Siete experiencias gastronómicas para conocer Álava y sus sabores

El queso, siempre presente en la gastronomía vasca.

Roberto Ruiz

Un viaje sin gastronomía es solo un viaje a medias. El turismo gastronómico tiene cada vez más seguidores y si eres amante de la buena cocina, la provincia de Álava te espera con un buen número de actividades con las que conocerás sus productos, sus recetas, sus sabores, su tradición y también su innovación culinaria.

Como gastronomía no es solo comer y beber, sino muchas cosas más, te proponemos diferentes actividades con las que podremos sumergirnos en el arte de la cocina alavesa. Y no solo a los fogones, que también, sino experimentando por nosotros mismos el origen de productos como el queso, el aceite, la sal, el vino, la miel o el licor. Todo, siempre, para conseguir recetas y sabores típicamente alaveses como la crema de alubia pinta, el revuelto de perretxikos, el bacalao ajoarriero, el cocido vitoriano, las pencas rellenas o sus innumerables pintxos. Como verás, opciones no te faltarán para conocer de primera mano la cocina de la provincia de Álava. 

Una visita al Valle Salado de Añana

Quizá no lo sepas, pero de Álava sale una de las mejores sales del mundo. Y no, no es marina. Para conocerla has de visitar el Valle Salado de Añana, un enclave cultural con miles de años de antigüedad de donde aún se extraen de forma tradicional diferentes tipos de sal. ¿Su secreto? Un enorme bloque de diez kilómetros cuadrados de sedimentos salados que es atravesado por aguas subterráneas. Además de recorrer la salina por tu propio pie puedes convertirte en salinero por un día y probar a producir la sal por ti mismo, participar en catas de sal o probar un spa salino.

Una ruta del queso donde no falta el Idiazabal

Álava también es tierra de quesos. Y como ocurre tanto en el País Vasco como en Navarra, el queso Idiazabal, elaborado con leche pura de oveja latxa o carranzana, no podía faltar. Por sus comarcas se reparte una veintena de explotaciones queseras dedicadas al Idiazabal, un queso de sabor con personalidad, alta calidad y una curación mínima de dos meses. Son varias las queserías que ofrecen visitas al público para conocer en primera persona cómo es su elaboración, además de participar en catas de queso que ayudan a apreciar mejor cada uno de sus matices. 

Recorrer los trujales de la Rioja alavesa para descubrir su aceite

Cuando pensamos en olivos es Jaén la tierra que nos viene a la mente, quizá sea por Miguel Hernandez, pero Álava cuenta también con una importante tradición aceitunera. Su presencia aquí se atribuye a los fenicios, aunque fueron los romanos los que extendieron su plantación. Los productores alaveses comparten la variedad de Arróniz, una aceituna de alta calidad, y a lo largo y ancho de la provincia puedes visitar diferentes trujales. El de Lanciego es el más antiguo de Rioja Alavesa y se encuentra sobre un viejo molino de harina. Se puede visitar, al igual que también el trujal Almazara y el de La Equidad, así como realizar catas y jornadas de “ordeño de la oliva”.

La imprescindible ruta del vino por La Rioja Alavesa

Cómo no, el vino no podría faltar si estamos en la provincia de Álava. La lista de bodegas de la ruta del vino por La Rioja Alavesa es extensa y las hay de todo tipo, y lo más recomendable es visitar más de una y escoger entre distintos estilos. En tu visita, y dependiendo de la época del año, podrás vendimiar, hacer tu propio vino y convertirte en enólogo, aunque solo sea por un rato. Se pueden hacer actividades que incluyen picnic entre los viñedos, catas directas de las barricas, almuerzos en las bodegas o incluso llegar a diferenciar los sabores de una barrica de roble francés y otra americana, o hasta los matices que aportan los diferentes tostados. 

Un par de museos gastronómicos para ampliar conocimientos

Para aprender de gastronomía, además de probar cosas ricas, también se pueden visitar museos. Por ejemplo, el Museo del Licor, en Amurrio, donde conocerás los diferentes procesos de elaboración de Destilerías Manuel Acha, que presume de ser la más antigua del País Vasco. O si te va lo dulce, otra opción puede ser el Museo de la Miel de Murguía. La miel de Álava es cremosa y aromática, y aunque la más apreciada es la elaborada con la flor de seis variedades de brezo, también destacan las mieles de castaño, romero, roble, acacia y zarzamora. En el museo aprenderás sobre apicultura y las técnicas empleadas para el manejo de las colmenas en la zona del Parque Natural del Gorbeia. 

Algo diferente: pastores o apicultores por un día

Siempre se puede ir un paso más allá, y si hablamos de conocer la gastronomía de Álava en primera persona, no hay ningún problema si nos queremos convertir en pastores o apicultores por un día. En el primero podremos familiarizarnos con el cuidado del rebaño y hacer un taller de elaboración de quesos, mientras que en el segundo se puede hacer una visita guiada a las colmenas, realizar un taller sobre la extracción de la miel y su degustación.

Y una plaza de abastos para ver, comprar y practicar

Para aprender de gastronomía no hay nada mejor que ver de dónde vienen sus ingredientes, por eso siempre es recomendable visitar la plaza de abastos de Vitoria-Gasteiz. Un lugar reformado que combina puestos de producto local y ecológico con gastrobares, una amplia terraza y huertos ecológicos. Incluso se realizan visitas guiadas. En la planta superior se ubica el Abastos Cooking Center, un lugar donde se llevan a cabo talleres gastronómicos, cursos de cocina, degustaciones, catas y presentaciones de productos. Así, una vez de vuelta a casa, podremos poner en práctico lo aprendido en nuestra cocina, con más o menos éxito.

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