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Los testimonios de los opositores que pagan en B a jueces y fiscales: “A principios de mes se da un sobrecito”

Marcos Pinheiro

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Los miles de opositores que cada año pelean por conseguir una plaza en la carrera judicial estudian durante años con un preparador. Alguien que ya consiguió esa hazaña, un juez o un fiscal que complementa su trabajo en los tribunales con la docencia particular. Algunos de ellos lo hacen pidiendo la compatibilidad necesaria y declarando los ingresos extra; sin embargo, la mayoría ingresa ese montante extra en metálico y se lo oculta a Hacienda. Es una práctica que viene de muy atrás. Y hay apellidos ilustres de la Administración de Justicia entre los implicados.

Lo confirman los testimonios de numerosos opositores con los que ha hablado elDiario.es en una investigación realizada durante los meses de junio y julio: “Lo normal es que se pague en negro, a principio de mes se da un sobrecito”.

Esta redacción ha enviado decenas de correos y ha intentado contactar por teléfono con protagonistas a uno y otro lado de la mesa de las oposiciones. No es fácil que los aspirantes a entrar a la judicatura accedan a hablar sobre este asunto. Muchos tienen miedo de que les pueda perjudicar en un proceso al que dedican una media de cinco años y un importante desembolso económico. Y están las relaciones de complicidad que se establecen entre el preparador y el alumno fraguadas durante años de estudio, suspensos, sinsabores y altibajos en los que el tutor se convierte en una figura con mucha ascendencia sobre el aspirante, según han reconocido varios a esta redacción.

“Me resulta muy violento hablar sobre este tema”, respondió uno de la más de una veintena de estudiantes contactados; “Esto es algo que cuesta mucho sacar y no quiero buscarme problemas innecesarios”, contestó otra. Hubo hasta quien expresó sus reparos a comunicarse por mensajes por miedo a expresar ciertas cosas por escrito.

La mayoría de ellos, cuando se les contactó para esta investigación, se mostraron en un primer momento abiertos a hablar sobre cualquier aspecto de las oposiciones, hasta que se les preguntó directamente si pagaban en metálico a sus preparadores o si conocían casos así en su entorno. La mayoría de los contactados dejó de contestar en ese momento.

Los que lo hicieron han exigido un anonimato total, así que todos los nombres que aparecen en este artículo son ficticios. También se ha omitido la ciudad en la que viven por petición expresa de todos ellos, la mayoría aún inmersos en el proceso de oposición. Todos los que han accedido a hablar con elDiario.es han confirmado que pagan en sobres a sus preparadores, lo que facilita que ese dinero se oculte a Hacienda y no se declare. Se trata de una práctica generalizada.

Los preparadores son indispensables para aprobar

Los opositores insisten en que no hay forma de aprobar si no es con un preparador, por mucho que algunas de las academias utilicen como reclamos en Internet sus altos índices de aprobados. Aunque en ocasiones lamentan que les cobren en efectivo y que no declaren ese dinero, todos tienen buenas palabras hacia esos jueces y fiscales que se convierten en “papá o mamá”. “Me dicen todo lo que tengo que hacer al día, qué tengo que estudiar, cuántos minutos tengo que dedicar a cada cosa…Tú solo no te puedes organizar, necesitas atención personalizada”, indica una de las opositoras.

Estos aspirantes a juez y fiscal dedican, de media, 10 horas de estudio diarias durante seis días a la semana. Lo normal es que “canten” los temas delante de su preparador una o dos veces por semana. En los casos de los opositores contactados, todos tienen dedicación exclusiva, no trabajan en otra cosa. Lo normal es que tengan un par de semanas de vacaciones al año, aunque varios preparadores contactados aseguran que dejan eso en manos del estudiante. Si se ve capaz de tener alguna semana más libre, adelante; si quiere renunciar porque se acercan los exámenes, también es cosa suya.

Me ha pasado con mis dos preparadores. Ninguno me aceptaba que le pagase en otra cosa que no fuese efectivo

Ese el plan de estudio al que se someten durante años para hacerse una plaza, como ya ha conseguido Lucas. Ha aprobado recientemente las oposiciones y tiene menos reparos en hablar sobre los pagos en metálico a los preparadores que sus compañeros que aún siguen estudiando: “Conozco casos infinitos y a mí me ha pasado con mis dos preparadores. Ninguno me aceptaba que le pagase en otra cosa que no fuese efectivo, y si en algún momento no podía acudir, por la pandemia por ejemplo, me pedían esperar a que nos viésemos”.

