Ryanair acelera el proyecto que convertirá al aeropuerto de Sevilla en una de las mayores ITV de aviones de Europa

Interior del actual hangar de Ryanair, con capacidad para revisar dos aeronaves a la vez.

Antonio Morente

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La experta en aviónica se afana ante las pantallas de un panel junto al imponente perfil de un Boeing 737. Aunque está rodeada de cartelería y avisos en inglés, esta técnica se llama Carmen Felisa Fernández y estudió en Alcosa, en concreto en el Instituto Tecnológico Superior ADA-ITS. Y es precisamente por trabajadores especializados como Carmen Felisa que la principal aerolínea europea, Ryanair, decidió ubicar en el aeropuerto de Sevilla el que será uno de los mayores complejos de reparación de aviones de Europa, un proyecto con el que no ha podido la crisis en el sector aeronáutico desatada por la pandemia.

Carmen Felisa trabaja en esta enorme ITV de aeronaves, con capacidad para atender a dos aparatos a la vez, unas instalaciones que se levantan anexas al aeropuerto de San Pablo en término municipal de La Rinconada. Inaugurado a finales de 2018, con una inversión de 10 millones de euros y con más de 200 trabajadores en plantilla, el verdadero salto del complejo para convertirse en un referente se fragua justo ahora, con la construcción de una expansión que incorpora tres nuevas líneas y así, en total, poder hacer el mantenimiento de cinco aviones a la vez.

La decisión de Ryanair de mantener e incluso acelerar sus planes pese al coronavirus es lo que explica que la zona sea hoy un hervidero de obras para rematar después del verano unos trabajos presupuestados en 16 millones y que permitirán duplicar la plantilla, hasta superar los 400 trabajadores ya en 2022. Este hangar de mantenimiento, reparación y operaciones (MRO, por su siglas en inglés) será el segundo más grande de España tras el de Barajas en Madrid, y se convertirá asimismo en el segundo más importante para la propia Ryanair en toda Europa tras el que funciona en su central en Prestwick (Escocia, con seis líneas de mantenimiento) y por delante de los de Kaunas (Lituania) y Wroclaw (Polonia), que pueden atender a dos aviones a la vez.

Personal cualificado

Un proyecto de este calibre tuvo muchas novias (Portugal, Marruecos, Italia…) pero la elegida al final fue Sevilla. ¿Y por qué? “Miras muchas cosas: el tamaño de la ciudad, que el aeropuerto esté bien comunicado y dé facilidades, los precios del suelo y de construcción…”, resume el director de la base, Alfredo Arranz. “Pero lo más importante es el personal, tienes que estar seguro de que tiene formación y talento, y eso lo hemos encontrado aquí”, hasta el punto de que es de Sevilla y su provincia el 60% de la plantilla de una compañía que complementa la formación con su propia escuela. 

Al final, unas instalaciones de este tipo conllevan inversión y empleo, pero aportan algo muy importante en el engranaje de la industria aeronáutica sevillana: diversificación, es una nueva vía complementaria que se abre en un sector más centrado en el ensamblaje. “Al ampliarse la capacidad de revisión hace falta más personal y más equipamiento”, apostilla Arranz, lo que abre la puerta, tal y como sueñan las administraciones y el propio aeropuerto, a que otras compañías se sientan atraídas.

El año 2020 se cerró con la revisión hecha aquí a más de un centenar de aeronaves, alrededor de un 25% de la flota completa de Ryanair, compuesta por 460 aparatos (básicamente, distintas familias del Boeing 737). “Están entrando y saliendo aviones continuamente, cabeza/cola”, con turnos de 24 horas en los que se repasan las partes principales: motores, cabina, fuselaje, cola, tren de aterrizaje y la aviónica. Ahora mismo se hacen inspecciones técnicas a los dos años de vuelo (los trabajos de mantenimiento se prolongan cuatro días) y a los tres (seis días en este caso), y a partir de abril se hará también la revisión a los seis años, lo que implica más complejidad y más jornadas de trabajo, hasta nueve.

Epicentro en Sevilla

Hasta que la pandemia destrozó nuestro día a día, Ryanair tenía 35 rutas con origen y destino en Sevilla. La existencia de esta base de mantenimiento ha permitido, incluso en los momentos más complicados, mantener una conexión con Londres y otra que se alternaba entre Bérgamo (Italia) y Malta. Cuando se recupere una cierta normalidad, los destinos se irán planificando para rotar los aviones y que puedan pasar aquí su ITV, lo que al final se traduce en que Sevilla es la base permanente de una decena de aparatos.

Ryanair es la compañía que más tráfico mueve en el aeropuerto de Sevilla. En 2019, el último año normal, se quedó a las puertas de los tres millones de pasajeros, el 39,6% de todos los que pasan por San Pablo. El crecimiento con respecto a 2018, por cierto, fue del 22,5%.

Ahora, todas las partes (compañía, aeropuerto y administraciones) confían en que a partir de otoño se recupere una cierta normalidad. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, visitaba recientemente (acompañado por el máximo responsable de la base, Neil Hickey, y el director del aeropuerto, Jesús Caballero) un complejo que cree que puede ser la primera piedra de un polo de servicios aeronáuticos complementarios. Y es que las actividades de mantenimiento van a ser cada vez más importantes ante las crecientes exigencias en este sentido de las autoridades internacionales. Así que, se insiste, que al final esto se convierta en un nicho de mercado no es ninguna fantasía.

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