La mayor plaza medieval del País Vasco está en Bizkaia
Rodeada de montañas y bañada por el río Nervión, Orduña (Urduña en euskera) es una rareza geográfica y cultural. Aunque pertenece a Bizkaia, su término municipal se encuentra enclavado entre Álava y Burgos, lo que la convierte en una isla territorial con identidad propia. Esta singularidad no es su único atractivo: la ciudad guarda en su interior la mayor plaza medieval del País Vasco, un espacio monumental que resume siglos de historia.
Una ciudad con título propio y pasado comercial
Orduña fue fundada en 1229 bajo el amparo de Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, y pronto consolidó su importancia estratégica en las rutas entre la Meseta y la costa cantábrica. Su ubicación, junto al paso del puerto de Orduña, la convirtió en pieza clave para el transporte de mercancías hacia los puertos de Bermeo y Portugalete.
El título de ciudad, otorgado en 1467 por Enrique IV, la distingue como la única de Bizkaia en poseer esta categoría. Durante siglos fue un puerto seco aduanero, en el que se controlaba el comercio con Europa. La construcción en el siglo XVIII del edificio neoclásico de la Aduana en pleno centro histórico da testimonio de aquella prosperidad.
No obstante, Orduña también conoció la adversidad: un gran incendio en 1535 destruyó buena parte de su patrimonio, y los cambios políticos del siglo XIX —como el traslado de las aduanas a la costa— provocaron su declive. Aun así, la ciudad supo reinventarse y hoy luce orgullosa su legado histórico.
La Plaza de los Fueros: corazón medieval de Euskadi
El casco histórico de Orduña, declarado Conjunto Histórico, conserva la traza rectangular propia de las villas medievales amuralladas. En su centro se abre la Plaza de los Fueros, considerada la plaza medieval más grande de Euskadi. Este espacio monumental reúne algunos de los edificios más representativos de la ciudad:
- El Ayuntamiento, mezcla de torre medieval y fachada barroca.
- La imponente Aduana neoclásica del siglo XVIII.
- El Palacio de Mimenza, renacentista del XVI.
- El Palacio de Díaz de Pimienta, barroco del XVII.
A la plaza se asoma también la Iglesia de la Sagrada Familia, un templo barroco erigido por los jesuitas a finales del siglo XVII. En su interior destaca un conjunto retablístico de gran valor, con un retablo mayor y ocho laterales que figuran entre los más importantes de la arquitectura religiosa del País Vasco.
Iglesias, palacios y conventos que completan el conjunto
Más allá de la plaza, merece atención la Iglesia de Santa María de la Asunción, de estilo gótico vasco, concebida como iglesia-fortaleza sobre un tramo de la muralla. Sus retablos barrocos y pinturas renacentistas subrayan el valor artístico del templo.
En las inmediaciones aparecen también palacios como el Ortés de Velasco, de marcado carácter castrense, y conventos como los de San Francisco y Santa Clara. Al otro lado del valle, el Santuario de Nuestra Señora de la Antigua del siglo XVIII recuerda la profunda tradición religiosa de la ciudad. Y en las alturas, el Monumento al Txarlazo, dedicado a la Virgen de la Antigua y erigido en hormigón a comienzos del siglo XX, domina el paisaje como un faro de identidad para los orduñeses.
0