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Arsenio Escolar: “No escribo nada de los políticos que no les pueda decir a la cara”

Arsenio Escolar presenta su nuevo libro de poemas satíricos 'Arsénico sin compasión'/ Foto: Jorge París / 20minutos

Mónica Zas Marcos

Un torrente de nombres y obras de la literatura clásica se entretejen como telón de fondo en el nuevo libro de Arsenio Escolar. Amante confeso de la poesía y diestro con las rimas desde su juventud, el director del diario 20minutos ha decidido recuperar un clásico del periodismo crítico en Arsénico sin compasión: la sátira política en verso. Entre décimas, redondillas y sonetos se adivinan referencias al Poderoso caballero es don Dinero de Quevedo y al Bien puede ser de Góngora. Lo que es aún más evidente en los 80 poemas que se compilan en este ejemplar es la crítica mordaz a políticos como José Ignacio Wert, Esperanza Aguirre o Mariano Rajoy, pero también a personajes de la farándula o el deporte.

Pocos escapan ahora de su criba y muchos más pasarán por su afilada pluma en lo que esperamos que se convierta en un segundo tomo. Hasta entonces, hablamos con el periodista de su inspiración, de la falta de comunión actual con la métrica del Siglo de Oro y del filón de la actualidad como temática literaria.

¿Cuándo descubrió su perfil de poeta?

Yo escribo versos desde pequeño, incluso gané premios literarios de poesía “seria” de muy joven. Pero siempre me ha gustado la poesía jocosa, sobre todo en la época de la universidad. Cuando estudiaba Filología acostumbraba a mandarme versos satíricos con mis compañeros. En esos tiempos no había ni whatsapp ni correo electrónico, así que nos los mandábamos directamente en papel. Ahora habrían tenido mucha más difusión.

¿De qué escribía entonces?

Aquellos eran los años en los que Franco se estaba muriendo, era una situación totalmente diferente. Pero en toda época han existido temas de debate público y controversia política. La poesía satírica siempre se ha basado fundamentalmente en dos cosas: en la sonrisa del lector y en la hipérbole, en exagerarlo todo mucho.

Ahora he encontrado el momento para resucitar un género recurrente, no solo en la historia literaria, sino en la historia del periodismo español: la sátira política en verso. Se hizo mucho en el Siglo de Oro, Góngora y Quevedo fueron sus estandartes. Y aunque no han pasado a la historia de las letras, pequeños autores posteriores recurrían a este género en los periódicos de la época.

¿Qué peligros tendría recuperar ese género en la actualidad?

La sátira en verso no deja de ser un artículo periodístico de opinión y que parte de la convicción por parte del lector de que el autor está exagerando, no redactando. También creo que es un género difícil para el público, sobre todo para las nuevas generaciones que no leen poesía y, desde luego, no leen poesía en metros clásicos. Yo me he encontrado con personas que han leído el libro en borrador y se pierden, porque si no estás acostumbrado a enfrentarte a una décima o un soneto, cuesta más comprenderlo. Sinceramente, no le veo mucha viabilidad al género en estos momentos, ni al libro, aunque espero que este último la tenga.

No creo que el grueso de los lectores tenga entre sus hábitos de consumo leer en verso, lo que antes era bastante frecuente. En los periódicos había piezas en verso, no en los de hace cien años, también en los de hace cuarenta como La Codorniz, la revista humorística del franquismo. Ahora no los encuentras en las publicaciones porque el lector actual no está acostumbrado a ese tipo de registros.

En la sátira y la poesía, ¿la inspiración llega a la vista de los titulares del día o necesita ser digerida?

El libro incluye unos 80 poemas y los hay que son repentizados y hechos a la carrera, sin exagerar, durante la espera en un semáforo. Vas en el coche y escuchas en la radio que Wert se ha sentido en el Congreso “como en la jungla y sin machete”, y eso se transforma en un verso en cinco minutos. Pero otros en cambio están mucho más pensados, reposados y programados en el sentido de pensar en el libro como un todo en compensación. Si hay críticas a dirigentes del PP, también hay que incluir al PSOE y CiU. He intentado hacer algo que responda al título del libro, dar cera a todo el mundo y sin compasión.

