La Cuenca de Hateg, en el suroeste de Rumanía, es uno de los lugares clave para entender la evolución de los vertebrados europeos al final del Cretácico. Un nuevo estudio publicado en PLOS One presenta el análisis más detallado realizado hasta ahora del yacimiento K2, excavado en la Formación Densus–Ciula, y lo confirma como el mejor muestreado y más diverso entre los yacimientos más antiguos del Maastrichtiense temprano documentados en la región. La investigación combina sedimentología, palinología, paleontología vertebrada e invertebrada y geoquímica para reconstruir cómo se formó este depósito excepcional y qué revela sobre los ecosistemas insulares de la antigua isla de Hateg.
La referencia más completa y antigua
Los autores explican que K2, excavado entre 2019 y 2023, ha proporcionado más de 800 restos vertebrados en apenas 4,75 m2 de superficie, pertenecientes al menos a 17 especies distintas (peces, anfibios, tortugas, escamosos, cocodrilos, dinosaurios, pterosaurios y mamíferos), lo que lo sitúa entre los yacimientos más diversos de toda la cuenca. Su posición estratigráfica permite situarlo en el límite entre el Campaniense tardío y el Maastrichtiense más temprano, convirtiéndolo en la referencia más antigua y completa para estudiar el inicio de la evolución faunística de la isla.
¿Qué indica el estudio geológico del enclave?
El estudio geológico del entorno muestra que el yacimiento forma parte de los llamados grey Valioara beds, una unidad desarrollada en sectores distales de abanicos aluviales que alimentaban una llanura inundable. La estratigrafía indica una transición temprana desde ambientes marinos hacia entornos continentales, y que el lago donde se acumuló la mezcla de fósiles y sedimentos se estableció sobre una superficie previamente expuesta que quedó inundada de forma abrupta. Esa transición se observa en el contacto entre los limos rojos con rasgos pedogenéticos y las margas grises lacustres que contienen el bonebed.
Las capas de arena intercaladas entre sedimentos finos revelan que el lago fue perturbado ocasionalmente por crecidas fluviales capaces de transportar arena y restos vertebrados hacia un entorno normalmente tranquilo. Estas crecidas explican la acumulación rápida de un conjunto faunístico extraordinariamente diverso en un único nivel, así como la presencia de restos vegetales mezclados, cortezas de hojas, fitoclastos y moluscos de agua dulce. La sucesión arenosa superior señala, además, el fin de las condiciones lacustres y el retorno a un ambiente de llanura con suelos desarrollados.
El análisis palinológico, clave para determinar la edad del depósito
El análisis palinológico de las muestras P2 y 6B aporta información decisiva para acotar la edad del depósito y reconstruir su entorno. Ambas contienen 62 taxones de esporas y pólenes, dominados por helechos higrófilos (Polypodiaceae, Deltoidospora, Laevigatosporites) que indican ambientes húmedos asociados a márgenes de cuerpos de agua bajo un clima cálido.
También aparecen pólenes de gimnospermas de zonas elevadas y angiospermas del grupo Normapolles, junto a un hallazgo excepcional: Proteacidites, un taxón típico del hemisferio sur desconocido en otros depósitos cretácicos europeos. En conjunto, el registro palinológico apunta a sistemas fluvio–deltaicos bajos con lagos temporales y turberas formadas bajo condiciones subóxicas.
Fauna de invertebrados que podrían reperesentar especies nuevas
La fauna invertebrada refuerza esta imagen. En el nivel fósil se han recuperado bivalvos de agua dulce, caracoles pulmonados y pequeños gasterópodos terrestres, muchos de ellos con conchas muy frágiles preservadas solo a escala milimétrica. El equipo señala que una parte importante de esta fauna podría representar especies nuevas, aunque su diagnóstico formal dependerá de la comparación con materiales procedentes de otros yacimientos de la cuenca.
La fauna vertebrada documenta un ecosistema insular sorprendentemente estable desde etapas muy tempranas. En K2 aparecen tortugas Kallokibotion, saurópodos titanosaurios, ornitópodos rabadodóntidos (muy frecuentes en Hateg), terópodos como dromeosaurios y troodóntidos (incluyendo restos asignables a Richardoestesia), cocodrilos como Allodaposuchus y Acynodon, lagartos barbatteidos, anfibios y un mamífero multituberculado kogaiónido representado por un pequeño diente aislado. Esta distribución confirma que muchos de los elementos faunísticos característicos de Hateg ya estaban presentes desde el inicio del Maastrichtiense.
Esta estabilidad a largo plazo coincide con la interpretación de K2 como un registro temprano pero plenamente representativo del ecosistema insular. Ni la composición faunística ni el espectro de dominancia muestran diferencias importantes respecto a otros yacimientos más jóvenes de Hateg. Así, K2 no solo adelanta hacia atrás el registro temporal de la isla, sino que confirma que la estructura ecológica de Hateg se mantuvo notablemente constante desde el Campaniense tardío hasta el Maastrichtiense.