Una expansión suicida: los asentamientos en zonas inundables del planeta se han duplicado en 30 años
Los asentamientos con mayor exposición al riesgo de inundaciones —áreas con donde las crecidas de agua pueden alcanzar más de 150 cm de altura una vez cada 100 años— aumentaron en un 122% entre 1985 y 2015, según un estudio publicado en la revista Nature. El trabajo, liderado por el economista del Banco Mundial Jun Rentschler, se basa en el análisis de decenas de bases de datos de alta resolución de las últimas tres décadas y contribuye a una visión más completa de los riesgos de inundación por eventos climáticos extremos de los que ya habían hablado otros trabajos e incluso el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en sus sucesivos informes.
Los expertos del IPCC han advertido reiteradamente del gran aumento de los daños directos por inundaciones en todos los niveles de calentamiento, y un estudio publicado en 2022 en Nature Communications estimaba que 1.810 millones de personas (el 23% de la población mundial en 188 países) están directamente expuestas a inundaciones extremas, de las que ocurren una vez cada 100 años. Pero lo que indica este trabajo es que en muchas regiones del globo el crecimiento en las zonas más peligrosas está superando ampliamente al desarrollo en las áreas no expuestas, especialmente en Asia oriental.
“Nuestros resultados muestran que la presencia humana en las zonas inundables está aumentando en todo el mundo, lo que hace que las personas y las comunidades sean más vulnerables a las inundaciones con el tiempo”, explica Rentschler a elDiario.es. A nivel mundial, especifica, los asentamientos en general se expandieron en un 85 por ciento en promedio desde 1985, mientras que aquellos expuestos al nivel más alto de peligro de inundación aumentaron en un 122%.
En lugar de reducir la exposición a los peligros de inundaciones, muchos países la están aumentando rápidamente.
“En otras palabras, encontramos que en las últimas décadas la urbanización en zonas inundables ha sido más rápida que en áreas más seguras”, recalca el experto. “En lugar de reducir la exposición a los peligros de inundaciones, muchos países la están aumentando rápidamente”. Todo esto, en una época en la que los asentamientos humanos deberían adaptarse al cambio climático. “Esta es una tendencia preocupante, especialmente porque el cambio climático está intensificando los desastres por inundaciones en todo el mundo”, sentencia.
En la dirección equivocada
El mayor crecimiento en las zonas de inundación más peligrosas es mayor en las economías de rápido crecimiento del este de Asia, donde los asentamientos de alto riesgo se han expandido un 60% más rápido que los seguros. También se cumple en muchos de los países de ingresos medios actuales, donde las economías y las ciudades han crecido rápidamente en las últimas décadas.
Para Luis Martín, hidrólogo e Ingeniero especialista en uso sostenible del agua, el estudio es muy completo, pues toma mapas de inundabilidad tanto fluvial como costera. Pero sobre todo por lo que destaca. “Lo que dice no es que el cambio climático haga que las construcciones estén ahora en zonas de riesgo, es que nosotros estamos construyendo más en zonas que ya eran de riesgo antes”, señala. Una posible pega, advierte, es que no tiene en cuenta si hay infraestructuras de protección en los países. “Algunos lugares, como los Países Bajos, aunque tengan niveles de peligro alto tienen muchas medidas de protección”, matiza. “Y eso no lo han considerado”.
No es que el cambio climático haga que las construcciones estén ahora en zonas de riesgo, es que nosotros estamos construyendo más en zonas que ya eran de riesgo
Pablo Herreros, investigador del Basque Centre for Climate Change (BC3) que ha estudiado la evolución de las inundaciones a escala de ciudad, cree que se trata de un trabajo muy valioso y que hace un gran aportación, que “puede proporcionar una línea base en la que luego sirva a cada país, para evaluar políticas en el futuro e incluso poner metas para reducir la exposición al riesgo en cada país”. Un aspecto especialmente interesante es que, además de las inundaciones costera y fluvial, también están teniendo en cuenta la inundación pluvial (por lluvias torrenciales), como la que sufrió recientemente Nueva York o las que se vivieron hace semanas en la DANA que afectó al centro de la península. “Por otro lado —señala — si en el futuro quisiéramos usar esta métrica, se podrían aplicar dos tipos de políticas: redistribuir los asentamientos urbanos o resituar las zonas inundables mediante medidas estructurales que protejan estos espacios de las aguas”.
La acción local importa
El lado positivo de los resultados, según los autores, es que también identifican una oportunidad de acción. “Si bien el alcalde de una ciudad pequeña puede sentir poca influencia sobre el cambio climático futuro, puede reducir la exposición de la población con políticas de urbanización inteligentes”, indica Rentschler. “La planificación urbana informada sobre los riesgos y la aplicación de las normas sobre inundaciones son clave para promover el desarrollo climáticamente inteligente, reducir las pérdidas por desastres futuros y proteger a las personas”.
En términos de acción, aquí es donde hay que empezar: antes de reducir los riesgos, los países deben dejar de aumentarlos
Según los autores, los hallazgos brindan información a los planificadores urbanos y a los responsables de la formulación de políticas, especialmente dado que los fenómenos meteorológicos extremos ocurren con mayor frecuencia debido al cambio climático. “En términos de acción, aquí es donde hay que empezar: antes de reducir los riesgos, los países deben dejar de aumentarlos”, señala Rentschler. “Y para una alcaldesa de una ciudad, el cambio climático es un factor externo sobre el que no puede hacer mucho. Pero con este estudio demostramos que las autoridades locales en realidad pueden hacer mucho más para proteger a las personas y prevenir futuros impactos del cambio climático”.
En zonas donde la exposición a las inundaciones ya es alta, las inversiones en preparación para desastres son cruciales para mitigar las pérdidas, según Rentschler. En áreas donde la exposición a inundaciones aún es baja pero aumenta rápidamente, es urgente revisar el uso del suelo y los planes de urbanización, junto con la actualización de los códigos de construcción y los planes maestros de infraestructura que tengan en cuenta los riesgos. “Si bien la escasez de tierras y las limitaciones geográficas pueden significar que no siempre se puede evitar el asentamiento en zonas inundables, los sistemas de protección contra inundaciones y las medidas de preparación para desastres aún pueden apoyar un desarrollo socioeconómico resiliente”, afirma.
Los países de bajos ingresos del mundo han experimentado un crecimiento moderado de los asentamientos desde 1985, y este crecimiento todavía se produce principalmente en tierras seguras. Es probable que estas tendencias cambien en el futuro. “A medida que sigan una senda de crecimiento económico, es probable que las tasas de urbanización se aceleren”, concluye. “Pero sin una planificación urbana informada sobre los riesgos y sin políticas de zonificación apropiadas, es probable que la exposición al riesgo climático en los centros urbanos de bajos ingresos aumente en el futuro”.
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