En la Escuela Judicial, el paso posterior a la oposición, es un tema recurrente de conversación . “Entre los compañeros se comenta mucho porque a todo el mundo le cobran así”, relata. “Seguramente haya quien no lo haga, pero yo no me lo he encontrado. No son unos cuantos, es generalizado”, añade. En su caso pagaba a su primer preparador 280 euros y al segundo 250. Asegura que era un precio alto, pero por el caché de los jueces, que eran de esos a los que se accede por recomendación y no se anuncian en internet. Recuerda que el primero tenía entre 12 y 15 alumnos; es decir, entre 3.360 y 4.200 euros al mes de ingresos en B. Nunca vio nada parecido a una factura o a un recibí.

“Es lo normal, nunca se ha hecho de otra manera”

“Lo normal es que se pague en negro, a principio de mes se da un sobrecito”, dice Ana, que lleva ya tres años y medio estudiando tras acabar la carrera de Derecho. En su caso, dice que durante la pandemia pudo pagar a su preparador por Bizum, pero que en cuanto regresaron los cantes presenciales volvieron los sobres: “Es lo normal, nunca se ha hecho de otra manera. Al principio de la oposición sí que me chocaba, ahora estoy acostumbrada”.

A ella le cuesta 140 euros al mes por ir un día de cante de los temas, pero conoce muchos casos de gente que paga 300 euros. Su preparador tiene 11 alumnos, unos 1.540 euros al mes, calcula. Aunque, eso sí, le agradece que durante la época más complicada del confinamiento les ofreció reducir esa cantidad o incluso no pagar durante algún mes.

Nunca se ha hecho de otra manera. Al principio de la oposición sí que me chocaba, ahora estoy acostumbrado

Los opositores a los que ha contactado esta redacción ponen muchos reparos para hablar del tema. Es el caso de Rocío. Cuando se le pregunta por primera vez, responde sin concretar: “Puedo decir que no me sorprende lo que me dices, de mi poca experiencia te puedo decir que el proceso es poco limpio”. Termina reconociendo directamente que sí, que ella también paga en metálico. “Personalmente preferiría domiciliar mensualmente el pago, pero no es así. No es un problema de facilidad de pago, sino tributario. España tiene un grave problema de economía sumergida y esto abarca también a los preparadores”, añade.

La cuota mensual de su preparador es de 180 euros y ella se siente “muy afortunada” porque sabe que no es un precio muy alto: “Normalmente son 300 euros si cantas dos días o tienes varios preparadores”. Eso sí, aclara que en su caso solo canta los temas un día entre semana con un solo preparador, lo que abarata el coste.

“Parecía la consulta del dentista, iban pasando opositores, a veces éramos cinco o diez”

Blanca tiene ahora dos preparadores, porque cambió hace poco. Antes vivía en una ciudad del norte de España y se preparaba con un juez de allí, al que pagaba en metálico. Entonces llegó la pandemia y el confinamiento. Los cantes pasaron a ser a través de videollamada, pero los pagos se paralizaron. “No podíamos pagar en efectivo pero podíamos haberlo hecho por transferencia”. El juez le dijo que no, que mejor esperara a que pudiesen verse de nuevo.

Blanca llegó a acumular más de 600 euros de deuda con este juez, que solo accedió a una transferencia cuando esta opositora le comunicó que abandonaba la ciudad para irse al sur con sus padres: “Estuvo varios meses dándome largas, no fue inmediato, no me dio inmediatamente la cuenta”. Ya en su nuevo destino contactó con dos preparadores, en este caso fiscales. De nuevo, la misma historia: había que meter el dinero en un sobre y dárselo cuando acudiera a hacer los cantes presenciales.

Ahora paga 180 euros, pero su anterior preparador le cobraba 220. “Aquello parecía la consulta del dentista, iban pasando opositores, a veces éramos cinco o diez”. Por sus cuentas, ese juez ingresaba al mes unos 2.200 euros en negro. Blanca buscó en el portal de Poder Judicial si su preparador había solicitado la compatibilidad. También buscó los nombres de los preparadores de otros opositores con los que tenía contacto. No aparecía ninguno, no habían pedido permiso al Consejo General del Poder Judicial.

