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El Ministerio de Defensa acoge una charla que justifica el golpe de Franco, “un militar prudente y profesional”

El historiador Stanley Payne, en una imagen de archivo.

Marcos Pinheiro

El Ministerio de Defensa ha acogido este martes una conferencia sobre el golpe de Estado del 18 de julio que ha señalado a la II República como culpable. Los temores de colectivos como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se han confirmado, y la charla del hispanista Stanley Payne ha tenido como tesis central que fueron los representantes del régimen democrático, y no quienes se alzaron en armas, los responsables de que estallase la Guerra Civil en 1936. 

Payne ha pronunciado su conferencia El camino hacia el 18 de julio en el paraninfo del Centro de Estudios para la Defensa Nacional (CESEDEN), un organismo del Ministerio de Defensa, a rebosar ante la presencia del polémico historiador. Entre los asistentes, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el exdiputado del PP Agustín Conde, el periodista Hermann Tertsch y numerosos militares, entre los que se encontraban altos mandos vestidos de uniforme. Se esperaba la presencia del director del CESEDEN, Alfonso de la Rosa, ya que era el Centro el que organizaba el acto. Finalmente no ha acudido por “motivos de agenda”. Se ha prohibido hacer fotos y durante la conferencia un militar ha requisado el ordenador a eldiario.es hasta su finalización.

Durante su charla, Stanley Payne ha hecho una exposición de los hechos que, en su opinión, condujeron al golpe militar del 18 de julio y al consiguiente estallido de la Guerra Civil, de la que ha responsabilizado al Gobierno de izquierdas de la época por su “destrucción” de la democracia. Además, ha asegurado que los golpistas intentaron dialogar con el Ejecutivo, en concreto con personas afines al presidente de la República, Manuel Azaña, sin éxito, porque el Gobierno “deseaba” el alzamiento militar.

Entre las numerosas razones que ha apuntado como causas del golpe de Estado, Payne ha hecho especial hincapié en el “fraude democrático” de los últimos años de la II República. Esta es una idea que el hispanista norteamericano ha defendido en artículos y entrevistas, donde ha asegurado que el golpe fue más una respuesta a “la ausencia” de democracia, que a su “exceso”, aunque su desenlace fuese una dictadura de cuatro décadas.

La culpa, de los partidos de izquierda

Así, el historiador ha acusado a los partidos de izquierdas de manipular los resultados de las elecciones de febrero de 1936 para decantarlos del lado del bloque de izquierdas -ganó el Frente Popular por un estrecho margen-, de arrinconar en las Cortes a los diputados de derechas y de ilegalizar organizaciones de extrema derecha entre las que ha citado a Falange, que Franco convertiría luego en uno de los pilares de su régimen.

Además de manipular las elecciones, las “más violentas” y con “mayor fraude” de la historia de la democracia, Payne ha dibujado un escenario de caos, del que ha establecido algunos paralelismos con el régimen nazi, y que desembocó en el secuestro y asesinato de José Calvo Sotelo en julio de 1936, ha relatado.

Entre las distintas causas de ese escenario “caótico”, el historiador ha acusado al Gobierno de izquierdas de politizar la justicia, de llenar la policía de individuos afines “al estilo de las SS” en la Alemania de Hitler, de cerrar colegios católicos provocando una crisis educativa y de extender la censura limitando los derechos de expresión y de reunión, además de provocar “un declive económico que no ha sido estudiado”.

Era una situación “prerrevoluconaria”, según Payne, que buscaba “crear las condiciones para imponer un monopolio de la izquierda” en España, que quería dominar el país por completo. El golpe de Estado fue en consecuencia una contrarrevolución, una respuesta al clima generado por los partidos de izquierdas. “Quien no quiera la contrarrevolución, que no empiece la revolución”, ha exclamado el hispanista.

Franco, “prudente y profesional”

Payton ha elogiado la extraordinaria paciencia del Ejército y del propio Franco, un militar “muy prudente y profesional” que rechazó el alzamiento militar y la intervención de las Fuerzas Armadas en la política hasta que entendió que se había producido un “colapso del Estado”. Por esa razón no estuvo desde el principio al frente de la conspiración golpista, a cuya cabeza estuvo el general Emilio Mola.

Este, ha dicho Payne, intentó dialogar con el Gobierno, en concreto con personas cercanas a Azaña, para que cambiasen de política y evitar así el pronunciamiento militar. No lo consiguió, ha dicho, porque el propio Gobierno “deseaba” ese golpe para librarse de los elementos subversivos del Ejército.

Ya en el turno de preguntas -en el que algunos participantes han destacado las virtudes de Franco- Payne se ha referido a la Ley de Memoria Histórica, un “invento” que “no existe”. En su opinión, se trata de “un movimiento político arqueológico” que ha definido como “semisoviético”.

En este sentido, ha lamentado que el relato dominante en la opinión pública sea que el golpe de Estado de 1936 acabó con un Gobierno democrático, en lugar de ser una respuesta a la falta de democracia. Es fruto, ha opinado, de la intoxicación de la “izquierda partidista y sectaria”, que vio como esa insurrección militar acabó con su deseo de “dominar España”.

Payne, nacido en EEUU en 1934, es miembro de la Real Academia Española de la Historia y colaborador habitual de los diarios ABC y El Mundo. Es autor de numerosos libros sobre la Segunda República y la Guerra Civil. En la universidad de Columbia, escribió su tesis doctoral sobre la Falange, que años después convirtió en un libro reconocido internacionalmente y que se publicó por primera vez en la editorial Ruedo Ibérico en París en 1965. Ruedo Ibérico era la editorial en la que se publicaban muchos libros sobre ese periodo histórico que no podían pasar la censura del franquismo. 

Ya en la democracia, Payne giró hacia posiciones extremistas y apoyó en público la labor de investigadores como Pío Moa, que elogiaban el franquismo y acusaban a la izquierda de ser la responsable del golpe de Estado del 18 de julio y de la Guerra Civil. 

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