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Historia de una canción

India Martínez sobre 'Vencer al amor': “Refleja cómo me moría de miedo cada vez que me subía al escenario”

Eva Baroja

5 de mayo de 2021 22:23 h

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Fue en Barcelona, en las tradicionales Fiestas de la Mercè. Entre vasos de cerveza no lo suficientemente fríos, un lecho de confeti y serpentinas bajo los pies y al calor de uno de esos últimos atardeceres de verano. Esa fue la primera vez que India Martínez (Córdoba, 1985), “muy asustada”, tocó Vencer al amor en directo. 

Cuando empezó a sonar el punteo de guitarra, su voz rasgada y profunda se coló entre las 40.000 personas que miraban fijamente a un escenario que a ella se le hacía inmenso. Lo que no esperaba era que, de repente, el público la acompañase y empezase a cantar al unísono. “Todo el mundo se la sabía y yo decía: 'Pero, ¿cómo se la saben? ¡Si todavía no la he cantado en ningún sitio!'. Me di cuenta de que tenía el poder de conectar con la gente de nuevo'”, confiesa la cantautora cordobesa. 

De aquel momento han pasado diez años. Coincidió con una época complicada para ella, marcada por los miedos y las inseguridades. “Cada vez que me subía al escenario quería morirme de miedo. Pensaba: 'Pero, ¿realmente lo hago bien? ¿Transmito con mi música?'. Llegué, como dice la letra, a perder la voz y a tener arrugado el corazón”, reconoce con total sinceridad. 

Toda esa situación la llevó a verse inmersa en un bloqueo creativo en el que era incapaz de sentarse a componer: “Me gustaban más las cosas de los demás que las mías. Tenía miedo de escribir sobre mis propias vivencias, sentimientos y temas tan autobiográficos...”. Así que para intentar superarlo confió en su equipo que la ayudó a sacar todo lo que tenía dentro y a convertirlo en música. Así nació Vencer al amor, un tema que le dio la seguridad que necesitaba: “Para mí, significa un antes y un después a nivel personal y en mi carrera. Me cambió la vida y me hizo confiar plenamente en mí”. 

India Martínez siempre mantuvo la frescura de Jenny, aquella niña del barrio de Las Palmeras que cantaba canciones de Antonio Molina con su abuelo Manuel. Pero, a veces, aunque había publicado ya dos discos, la inexperiencia le hacía dudar: “Cuando tienes alrededor a personas que llevan más tiempo que tú delegas un poco. Crees que siempre tienen razón, pero luego te das cuenta de que simplemente son puntos de vista diferentes”. 

En poco tiempo, Vencer al amor se convirtió en una de las canciones más vendidas en España y llevó a Trece verdades (2011) a coronarse como disco de oro. La cordobesa la ha cantado cientos de veces, rompiendo su inconfundible y singular voz, esa que muchos dicen que es como la de una sirena. Incluso la ha interpretado en cinco idiomas en Tierra de talento de Canal Sur, programa en el que formaba parte del jurado. La cantó en español, portugués, árabe, turco y rumano: “Me lo preparé en tres días, tuve muy poco tiempo. Fue difícil y un poco locura porque tenía fragmentos que eran transcripción total, no casaba una palabra con otra, no rimaba..., pero me encantó”.

India Martínez, que siempre tuvo su corazón dividido entre Almería y Córdoba, canta con la misma pasión que le pone a todos los proyectos que emprende. Todo en ella nace desde la verdad, desde su mestizaje gitano, árabe, español. Por eso, tituló así su disco y ha llamado Verdades a medias a su primer libro, a la venta desde hace unas semanas: “Los buenos actores no interpretan, lo viven, lo sienten… Esto es igual. Tienes que creértelo para poder transmitirlo. Ese es el secreto”. 

En menos de una década, ella ha pasado de tener miedo a desnudarse a escribir un libro muy personal que alberga todas esas canciones que se quedaron por escribir, poemas que nunca ha enseñado a nadie y pensamientos que jamás se atrevería a confesar a viva voz: “Yo tengo claro a día de hoy lo que soy, lo que no, y lo que quiero ser. No me considero escritora, pero ¿quién va a contar mejor las cosas que yo misma? Tampoco soy licenciada en Bellas Artes y hago mis propios dibujos. No soy la mejor cantante, la mejor compositora, pero escribo mis canciones mejor que nadie porque nadie podría hacerlo por mí”.

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