejo de Ministros del martes, que aprobará la subida de sueldo para los funcionarios pactada con los sindicatos.

“Nosotros a gobernar”, dicen en Moncloa. Sánchez viaja este fin de semana a Malta para un encuentro de la Internacional Socialista que preside con intención de hacer un discurso en el que advierta, sin mencionarlo expresamente, de que la batalla que atraviesa España con el auge de la extrema derecha es global. El lunes presidirá una ejecutiva junto a la de UGT y luego dará un discurso de marcado cariz político en una entrega de premios del sindicato. La vida institucional seguirá con una Reunión de Alto Nivel con Marruecos el miércoles y el jueves, antes de viajar a Cáceres para el arranque de la campaña electoral en Extremadura.

Moncloa ve “loquísimo” que Junts apoyara una moción de censura

Tampoco los movimientos de Alberto Núñez Feijóo hacia Junts parecen causar inquietud en el Gobierno. El líder del PP ha emplazado a la patronal catalana a convencer a los partidos independentistas de que apoyen una moción de censura contra Sánchez, que llegó a Moncloa precisamente usando esa herramienta tras la sentencia de la Gürtel. “Nos parece un brindis al sol. Le preguntamos para qué. Es el mayor ejemplo de su actitud: hay que quitar a los que están para ponerme a mí. Pero no les ha intentado ni seducir, no ha dicho ni qué va a hacer”, reprochan las fuentes consultadas.

En el Gobierno también ven “imposible” o “loquísima” la idea de que Carles Puigdemont acabe votando con PP y Vox una moción de censura contra Sánchez en un momento, además, de dura competencia con Aliança Catalana. “Si lo dice en público es por desesperación. Uno recoge lo que siembra y el PP ha sembrado tempestades cuando decidió que perder Catalunya le compensaba en el resto de España y ahí se empezó a pintar el mapa azul que tenemos ahora”, reflexiona una de las fuentes consultadas, que considera que apoyar al PP por parte de Junts “sería traicionarse a sí mismos”.

Mientras que los cuadros medios del partido sí muestran estupefacción tras la entrada en prisión de Ábalos y la situación procesal de Cerdán, también investigado por graves delitos de corrupción, en Moncloa sostienen que ya contaban con que esa imagen iba a suceder “más pronto que tarde”. “No podemos leer la realidad en base a las ruedas de prensa del PP. Hay que mantener la calma, la foto no es bonita, pero los bloques son los del verano”, argumentan en Moncloa.

En el núcleo de Sánchez están convencidos de que todas las causas abiertas acabarán en nada, salvo las de las personas que ya se sabe que están implicadas (Ábalos, Cerdán y Koldo, que no es poco, dada la condición de ex secretarios de organización de dos de ellos). “Se dedican a intentar implicar con mentiras y bulos a personas inocentes porque creen que van a llegar a un mejor acuerdo”, ha dicho la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, sobre el “chantaje” que están haciendo ante su encarcelación. “Hay mucha gente, y me incluyo, que piensa que el tiempo pondrá las cosas en su sitio”, expresó el presidente en el Congreso el miércoles.

“Van contra todos”

De ser así, el Gobierno reconoce que tiene un problema añadido y es cuál será ese tiempo, que no está en sus manos. “La condena a Ábalos va a llegar en plena campaña electoral del 2027”, ironiza una de las personas del equipo de Sánchez, que cuestiona que al exministro, por 95.000 euros no declarados, de lo conocido por ahora, le piden de cárcel casi el mismo tiempo que a Luis Bárcenas, que tenía en Suiza 22 millones de euros.

La situación que percibe el Gobierno es de absoluta gravedad y le ha llevado a quitarse incluso los complejos al señalar directamente a algunos jueces de seguir el llamamiento de José María Aznar de que “el que pueda hacer que haga” contra lo que consideran un “Gobierno ilegítimo”. “La izquierda no pide ni permiso ni perdón para gobernar”, fue la respuesta de Sánchez desde el Congreso ante esa campaña ante la que el Ejecutivo espera que los progresistas reaccionen. “Van contra todos”, señalaban fuentes gubernamentales tras esas palabras de Sánchez. “Es una guerra”, reflexiona un alto cargo.

“Habrá que ver la movilización cuando llegue el momento, pero la izquierda está muy encabronada y no es el mejor momento para el PP”, rematan, sobre la condena al fiscal general en Moncloa, donde creen, además, que la llamada a la manifestación de Feijóo se le puede ir de las manos: “Transmite una sensación de crisis institucional que no es real y el riesgo es que el ciudadano deje de confiar en las instituciones”.