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El pueblo gitano ante la COVID-19: Un Día Internacional más difícil

Una niña gitana sostiene un cartel en una Jornada de Puertas Abiertas organizada por la Fundación Secretariado Gitano.

Sara Giménez

Vicepresidenta de la Fundación Secretariado Gitano y Diputada de Ciudadanos —

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En este 8 de abril, quiero comenzar estas líneas felicitando a todo mi pueblo: feliz Día Internacional de los Gitanos. Este año, la conmemoración está condicionada por la lamentable pandemia que vivimos y que, estoy segura, superaremos desde la unidad, porque somos una sociedad fuerte y responsable. Junto a ello, quiero transmitir mis condolencias a todas las familias que han perdido algún ser querido y aliento a quienes tienen familiares enfermos.

En este contexto, me parece más importante que nunca, si cabe, reconocer la historia del pueblo gitano y sus valores, basados en la solidaridad, la familia, la unión, el respeto a los mayores o la alegría de vivir, entre otros. Una historia de dificultades, persecución atroz y rechazo que nos demuestra que somos un pueblo fuerte y resistente a la adversidad. En estos momentos, vemos como muchos de estos valores están presentes más que nunca en nuestra sociedad; cada tarde, cuando salimos a aplaudir a los balcones para agradecer y apoyar la labor de todos los profesionales que están al pie del cañón, con la puesta en marcha de numerosas iniciativas solidarias para realizar mascarillas, ayudar a hacer la compra, acompañar a un anciano, repartir alimentos, etc. Creo que es el mejor rostro que nos deja este lamentable virus: recordarnos a la sociedad que tenemos que preocuparnos los unos por los otros, debemos estar unidos y ser solidarios.

Estamos dando una lección de solidaridad como sociedad en conjunto. Porque también el Covid-19 nos deja un aprendizaje, y es que nos iguala a todos en vulnerabilidad y en responsabilidad. Porque todos somos susceptibles de ser víctimas. No obstante, también es cierto que hay desigualdades que persisten y tampoco los colectivos más vulnerables son ajenos a las consecuencias de esta crisis. Las familias gitanas viven por debajo del umbral de pobreza en un 86% de los casos, mientras que la tasa infantil entre el colectivo roza el 90%; 9 de cada 10 menores que, además en muchos casos, no disponen de medios para poder desarrollar una educación telemática, ni pueden contar con unos padres con adecuados niveles de formación que les puedan ayudar en sus tareas. Es vital que los recursos que se ponen en marcha sean accesibles para que ningún niño se quede atrás. Tampoco podemos olvidar que casi la mitad de las familias gitanas ocupadas lo hacen por cuenta propia, dedicándose en su mayoría a la venta ambulante, bien como autónomos o a través de Cooperativa. Esta perspectiva debería estar presente también a la hora de sentarnos a buscar el consenso en la respuesta política a esta crisis.

Por un lado, está el contexto social y, por otro, el ámbito de la Igualdad de Trato y la no Discriminación; es lamentable ver cómo durante esta crisis en varios lugares ha irrumpido el discurso antigitano, hemos visto muestras de rechazo y estigmatización que se han difundido en redes sociales y por algunos medios de comunicación. No podemos permitir que estas actitudes empañen lo que es una respuesta fraternal sin matices en momentos tan complicados. Son comportamientos que nos denigran como sociedad y, por ello, apelo a la responsabilidad social en esta materia y a la necesidad de contar en nuestro ordenamiento jurídico con una Ley Integral de Igualdad de Trato y no Discriminación que proteja a los colectivos vulnerables.

Teniendo en cuenta el escenario expuesto, considero totalmente necesario que el Gobierno tenga en cuenta las propuestas que remitimos desde otros partidos, que se tengan muy presentes las que se realizan desde el tercer sector, dado que que están cerca de los grupos más afectados. Además, las medidas serán útiles si son efectivas, y para ello tienen que llegar a todas las personas vulnerables. Por lo tanto, es vital que se eliminen trabas administrativas para acceder a las ayudas destinadas a cubrir necesidades básicas, que la prestación a la que tienen derecho los autónomos no esté condicionada a estar al corriente con la Seguridad Social. Se debería permitir una moratoria para el pago de la deuda, pero no negar la ayuda por este requisito, justo en estos momentos, cuando más lo necesitan.

Muchas personas gitanas me han traslado sus ganas de aportar para superar esta situación; otras sienten una enorme incertidumbre por la crisis posterior. En este ámbito hago una llamada a la responsabilidad al gobierno. Desde Ciudadanos consideramos que es necesario trabajar de manera conjunta para impulsar la reconstrucción de nuestra sociedad teniendo muy presente la realidad de los grupos vulnerables. Hay que reaccionar de manera inmediata, tenemos que ser propositivos, trabajar con sentido de Estado. Cuando hablamos de reconstruir un país y abordamos el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas, los colores políticos deben quedarse a un lado y ver la gran tarea que tenemos por delante. En mi opinión, es lo que la sociedad espera de nosotros.

Hoy, más que nunca, quiero cerrar este texto deseando a todo el mundo Salud y Libertad.

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