UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.
Tras dos años de silencio, la Navidad vuelve a Belén
Disfrazado de Papá Noel, Waleed Al-Laham pasea por la plaza con una sonrisa, haciendo sonar su pequeña campana y cargado con regalos y juguetes. Niños y niñas se acercan para fotografiarse con él. De pronto, el árbol se ilumina y la plaza cambia de color. La alegría, ausente durante las últimas dos Navidades, vuelve a abrirse camino.
Este año, el ambiente que se respira va más allá que la celebración estacional: refleja el regreso de la vida tras dos años de ofensiva en Gaza, una ofensiva que ha proyectado su sombra sobre Cisjordania. Desde su ocupación en 1967, Cisjordania ha experimentado redadas, detenciones, desplazamientos forzosos y un aumento de la violencia, que ha alcanzado su punto más alto desde octubre de 2023.
“Este año se siente diferente. El ambiente aquí, pese a todo, es especial después de que Belén encendiera su árbol de Navidad. Los niños y niñas sienten felicidad, y las celebraciones y el turismo han regresado tras haber estado en pausa”, afirma Waleed Al-Laham, un palestino amante de la vida. “El mensaje de Belén al mundo siempre ha sido de amor y paz. El título de la ciudad es ‘Ciudad de la Paz’, y esta es la tierra de la paz. Esperamos que las personas palestinas puedan vivir en una paz y un amor duraderos”, añade.
Un mensaje de amor y paz desde Belén
El padre Issa Thaljieh, sacerdote de la parroquia ortodoxa griega en la Iglesia de la Natividad, asegura que Belén lleva más de 2.000 años enviando un mensaje de amor y paz con el nacimiento de Jesucristo en Palestina. “Esta luz ha vuelto a brillar de nuevo tras dos años de guerra”, comenta.
A pesar de las luces y las celebraciones, el padre Thaljieh señala que la alegría sigue siendo parcial: “Vemos el árbol iluminado, las calles llenas de gente, los grupos scouts y las luces como antes, pero la alegría no es completa. La tristeza aún se extiende por el lugar y por el mundo; la guerra y los problemas siguen existiendo, y las condiciones son todavía difíciles”.
Belén posee una relevancia histórica y religiosa especial como lugar de nacimiento y hogar de Jesucristo. Pero la ciudad encierra, además, una profunda carga simbólica: si Jesús naciera hoy, sería palestino. Millones de personas en el mundo llevan el nombre “Belén”, quizá sin saber que esta pequeña ciudad de Palestina, al sur de Jerusalén, es el lugar de nacimiento de Cristo.
“La Iglesia de la Natividad es la iglesia más antigua del mundo, fue construida en el año 325 d. C. Por eso, el mundo mira a Belén, especialmente durante la Navidad, para que la ciudad pueda transmitir su mensaje a través de la Iglesia de la Natividad desde el mismo lugar donde nació Jesús. Rezamos por la paz y el amor para todo el mundo, no solo para nuestro país herido y marcado por el sufrimiento”, señala el padre Thaljieh. “Nuestras oraciones son para cada persona que sufre y está herida, para todos los que viven en circunstancias difíciles”, añade.
Entre la ocupación y los desafíos cotidianos
En Cisjordania, —incluida Jerusalén Este— cerca de tres millones de personas palestinas viven sometidas a fuertes restricciones de movimiento y bajo la constante amenaza de redadas, detenciones y desplazamientos forzosos.
Aunque el casco urbano de Belén se encuentra bajo el control civil y de seguridad de la Autoridad Palestina, la ciudad está rodeada por zonas de control israelí. Este cerco no solo limita su crecimiento, también restringe el acceso de sus habitantes a las tierras agrícolas y a los recursos naturales, y complica gravemente su movilidad, incluso hacia Jerusalén, situada a apenas diez kilómetros.
Las dificultades son profundas y golpean con especial dureza a la población refugiada de Palestina. En Belén existen tres campamentos —Dheisheh, Aida y Al-Azzeh—, donde UNRWA presta servicios de salud, educación y asistencia social para sostener la vida cotidiana de miles de personas refugiadas de Palestina y aliviar, en lo posible, el impacto del conflicto en curso.
Belén, preparada para acoger al mundo
Según Ghaleb Ghattas, comerciante de telas palestino y cristiano, Belén se ha visto muy afectada por la suspensión de las celebraciones: “La ciudad depende del turismo. Cuando se detiene, la economía se paraliza por completo. Mi tienda es una de las más antiguas de la ciudad y trato de preservar el patrimonio palestino a través de la ropa y los tejidos. Esperamos que vengan más visitantes de todo el mundo para impulsar el turismo y la economía”.
Issa Khamis, vendedor de maíz en la Plaza del Pesebre, relata: “Volver a las celebraciones es maravilloso. Esperamos que el turismo vuelva a su nivel habitual. No habíamos trabajado nada desde el 7 de octubre de 2023, y hoy hemos vuelto, pero la actividad sigue siendo baja. Nos hemos visto muy afectados por la guerra y las restricciones”.
El encendido oficial del árbol de Navidad marcó de forma simbólica el regreso de las celebraciones navideñas, que vuelven a iluminar Belén tras dos años de silencio. El programa se extiende hasta mediados de enero e incluye recepciones oficiales de líderes eclesiásticos, ceremonias religiosas, actuaciones festivas, actividades comunitarias, bazares de artesanía y el tradicional mercado navideño.
Es una época muy especial para la comunidad cristiana de Palestina, y también para el conjunto del pueblo palestino, que comparte la alegría de volver a celebrar y mantener vivas sus tradiciones. Un deseo común atraviesa a quienes se reúnen en torno a estas fiestas: paz para todas las personas, en todos los lugares y de todas las creencias.