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¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.

Cómo informar sobre Trump sin caer en la desesperación

Trump señala a un periodista en su primera rueda de prensa el 11 de enero tras su victoria electoral.

Isabel Piquer

Donald Trump está en guerra con los medios. Lo estaba de candidato y ahora que dispone de todo el arsenal de la Casa Blanca ha decidido seguir dando la batalla.

El pasado fin de semana, Trump lanzó una ofensiva en tres frentes: apenas 24 horas después de instalarse en el Despacho Oval, en una visita a la sede de la CIA, acusó a los periodistas, “los seres más deshonestos del planeta” de haber inventado su enfrentamiento con los servicios de inteligencia, a raíz de las filtraciones sobre un posible chantaje ruso; poco después, en su primera comparecencia, su nuevo portavoz, Sean Spicer, acusó a los medios de falsear los datos de una toma de posesión que no fue tan multitudinaria como la de Barack Obama en 2008.

Y al día siguiente, la consejera y exjefa de campaña de Trump, Kellyanne Conway, respaldó las afirmaciones de Spicer al asegurar que simplemente se trataba de “hechos alternativos”. La declaración fue tan polémica y la reacción en los medios sociales tan viral, que el diccionario Merriam-Webster, que normalmente se mantiene al margen de este tipo de debates, encabezó su página web con la definición de la palabra “hechos”, por si hubiera alguna duda.  

Trabajar en la era de la “postverdad” –elegida palabra del año en 2016 por el diccionario de Oxford, y que define “las circunstancias en las que los datos objetivos influyen menos en la opinión pública que las emociones o las creencias personales”– promete ser muy complicado para la prensa estadounidense.

Grandes diarios como The Washington Post o The New York Times hablan abiertamente del tema, exponen sus dudas y debaten el camino a seguir en un entorno totalmente distorsionado por la política de comunicación de Trump y de su equipo.

Uno de los columnistas del Post, Greg Sargent, ha acusado a la Casa Blanca de “erosionar” el papel de los medios y crear un “relato superlativo” para luchar contra la verdad “repitiendo incesantemente la misma historia”. Esta no es una disputa convencional sobre los hechos, afirma Sargent, ni un debate sobre las relaciones entre la prensa y la Casa Blanca. Es una discusión sobre verdad y poder.  

Inventarse “hechos alternativos” puede resultar tremendamente eficaz porque si los medios descubren algo sobre Trump, afirma el columnista, éste simplemente negará la realidad y los acusará de fabricar “fake news” (noticias falsas) como hizo con la CNN en su última rueda de prensa antes de asumir la presidencia. “Estamos en territorio desconocido”, dice Sargent.

“Hay que estar preparados” advierte Jim Rutenberg en The New York Times porque el nuevo presidente “va a tirar por la borda todas las reglas, así que los periodistas no deben dar nada por sentado y pensar que van las cosas van a seguir como antes”.

¿Qué pueden hacer los medios?

Dedicar más recursos al periodismo de investigación, insiste Jay Rosen, profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York, “poner a los reporteros más jóvenes en la Casa Blanca” y mandar a los más veteranos sobre el terreno, porque “la historia está en otro sitio, probablemente escondida”. Ser aún más incisivo precisamente cuando Trump ha amenazado con sacar a la prensa de la Casa Blanca, donde mantiene desde hace años un sala de prensa exigua y anticuada pero pegada (a veces demasiado) al poder. 

“No ridiculizar los hechos alternativos sino investigarlos a fondo”, recomienda el prestigioso instituto Poynter de la universidad de St Petersburg (Florida).

En un tono sorprendentemente combativo, la revista de la facultad de periodismo de la Universidad de Columbia, en una carta abierta a Trump, ha advertido que los periodistas “van a obsesionarse” por todos los detalles de la acción de gobierno“ y ”empotrarse“ en todos los organismos públicos. Y mantenerse unidos, pese a la competencia. ”Reconocemos los retos que supone cubrir su presidencia y vamos a cooperar y ayudarnos los unos a los otros en la medida de lo posible“, dice el escrito.

Porque el peligro del hiperrealismo o de la verdad alternativa o de las noticias falsas, advertía The New York Times, es la tentación de caer en una oposición tan desmedida como la de Trump y acabar “imitando su estilo amarillo y su desprecio por la verdad”. Y si la prensa no reacciona, podría convertirse en el “cómplice involuntario” de su propio declive.

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