¿Qué inconvenientes tiene publicar estos versos con nombres y apellidos cuando se es una figura pública?

Durante el proceso he tenido la tentación de publicarlo con seudónimo, pero luego pensé que no merecía la pena. No escribo nada de los políticos reseñados que no les pueda decir a la cara, claro que se lo diría de otra manera. Espero que sepan encajar la clave de humor o mordacidad como lo que es: una crítica legítima a acontecimientos públicos.

¿Cree que los políticos reaccionarán mejor ante la sátira que ante un artículo de opinión?

Tengo cierta curiosidad. He mandado el libro a todos los citados con una nota personal, porque a la inmensa mayoría de ellos los trato a menudo. Es cierto que todavía no he tenido ninguna respuesta porque les estará llegando ahora mismo, pero espero que no se lo tomen peor que un artículo formalmente serio. Lo encajarán igual, imagino.

¿Y por qué publicarlo ahora?

La idea del libro surge ahora porque vi que era una oportunidad única con todo lo que estaba sucediendo en materia de recortes, la crisis política o el deterioro de las instituciones. Aunque el proyecto nació hace un año, ya había escrito algunos de los poemas que están en el ejemplar. Hablando con el editor de Península, vimos que ahora era el momento, con toda esa indignación, cabreo y malestar que hay en la población. Aquí hay una vía de escape para criticar ciertos comportamientos como la corrupción, uno de los principales temas de los que trato.

¿Tiene que ver también con este boom de la prensa satírica?boom

Todos los registros que supongan sátira, humor y mordacidad funcionan bien y llegan de forma muy fácil. Si logras sustanciar en muy pocos versos la idea de una crítit¡ca muy atinada a un comportamiento o declaración política, consigues llegar a toda la población. Quizá algunos de los poemas del libro son demasiado elaborados, pero también hay otros muy directos que van a funcionar mejor por eso.

¿Y de qué verso se siente más orgulloso?

Hay uno que valoro bastante, es bastante largo y elaborado, pero creo que ha quedado razonablemente bien resuelto. Es una especie de relato que narra cuando Obama llama a Rajoy para convencerle de que no está espiando a los políticos españoles. Después de más de cien versos, el poema culmina con las escuchas de conversaciones entre Rajoy y otros líderes internacionales. Me parece que es de los mejores.

¿Es muy riguroso en la métrica de sus poemas o se deja llevar por un estilo libre?

Todos los versos son estrictos en la métrica y el tipo de estrofa clásica utilizadas. De hecho, he visto que hay una errata en el libro impreso que estropea la métrica, es un octosílabo que la falta convierte en heptasílabo. Por lo demás, creo que en la forma están perfectos.

¿Tiene miedo de que confundan su figura de director de periódico con la de escritor independiente?

Esta es la opinión de Arsenio Escolar, no la del director de 20 minutos. Si me apuras, puede estar más cercana a mis intervenciones en debates de televisión y radio que a mi función como director de periódico. No se debería relacionar en absoluto a mi forma de encabezar un medio que, además, no tiene sección de opinión ni editoriales. Así que espero que los lectores y los políticos sepan aislar las dos facetas.

En el epílogo indica la posibilidad de un segundo tomo, ¿le ha quedado algún personaje por incluir?

Pasó una cosa curiosa con el libro. Había pactado con el editor la entrega de todo el material a finales de mayo. ¿Qué pasó? Las elecciones europeas desataron toda una serie de novedades políticas como el declive de Rubalcaba en el PSOE, la llegada de Pedro Sánchez, la eclosión de Podemos, la figura de Pablo Iglesias y el cambio de rey. Así que le pedí a la editorial que me diese una prórroga para hacer nuevos poemas con estos personajes. También tuve que quitar otros anteriores para que no se descuadrara el libro, personajes que ahora les han quedado un poema o dos, antes tenían cuatro o cinco.

Por ejemplo, a los pocos días de que el libro llegase a imprenta salió a la luz el caso de Pujol, todo un caramelo para esta obra. Ante esto hay que entrar, y hay que hacerlo pegándole duro. Si funciona, en el sentido de que interesa al público, estaría bien seguir haciendo versos sobre políticos que hagan cosas indebidas o digan cosas indebidas. O las dos juntas, que las hagan y que las digan.

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