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León De la Riva, los sujetadores y sus opiniones criminógeneas

José María Calleja

Un grupo de mujeres vallisoletanas han colocado, en señal de protesta, una cadena de sujetadores en las columnas del Ayuntamiento de Valladolid -a la espalda del Conde Ansúrez, a la cara del alcalde-, después de que ese León de la Riva dijera que hay mujeres que te pueden buscar las vueltas al entrar en un ascensor y quitarse los sujetadores, o la falda, y salir gritando inventándose una agresión del León.

No se puede negar que León de la Riva es un facha, un facha con trienios. En eso es coherente. Coherentemente ultra. Ultra desde el siglo pasado. Ultra con Franco y ultra con la democracia. Ultra, por mucho que le voten algunos vallisoletanos.

Recuerdo, a mediados de los setenta, en la charnela entre la dictadura y la democracia, cuando un grupo de médicos en la Universidad de Valladolid hacían lo que entonces se llamaba planificación familiar. Aquellos médicos progresistas trataban de modernizar y descargar la culpa religiosa que atenazaba en aquella época las relaciones sexuales. Mitigar la culpa y aliviar a las mujeres del temor a quedarse embarazadas sin desearlo. Médicos como Santa Olalla, Albert --y otros cuyo nombre no recuerdo ahora, pero que ellos saben quiénes son--, ponían DIUs a las mujeres (Dispositivos Intraterinos) para que no se quedaran embarazadas sin necesidad de tomar las famosas Neogynonas, pastillas de color granate, menos saludables para evitar embarazos no deseados.

Ya entonces, de la Riva estaba entre los ultras sospechosos de colocar silicona con palillos en las cerraduras de aquel departamento que parecía el asalto al Palacio de Invierno a base de tomar iniciativas que decían que tener relaciones sexuales no era pecado, no estaba penalizado y no debía implicar automáticamente el embarazo de las mujeres estudiantes que se atrevían a gozar con hombres sin esperar al matrimonio.

De la Riva entró en la denostada, por los franquistas como él, política, después de ser ginecólogo de Ana Botella y colega de Aznar. Aznar, con más bigote y todo el movimiento, se fue de Madrid a Valladolid para trabajarse el liderazgo del PP con las Anas Mato (no veo el Jaguar), los Sepúlvedas (me regalan el Jaguar), los Cortés, y un tirillas rubio, de la máxima confianza de Aznar, que acabó trabajando y cobrando de la Gurtel por influencia de Aznar, entre otros mariachis.

Tan bien se construyó el personaje Aznar que aún hay gente que piensa que es de Pucela. No, es de Madrid. Es de Madrid y escribía artículos contra la Constitución desde la Rioja, conviviendo con su colega Blesa.

Aplaudió el cierre de la Universidad de Valladolid

El caso es que León de la Riva fue pelota número uno del que llegó a rector de la Universidad de Valladolid, Del Sol.

José Ramón Del Sol, también ginecólogo, también ultra, que decía que el dinero del oro de Moscú se empleaba para pagar los apuntes de los alumnos de la Universidad Paralela, aquella que se montó por alumnos y profesores después de que el franquismo cerrara –-Febrero de 1975--la Universidad de Valladolid durante un curso.

Cierre que aplaudió de la Riva y que se produjo gracias, entre otros, a la presión de Del Sol para ofrecer la Universidad de Valladolid como víctima propiciatoria y ejemplarizante, ante tanto auge marxista, masónico, judío y rojo. (¡Qué huevos, Fito, cuándo le tiraste huevos sin freír a Del Sol!).

Bien, el caso es que León de la Riva es multirreincidente en delitos de machismo, grosería y grasa. Ha hecho comentarios patosos y criminógenos sobre Leire Pajín, sobre Chacón, sobre Soraya Rodríguez y, ahora, sobre todas las mujeres que piensa que le persiguen gritando con las bragas en la mano. No es que se equivoque, es lo que piensa. Y cuando hace como que rectifica, es que sigue pensando lo mismo. ¡Nunca el texto, machista, estuvo tan acompañado del contexto, machista, León de la Riva, y de las JONS!

Es este un alcalde antisistema. La justicia le ha condenado por construir en su casa donde no debía, por hacer de un trastero un habitáculo, y él, erre que erre, no cumple la sentencia judicial que le obliga a derruir la obra. ¡Qué gran ejemplo regenerador daría el PP quitándole de la alcaldía!; pero no, cuando León dice que no violaría a Soraya Rodríguez porque para él es fea, la gente que va al mitin del PP y le escucha, le ríe la gracia y le aplaude.

De la Riva, en fin, dio por buenos los ataques a los murales que mi compadre Manuel Sierra había pintado con su esmero, talento, compromiso y mensaje habituales. Dijo que los murales eran pintadas, que debían ser multadas y pagadas. Ya digo, un facha con trienios.

Dicho todo esto, mi querida Ada Colau, no digas fachadolid. No es verdad. Esa denominación encanta al ultra León de la Riva, redundancia, y nos irrita a los que sabemos que esa ciudad no se merece a ese alcalde, ultra y machista con trienios.

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