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El rock oscuro y cargado de adrenalina de Placebo no envejece

El rock oscuro y cargado de adrenalina de Placebo no envejece

EFE

Madrid —

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Veinte años cumple en 2014 la banda inglesa Placebo, pero su fórmula no envejece, tal y como demostraron ante el público madrileño que los acogió en el Palacio de los Deportes para disfrutar de una buena noche de rock oscuro y cargado de adrenalina.

El concierto de Madrid fue el primero de los que el grupo liderado por Brian Molko y Stefan Olsdal dará en España, ya que se presentarán también el 1 de agosto en Girona y el 2 en Castellón, como parte del festival Arenal Sound, además de dos actuaciones posteriores, el 12 de septiembre en Ibiza y el 31 de octubre en Bilbao.

Y es que han pasado más de 15 años de “Pure morning” y el disco “Without you I'm nothing” que les lanzó a la fama, pero sus fans siguen a pie del cañón, y tras dos años de la banda sin pisar terreno madrileño (Olsdal exclamó al comienzo “¡Cuánto tiempo!”) rozaron el lleno en el “Ring del Palacio”, un nuevo formato para 5 mil personas que espera acoger los conciertos de mediana capacidad en la capital.

Pero antes de Placebo, los mallorquines de L.A. sorprendieron y agradaron a un público, quizá no predispuesto inicialmente a su propuesta, pero que agradeció su rock melódico y setentero repleto de actitud y buenas canciones.

Con cargamento de primera saltó Placebo al escenario y “B3” y la electrónica “For what it's worth” rompieron el hielo con energía, contundencia y una puesta en escena con luces sobrias pero efectivas que acompañaron el tono sombrío del grupo durante todo el concierto.

Quizá bandas tan exitosas como Muse deberían confesar su deuda con Placebo, un grupo de rock oscuro, compacto, excitante, que apela a los sentidos antes que al intelecto y con una tendencia al dramatismo, a asomarse al vacío en cada canción, que se plasma en unas letras que recurren a la soledad y el pesimismo con frecuencia.

Como se vio anoche, y no es ningún secreto, Placebo debe gran parte de su éxito a su líder y cantante Brian Molko. Quizá no es el roquero más comunicativo, pero su voz personalidad, su estimulante apariencia andrógina y, sobre todo, su voz claramente identificativa, con un matiz melódico impropio de un grupo tan potente, dominan el show por completo.

La parte central del concierto se centró en su último disco, “Loud like love”, que en 2013 acabó con cuatro años sin nueva música del grupo. Destacaron el single “Too many friends” y “A million little pieces”, que les asemejó en parte a The Cure.

Pero las canciones más antiguas fueron las que triunfaron sin discusión. Acompañados por cuatro músicos más sobre el escenario, con teclados y violín incluidos, Molko y Olsdal dieron un buen repaso a su discografía que cuenta ya con siete álbumes de estudio.

Al comienzo, “Every you every me” fue muy aplaudida, aunque la emocionante “Meds” no le fue a la zaga. Para el último tramo, tal vez sus dos canciones más excitantes en Madrid: la imparable “Special K”, toda una bomba rock que contó con los incondicionales coros del público, y el ritmo entrecortado y vitamínico de “The bitter end”.

En los bises, una versión de la canción de Kate Bush “Running up that hill” y el broche por todo lo alto con “Post blue” e “Infra-red” dejaron claro que han pasado dos décadas, pero la fórmula de Placebo sigue vigente y en forma.

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