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El Gobierno niega que Andalucía pierda en la PAC, sólo admite “un reparto” de 200 millones de euros

El subdelegado del gobierno en Jaén, Juan Bautista Lillo.

Concha Araújo

Jaén —

“Aquí no hay ninguna pérdida, aquí lo que hay es un reparto”, ha dicho el subdelegado del gobierno en Jaén, Juan Bautista Lillo, para justificar por qué Andalucía es la única comunidad autónoma que, en la distribución interna de las subvenciones europeas a la Agricultura, va a recibir menos que hasta ahora. Una “corrección” por la que Andalucía deja de ingresar, según el Gobierno central, unos 200 millones de euros. Lillo ha insistido en que gracias a que se ha limitado a un 10 por ciento la rebaja en los fondos de desarrollo rural, esa “corrección” es menor de lo que correspondería.

Según sus aclaraciones, la reclamación derechos históricos consolidados a la que aluden las organizaciones agrarias andaluzas no cabe porque ese criterio “no existe”. Para Lillo la fórmula empleada es: “la PAC son seis años, y estos seis años se ha repartido de una manera y ahora se reparte de otra”. Además, los cálculos que han realizado la Junta de Andalucía y las organizaciones agrarias son, a decir del subdelegado, “sólo estimaciones” porque no hay “un mapa fijo”

Sin ese mapa, ha dicho tener “la completa seguridad de que va a haber muy pocos agricultores, de los que tengan derecho a percepción, que vayan a cobrar menos de lo que están cobrando en la actualidad”. Según sus datos, los agricultores andaluces van a recibir una media de 326 euros por hectárea, frente a los 229 de media nacional, “luego aquí hay una discriminación positiva”, según Lillo.

Su valoración se basa en que, con los criterios de regionalización (aún no establecidos), la definición de agricultor activo y la exclusión de quienes cobren menos de 300 euros anuales en subvenciones, en realidad los fondos a repartir serán mayores.

Al subdelegado le ha tocado defender que Andalucía ya no es objetivo uno y por eso no recibe más ayudas al desarrollo rural. Y lo ha hecho en la provincia de Jaén que, sin embargo, aún no cumple los criterios de convergencia. Un argumento que no ha influido, además, en Castilla La Mancha o Extremadura, que no acusan pérdidas en ese capítulo, y que no ha impedido que suban las ayudas al desarrollo rural en comunidades que nunca estuvieron dentro de ese objetivo

A las posibles soluciones para los desequilibrios que el reparto pueda ocasionar ha respondido que “donde haya un agujero, se echará tierra”. Esa tierra tendrán que echarla “el gobierno de la nación junto con el gobierno de la Junta” y “se hará lo que haya que hacer para que esos posible perjuicios o esos posibles fallos se puedan corregir”, según el subdelegado.

Con relación a los criterios que se han aplicado para decidir el reparto de esos fondos o qué cultivos tienen derecho a las ayudas asociadas o acopladas -a las que se destina el 12% de las subvenciones directas para financiar producciones en riesgo de desaparecer-, se ha admitido no saberlos “porque no he estado en la comisión”. En ese paquete, Andalucía pretendía incorporar la ganadería caprina, la uva pasa y el olivar de montaña. El argumento de Lillo ha sido que “las ayudas se están haciendo a los distintos tipos de olivar sin pararse en algunas matizaciones” y ha dicho que “a lo mejor” en la próxima reforma, a partir de 2020, “se acude al olivar tradicional, pero eso son matices que tienen que estudiar entre todos”.

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