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Calamaro: “Solo los mediocres pueden jactarse de no tener tiempos mejores”

Calamaro: "Solo los mediocres pueden jactarse de no tener tiempos mejores"

EFE

Valladolid —

Andrés Calamaro, uno de esos hombres que no pasa desapercibido, responde a aquellos que le acusan de vivir de tiempos pasados que “sólo los mediocres pueden jactarse de no tener momentos mejores, ya que nunca los tuvieron” y aclama que éste, el actual, es su “tiempo dorado”.

Centrado desde el pasado 7 de mayo en su gira “Licencia para cantar”, en la que el público puede disfrutar tanto de sus temas más conocidos en formato acústico como los que componen su último trabajo “Romaphonic Sessions”, Calamaro llega este sábado a Valladolid acompañado de un trío de músicos, Germán Wiedemer, al piano, Antonio “Tonio” Miguel, al contrabajo, y Martín Bruhn a la percusión.

Una gira acústica inaudita en la carrera del artista que, en una entrevista con la Agencia Efe, responde a aquellos que creen que su carrera ha atravesado por momentos mejores.

“Los más extraordinarios artistas de jazz tuvieron momentos mejores y las estrellas de cine también. Sólo escapan a esa regla aquellos que mueren demasiado jóvenes o los mediocres que nunca tienen momentos mejores”, contesta el músico argentino, al tiempo que sentencia: “no entiendo la obligación de manifestarse criticando todo. Supongo que es una especie de enfermedad de los débiles”.

En esa idea incide, y sostiene que no es una persona contemplativa con sus obras y añade que no suele escuchar sus discos ya que “no existen tiempos mejores que estos. Éste es mi tiempo dorado”, remarca.

En el mundo de la música, solo sobrevive “el que persiste con el viento en contra. El que puede fumar bajo el agua” y sostiene que: “si fuera poeta, podría jurarlo. Soy fuerte”.

Su último trabajo, “Romaphonic Sessions”, no es un disco de baile, no respeta ninguna tendencia urgente ni pretende imponer conceptos de vanguardia. Es un disco de “archivo”, afirma el artista, quien sin embargo explica que la gira no es la recreación de este álbum, sino un concepto “flamante y atemporal” y la oportunidad de disfrutar de canciones clásicas de Calamaro en un formato más cercano.

En esta línea, asegura que en sus obras no intenta reflejar su personalidad ya que no ve lícito revelar sus glorias y miserias en una canción. “Soy mejor de lo que creen, pero peor de lo que se imaginan”.

A pesar de la fama cosechada con una profusa carrera musical, el artista reconoce llevar una vida “austera y cultural”, donde siempre está buscando “encontrar buenas sensaciones” en el escenario, pues todavía espera que su próximo concierto sea el mejor, “y a veces ocurre”.

Y advierte de que no está obsesionado por gustar a ningún público en especial porque prefiere estar agusto allí donde va. “Acepto un aplauso que sirva al amor propio como el silencio que proyecta respeto y atención”.

Además de cantante y escritor, la faceta de productor musical es inherente a Calamaro, quien cree que la irrupción de internet en la industria supone más territorio, pero también nuevas dificultades.

Sobre las redes sociales, opina que las personas solo quieren leer y escuchar aquello con lo que se suponen que están de acuerdo y alerta de que es un “territorio infantil y caprichoso, una ciudad sin esquinas donde curtirse el cuero”.

Y añade: “no hay que medir el destino de la música en porciones de éxito”.

Las redes sociales han creado “convenciones a la carta”, cuestiones que no hay que “razonar demasiado” y “rebaños sentenciosos pero intolerantes y moralistas”, un mundo donde se presentan “prohibiciones sentenciosas y puritanas” donde se supone que el mundo está avanzando “hacia alguna parte”.

Sobre la situación política en España, Calamaro indica, con la ironía que le caracteriza, que la canción que resumiría a la perfección la situación actual es “La culpa fue del Cha Cha Cha” de Gabinete Caligari.

Y para los que están cansados de oír promesas de cambio y soluciones que no llegan: “Cuatro Rosas”.

De su Argentina destaca su carácter cambiante y explica que la vida no es fácil allí.

Sin embargo, muestra su orgullo al ver como su gente llena los conciertos a pesar de que “te pueden matar para robarte el calzado deportivo; no vale la pena molestarse en ahorrar dos euros”.

Adrián Arias Marcos y Gorka Ruiz

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