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La escuela como salvavidas: el papel esencial de UNRWA para 38.000 estudiantes refugiados de Palestina en Líbano

Farah Fahed

Líbano —

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“Si no fuera por UNRWA, mis hijos se quedarían en casa”, afirma Rabiaa AlMasri, refugiada de Palestina en Líbano y madre de dos niños y una niña en edad escolar.

Rabiaa vive con su familia en un pequeño refugio en el campamento de Shatila, en el corazón de Beirut. Allí, entre callejones estrechos y cables que cuelgan a la altura de la cabeza, miles de personas refugiadas de Palestina conviven diariamente con la pobreza y la exclusión crónicas, en un contexto que limita gravemente sus derechos.

En Líbano, donde los centros públicos no aceptan a niños y niñas refugiados de Palestina y la mayoría de sus familias no pueden costear la educación privada, las escuelas de UNRWA se han convertido en algo más que un servicio: son un auténtico salvavidas, la única alternativa real para poder acceder a algo tan básico como la educación y mantener viva la esperanza de un futuro mejor.

Educación gratuita y de calidad para más de 38.000 estudiantes

“El día antes de empezar las clases, mis hijos estaban entusiasmados. Recuerdo ver a mi hija Amina la noche anterior, feliz, probándose su uniforme y su mochila”, relata Rabiaa.

Más de 38.000 estudiantes refugiados de Palestina en Líbano acuden cada día a las 65 escuelas de UNRWA, donde reciben una educación gratuita y de calidad. Saben que la educación es la clave para alcanzar sus sueños. “Voy a la escuela porque quiero ser enfermera y ayudar a las personas enfermas a ponerse bien”, explica Amina, la hija de nueve años de Rabiaa.

Sus sueños, sin embargo, chocan con las limitaciones del lugar en el que vive, con las paredes de su diminuto hogar. No puede salir a jugar sola a los callejones del campamento debido a la inseguridad del vecindario. “No puedo dejar que mis hijos salgan sin mí, ya que me siento insegura y asustada en este barrio”, relata Rabiaa. “Por suerte, tienen la escuela de UNRWA. Allí se sienten seguros y queridos por sus profesores. Aprenden, participan en diversas actividades y disfrutan junto a sus amigos”, continúa.

En un país marcado por la inestabilidad y la crisis económica, contar con espacios seguros en los que los niños y niñas puedan disfrutar de su infancia es algo esencial.

El derecho a la educación amenazado por la violencia regional

La educación, sin embargo, no está siempre garantizada. En los últimos años, los bombardeos y la inestabilidad en el sur de Líbano consecuencia de la escalada de violencia en la frontera con Israel— han provocado la suspensión temporal de las clases en las escuelas de UNRWA, a menudo para emplearlas como refugios, e interrupciones periódicas del calendario escolar.

Hace poco más de un año, decenas de miles de familias se vieron obligadas a desplazarse de manera repentina, buscando mayor seguridad lejos de las áreas atacadas. Para los niños y niñas, estas interrupciones —sumadas al miedo, la incertidumbre y la pérdida de rutinas— afectan profundamente a su bienestar emocional y a su aprendizaje.

UNRWA: refugio y esperanza

La familia de Rabiaa, como la mayoría de las familias refugiadas de Palestina en Líbano, vive con los recursos mínimos y apenas logra cubrir sus necesidades más básicas. Como tantas otras, se ve obligada a permanecer en el campamento, que no siempre ofrece seguridad suficiente.

Por eso, muchas familias refugiadas sienten que poder enviar a sus hijos e hijas a una escuela de UNRWA es un verdadero privilegio: un espacio seguro donde aprender, expresarse y jugar, y una oportunidad real para romper el círculo de la pobreza y la marginación.

Cuando le preguntan por qué considera tan importante la educación que ofrece UNRWA, Rabiaa no duda: “Quiero que mis hijos estudien para que puedan construir una vida mejor y escapar de esta trampa en la que vivimos, en este campamento”.

A pesar de las circunstancias, cada niño o niña refugiado de Palestina que cruza las puertas de una escuela de UNRWA da un paso hacia un futuro más digno. En un entorno donde casi todo es incierto, la educación sigue siendo el pilar más sólido para que  puedan imaginar y construir un mañana diferente.