Durante estas semanas de aciagas vacaciones para muchos, las islas de Mallorca, Menorca o Ibiza, entre otras de nuestra geografía, son de las más reclamadas de entre las Islas Baleares, destino siempre agradecido por su buen tiempo, sus playas y calas maravillosas y su gastronomía, con la que poder redondear una magnífica jornada playera entre aguas turquesas.
Curiosamente y frente a la costa suroeste de la gran isla de Mallorca uno puede ver una especie de silueta de dragón dormido sobre el mar, que no es ni más ni menos que la isla de Sa Dragonera. Es pequeña, está deshabitada pero en en interior y a través de su historia uno puede descubrir un sinfín de historias, leyendas o misterios con navegantes, corsarios o piratas y pescadores entre sus protagonistas.
Y es que desde que uno avista la pequeña pero intrigante isla de Sa Dragonera su propia forma ya invita a pensar en sus posibles historias, ya que parece un dragón. Se trata de una forma tan peculiar que, lógicamente, ha dado pie al imaginario popular durante generaciones. Más, evidentemente, su nombre, Sa Dragonera, acepción que procede de la palabra “drac”, dragón en mallorquín. De hecho una de las muchas leyendas que circulan en torno a esta pequeña isla asegura que es un dragón convertido en piedra por antiguos dioses del mar. Este ser mitológico habría aterrorizado a las embarcaciones que se acercaban a la costa, hasta que fue vencido y condenado a dormir para siempre, petrificado en forma de isla.
Si hablamos de corsarios y piratas, también los hay quienes defienden que durante los siglos XVI y XVII, la costa mallorquina fue asediada por piratas berberiscos. Y que, ante semejantes ataques, Sa Dragonera servía como refugio estratégico para estos corsarios, que aprovechaban sus cuevas y ensenadas para esconderse e incluso para para ocultar tesoros y enterrar cuerpos. De ahí que se haya hablado de marineros que nunca regresaban, botes encontrados a la deriva o huellas que se perdían entre las rocas.
Otro de los enclaves de la isla que da pie a historias, leyendas y misterios es el faro de Tramuntana, situado en el extremo norte de Sa Dragonera. Los antiguos fareros hablaban de noches en vela, en las que oían pasos sobre las piedras, voces apagadas y golpes inexplicables en las puertas, incluso cuando estaban solos. También se ha escuchado acerca de sombras que se desvanecen al acercarse o luces en lo alto de los acantilados.
Piratas... y cabras
Otra de las curiosas historias se refiere en este caso a las cabras fantasma. Y es que hace décadas, para despistar a las autoridades durante el contrabando, se soltaron cabras en la isla. Aunque fueron retiradas posteriormente para preservar el ecosistema, hay quien afirma que aún se oyen balidos en la lejanía, y que a veces se ven siluetas entre los matorrales que desaparecen al acercarse.
Y, precisamente, hablando de fauna y animales, hay que mencionar al dragón balear, un lagarto negro endémico de la isla. Son tímidos pero curiosos, y no es raro que se acerquen a los visitantes buscando algo de comida. Para alimentar todo el conjunto de leyendas, los hay quienes aseguran que estos pequeños reptiles son los verdaderos guardianes del dragón dormido, vigilando a los intrusos y manteniendo el equilibrio del lugar.
Con o sin leyendas, Sa Dragonera es actualmente una isla sin construcciones modernas, sin electricidad ni alojamientos. Solo roca, viento, mar y silencio. Es uno de nuestros parques naturales protegidos, en este caso desde 1995 y puedes acercarte a visitarla, siempre que lo hagas en barco, en kayak o nadando. De una orografía abrupta con acantilados que se hunden en el mar, es un espacio con mucha diversidad de hábitats y especies, tanto terrestres como marinas.