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El 'techo de cristal' pesa sobre las trabajadoras de las ONG: el 70% de los directivos son hombres

Campaña de vacunación en África. | Foto: EFE

Icíar Gutiérrez

La mayoría del personal que saca adelante el trabajo diario de las ONG en España son mujeres. Sin embargo, también en el tercer sector, que lucha por la igualdad sobre el terreno, ellas son minoría en los puestos de poder de sus propias organizaciones. Es una de las principales conclusiones del nuevo informe de la Coordinadora de ONG de Desarrollo.

El informe desvela que las ONG son un sector “muy feminizado”, donde el 70% del personal remunerado son mujeres, mientras la proporción se invierte a medida que se asciende en los puestos de dirección.

Los responsables de los órganos de gobierno de las organizaciones suelen ser hombres: el 68% de los presidentes son varones, que también ocupan el 57% en las juntas directivas. Lo mismo ocurre en los máximos cargos de los equipos técnicos: un 63% los ocupan hombres frente a un 37% de mujeres, según el estudio de los datos más recientes –2014 y 2015– de las organizaciones que componen la plataforma.

“El 'techo de cristal' es un fenómeno que tiene que ver con la sociedad patriarcal y las ONG no estamos exentas de esos mecanismos invisibles que impiden que las mujeres alcancen puestos de mayor responsabilidad”, asegura Maite Serrano, directora de la Coordinadora de ONGD. “Es sorprendente que un sector que trabaja para garantizar los derechos humanos y la equidad de género presente estas cifras”, sentencia.

“Como en otros sectores profesionales, la toma de decisiones sigue en manos de varones. Puede deberse a la falta de medidas de conciliación y a una sociedad que nos obliga a renunciar a nuestra carrera profesional si somos madres”, apunta en una conversación con eldiario.es María González, representante de Prosalus en el grupo de género de la Coordinadora.

Varias causas explican la “alta feminización” del grueso del personal de las ONG. “La cooperación al desarrollo está vinculada a roles tradicionalmente considerados femeninos como los cuidados o los trabajos comunitarios”, argumenta Serrano. También, en parte, “tiene que ver con perfiles profesionales que suelen asociarse a las mujeres, como las humanidades y ciencias sociales”, señala.

La directora añade otro factor: los salarios en el tercer sector son más bajos que en el sector privado, “aunque los perfiles profesionales requieran la misma formación y la misma experiencia”. El patrón se repite en las personas voluntarias, que, mayoritariamente, son mujeres en un 64,6% frente a un 35,4% de voluntarios hombres.

Tanto González como Serrano insisten en que deben analizarse en profundidad las causas exactas de esta menor presencia de mujeres en la toma de decisiones en la cooperación al desarrollo y, así, pedir medidas que pasen por una mejora en la conciliación familiar y la racionalización de horarios.

“Da mucho que pensar, es contradictorio con nuestros objetivos. Nadie cuestionaría en el discurso la igualdad de género en nuestro sector, pero reproducimos las dinámicas desigualitarias y discriminatorias”, opina la experta de Prosalus. “Es importante estar en los equipos de gobierno y también mirar a lo interno para ver cuáles son las resistencias y discriminaciones mas allá del techo de cristal”, concluye.

La proporción se equilibra en las coordinadoras autonómicas, donde un 53% de los puestos de presidencia los ocupan mujeres, que representan un 81% del personal asalariado. Sin embargo, a pesar de que no se han interpretado aún estas cifras, González precisa que, como fruto de los recortes, por lo general son puestos de trabajo a media jornada y peor remunerados.

La igualdad de género, víctima de los recortes

El grupo de género de la Coordinadora ha incluido dos indicadores de paridad en la herramienta de transparencia y buen gobierno de la plataforma estatal. Además de incidir a nivel organizativo, este grupo de trabajo también trata de incidir en la misión de las ONG para que cada vez más organizaciones apuesten por políticas de igualdad de género, puntualiza González.

Según el informe de la coordinadora, los fondos públicos destinados al desarrollo en 2015 son los más bajos de los últimos 10 años. Entre 2009 y 2015, la ayuda española ha caído un 73%. Según González, los recortes han provocado que la lucha contra la desigualdad de género haya dejado de ser una prioridad: se ha prescindido de parte del personal especializado y se ha disminuido el apoyo a las organizaciones locales feministas en los países de actuación.

El sector recupera empleo y apoyo social

“Los enormes recortes sufridos” en cooperación contrastan, según el análisis de la Coordinadora, con el aumento de los fondos privados: más de 2,4 millones de personas y entidades contribuyeron en 2015 – económicamente o con voluntariado– al trabajo de las ONG, un 20% más que en 2008. A pesar de la crisis económica, los fondos privados ascendieron a casi 300 millones de euros en 2015, mientras los públicos se situaron en los 198 millones.

Además, en un sector donde se han perdido 1.500 empleos desde 2008, se observa una recuperación del trabajo remunerado en los últimos años, según desarrolla el estudio de las ONG. En 2015, 3.320 personas trabajaban en cooperación al desarrollo en España, 947 más que en 2013.

“El sector resiste, pese a la crisis y los recortes, tiene un apoyo social creciente y las organizaciones seguimos en la lucha contra la desigualdad en el mundo”, afirma Ángel González, vocal de la coordinadora por Ayuda en Acción.

“El compromiso ciudadano se ha fortalecido en un tiempo en el que hemos asistido a discursos que enfrentan a los pobres de aquí con los de allá”, señala Andrés Amayuelas, presidente de la Coordinadora de ONGD. Amayuelas lo atribuye a la movilización ciudadana gestada desde el 15-M: “Los discursos que tratan de levantar muros no tienen nada que ver con el ADN de la sociedad española”.

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