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Un kilo de tomate, 12 pesetas

Los alimentos importados por la UE con exceso de pesticidas suben al 6,5 por ciento

María Jesus Lobón Iglesias

París —

Hablé hoy con mi padre y me dice que habrá una manifestación este miércoles 22 ante Conesa, en Villafranco del Guadiana, para exigir a la industria que les compra el tomate que no les baje el precio.

-¿Y eso, papá?

-Un kilo de tomates, hija, 12 pesetas.

-¿Pesetas papá?

-Sí pesetas, nosotros a los euros no hemos llegado.

Un kilo de tomate 12 pesetas, 69 euros la tonelada.

Extremadura, cuya economía depende del sector primario, produce el 75-80% del tomate industrial que se produce en España. Motor fundamental en la economía de la región.

Conesa, empresa que transforma el tomate, ha crecido en los últimos años y ha absorbido al resto de las empresas. Los agricultores han hecho grandes inversiones en estos años para adaptarse a la mecanización y a las nuevas tecnologías. El margen de beneficios con estos precios de venta es muy pequeño. Muchos agricultores, abandonan, a pesar de las subvenciones, que no compensan lo que sería un precio justo.

Por supuesto toda una red se ve afectada (empresas relacionadas de maquinarias, planta, productos fitosanitarios, transporte, ..). Contrasta el crecimiento de la empresa con la bajada de precio año tras año del kilo de tomate (17 pesetas en el año 94).

Tengo 33 años, soy médico y trabajo en París desde 2013. Nací en Extremadura, de padres agricultores. He crecido en el campo y por eso este tema me atañe.

Me gustaría se hablara de esa manifestación con repercusión en la economía, pero sobre todo, darle voz a estas gentes que a nadie parecen importarles. El sector primario es fundamental para la sociedad. Y en Extremadura, si no hay sector primario.... qué hay?

Sé que hay otras empresas extremeñas, tipo Vegenat, que se han llevado parte de su producción a Marruecos, ¿es eso lo que pretenden? No lo sé. Sería paradójico que la empresa de la que tanto se jactan como ejemplo empresarial en Extremadura, acabe cargándose el tejido rural extremeño.

María Jesus Lobón Iglesias. París

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