Para lo que les interesa, el CGPJ sí que te persigue

Las asociaciones judiciales no ven mucha solución, más allá de que el Consejo General del Poder Judicial se tome más en serio la persecución de este tipo de prácticas. Es lo que propone Natalia Velilla, de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), que reclama al Poder Judicial que “rastree” qué jueces ejercen de preparadores sin pedir la compatibilidad, al igual que persigue otras actuaciones. “Sí que está en sus cometidos conocer las compatibilidades. El Consejo es estricto con quien quiere, porque sí son estrictos en otras ocasiones”, añade.

Desde el CPGJ insisten en que no está entre sus funciones comprobar si alguien se salta esa compatibilidad o la ejerce sin pedirla. Velilla contesta: “El Consejo tiene competencias para ver si una persona realiza una función compatible con la función jurisdiccional. Para lo que les interesa, el CGPJ sí que te persigue”. Velilla, que acaba de publicar un libro titulado Así funciona la Justicia, apunta a que una posible solución es una bolsa reglada de preparadores, organizada a través del CGPJ y del Ministerio de Justicia, pero considera que ambos “han hecho la vista gorda con este asunto”.

La AJFV es la segunda más grande de la carrera. La mayoritaria, la Asociación Profesional de la Magistratura, no ha querido dar su punto de vista para este artículo. Ambas asociaciones tienen una bolsa de preparadores, que ofrecen a los alumnos que se ponen en contacto con ellos y a los que se exige que tenga concedida la compatibilidad. Además tienen un sistema de becas financiado por el banco Santander, otro aspecto polémico: voces de la Judicatura se preguntan si es lo más adecuado que los futuros jueces se formen gracias a ayudas de bancos o empresas sobre los que probablemente tendrán que decidir en el futuro.

“Cuando empecé en esto esto ya era así hace 35 años, no había costumbre en la mayoría de los casos de declarar estos ingresos, y eso que los preparadores eran los mejores jueces y fiscales de la carrera”, dice Ascensión Martín, de Jueces y Juezas para la Democracia. “Es una práctica que se debería desterrar”, sostiene. “Creía que ya no se hacía, pensé que esto había evolucionado, tenía esa buena fe, estaba en la creencia en que esto no existía”.

Martín insiste en que es obligación de jueces y fiscales declarar esos ingresos y añade que el CGPJ no hace mucho al respecto: “El Consejo se fía de la buena fe de los compañeros que pidan esa compatibilidad”.

Desde la Asociación de Fiscales, la mayoritaria en el Ministerio Público, no han querido ahondar en el asunto. “Sé que muchos compañeros declaran esas percepciones. Desconozco si hay quien no las declara, ni es algo que vaya preguntando pues es obvio que hay que declarar”, ha contestado a elDiario.es su portavoz, Cristina Deuxeus.

La Unión Progresista de Fiscales cree que el actual sistema de preparación y oposición “puede facilitar que se den los pagos en B”. Así lo considera la fiscal Inés Herreros: “Es un sistema que garantiza bastante la objetividad, entran las personas que mejor se saben los temas, eso es lo que más debe ser valorado, pero que hayamos llegado o disfrutar de esa gran ventaja no nos tiene que impedir valorar la posibilidad de otros sistemas”.

Así, cree que una de sus deficiencias es que “el acceso no se realiza a través de un sistema público de preparación, que garantiza la transparencia en el sistema de formación y además facilitaría la existencia de un sistema de acceso a través de becas, por lo que el mérito y la capacidad serían lo determinante”. Sin eso, solo cabe apelar a la responsabilidad individual de los preparadores para que declaren sus ingresos, y colaborar con iniciativas como las bolsas de preparadores gratuitos, señala.

Además, Herreros incide en que hay que prestar especial atención a la oposición de jueces y fiscales porque, aunque todas tienen sus deficiencias y puntos a mejorar, las de la carrera judicial son especialmente importantes porque las decisiones que toman “inciden directamente en la vida de los ciudadanos”.