Internet.org le estalla en la cara a Mark Zuckerberg

Era la primera vez que Elon Musk y Mark Zuckerberg trabajaban en un gran proyecto juntos, pero no ha podido salir peor: la explosión del cohete Falcon 9 tiene un coste de unos 80 millones de dólares. El creador de Facebook ha visto cómo el sueño de llevar Internet a ese 60% del globo que no dispone de acceso a la Red se retrasa una vez más.

“Aproximadamente a las 9.07am, durante una prueba estática de ignición para la misión AMOS-6, hubo una anomalía (...) que ha resultado en la pérdida del vehículo”. Space X informaba así en sus redes de la explosión del cohete, que transportaba el primer satélite propiedad de Facebook. La idea de Zuckerberg pasa por llevar Internet al África subsahariana a través del proyecto internet.org, pero dadas las circunstancias, tendrá que esperar.

Poco se sabe de las causas de la explosión. Space X ha dicho en Twitter que “la anomalía se originó cerca del tanque de oxígeno del nivel superior durante la fase de carga de combustible”. Si el fallo tiene su origen en este punto, no sería la primera vez que a Space X se le interrumpe una misión: en 2015, otro Falcon 9 explotó poco después de haber sido lanzado debido a causas similares.

Un portavoz de la Administración Federal de la Aviación estadounidense dice que están “recopilando información sobre los daños en la plataforma de lanzamiento”. Charles Miller, un experto consultado por The Verge, asegura: “Podría ser que no tenga nada que ver con la plataforma de lanzamiento”. Nada claro, de momento.

Zuckerberg, decepcionado

Zuckerberg ha recibido la noticia de la explosión en África. “Estoy profundamente decepcionado por escuchar que un fallo en el lanzamiento ha destruido nuestro satélite”, se lamenta en un post en Facebook. Mientras que Musk y su compañía relacionan el fallo con el tanque de oxígeno superior del cohete, Zuckerberg echa la culpa directamente a la plataforma de lanzamiento, que Space X alquila a la NASA en Cabo Cañaveral.

Sin embargo, la compañía posee otra plataforma de lanzamiento cercana, denominada Launch Complex 39A, y que ha modificado para permitir el lanzamiento de los cohetes Falcon pesados. Esperan lanzar el primero a finales de este año. Según Space X, esta plataforma también podría lanzar el Falcon 9 pero aún no está terminada. Por su fiabilidad y bajo coste, Zuckerberg eligió a la compañía de Musk como la encargada para llevar su satélite a la atmósfera y dar así un paso más en el proyecto internet.org, lanzado en agosto del 2013.

Proyectos ambiciosos

En el marco del proyecto, Facebook presentó hace poco OpenCellular, una antena cuyo cometido es el de llevar Internet a los lugares de la Tierra con menos conectividad, ya sea por ser sitios abruptos o de difícil acceso para colocar infraestructuras.

Según Zuckerberg, unos 4.900 millones de personas en el mundo no tienen Internet. Sus planes pasan por conectar a los países más pobres a la Red, pero eso sí, utilizando la infraestructura que el gigante multinacional les ofrece. El primer paso era la puesta en órbita del AMOS-6, ahora ya truncada.

Hace casi un año, Facebook firmaba un acuerdo con Space X para lanzar un cohete y poner en órbita el satélite en el que también ha intervenido Eutelsat, una empresa francesa dedicada a las telecomunicaciones. Fue construido por la empresa israelí Spacecom, y su desarrollo ha costado cerca de 95 millones de dólares. Ha sido el Falcon 9 número 29 lanzado por Space X y el segundo en el que tiene un problema.

Mientras que las intenciones de Zuckerberg pasan por conectar a Internet a todo el mundo, las de Space X son bien diferentes. Su proyecto Red Dragon pretende llevar al hombre a Marte en los próximos 10 años. Y por si eso no fuera poco, ha revolucionado el sector de las telecomunicaciones gracias a la fabricación de prototipos de bajo coste. Además de conseguir en abril que un Falcon 9 aterrizase sobre una plataforma en medio del mar, Musk ha logrado reducir hasta cien veces los costes de viajar al espacio. Muchos ya ven a su compañía como la que en un futuro próximo capitalizará los viajes espaciales turísticos.