¿Hablamos del párking, hablamos de política?

Hablar de política es más entretenido si lo haces atendiendo a vivencias personales. Hablar sobre el nuevo párking de Cáceres para explicar de una forma muy cercana y pedagógica qué es, cómo y por qué combatir lo que se conoce para los intelectuales como la “ideología dominante” es la intención para que hablemos, al menos hoy, de cuestiones políticas.

Si consigo hacer que leas íntegramente el artículo pensaré que al menos mi tiempo y mi esfuerzo para que debatamos habrá tenido parte de su recompensa, y si además consideras trascendente combatir el pensamiento preestablecido creeré que estamos un poco más cerca de evolucionar como individuos y avanzar como sociedad en su conjunto.

Quizás sea la primera vez que escuchas el concepto de ideología dominante, no te asustes. Porque debes saber que este término podría explicarse como aquellos pensamientos, actos o acciones que reproducimos todas las personas de manera inconsciente porque así parecen estar convencionalmente establecidos en nuestra sociedad. Y que son impuestos de manera exclusiva y reiterada por una minoría elitista.

Un ejemplo de esa reproducción involuntaria del discurso dominante de los poderosos al que estamos sometidos se ve reflejado en la defensa que algunos cacereños hacen del nuevo párking de Cáceres.

Cuando una persona que necesita pedir en la calle para poder subsistir, que esté tramitando la renta básica para disponer de algún ingreso económico fijo mensual, pero que hasta dentro de tres meses no recibirá la respuesta por parte de la administración autonómica, sea defensora de manera vehemente de la  necesidad de construcción del párking, es un claro ejemplo de cómo se reproduce por determinados sectores populares el discurso dominante que las élites económicas quieren que repitamos.

Este hecho por irracional e ilógico que pueda parecer, atendiendo a todos los factores que lo conforman, es más habitual en nuestra sociedad de los que a muchos nos gustaría. Y se debe combatir a través de la dialéctica que no es otra cosa que el arte del diálogo y de la discusión razonada.

Le explicas a esta persona que aparte de que él no dispone de automóvil propio, son pocos o ninguno los cacereños que acceden habitualmente a los parking privados.

En una pequeña localidad como la nuestra bien sea andando, en transporte público o utilizando los aparcamientos gratuitos tenemos suficiente para cubrir nuestras necesidades, por lo que el uso sería casi exclusivo para el turismo.

La rentabilidad turística podría ser un condicionante suficiente para suponer necesaria tal infraestructura, apelándome por su parte a tal circunstancia, pero he aquí cuando las evidencias cogen más peso, al revelarle que en los periodos de máximo apogeo turístico (únicamente verano y Semana Santa) los otros dos párking de pago no llenan su capacidad, unido a los aparcamientos libres y de zona azul del resto de la ciudad.

Para completar el intenso debate intentas hacerle ver que su defensa del aparcamiento corresponde más a intereses económicos y especulativos de otros sectores adinerados que a los intereses generales de los cacereños, recalcando que existen diez mil parados en nuestra querida ciudad y que nunca los defensores de esa ideología dominante hubieran optado por invertir esos 5 millones de euros que cuesta el párking en construir una industria manufacturera a las afueras de la ciudad.

Una industria que pudiese generar alrededor de mil puestos de trabajo directos e indirectos, aprovechando los recursos naturales que genera nuestras hermosas dehesas y donde posiblemente él podría ser uno de esos afortunados trabajadores.

Como si de la función de un interruptor se tratase, esta persona comprendió al instante que lo que hasta ese momento defendía no era más que lo que le obligaban a pensar.

Si a tí te ha sucedido algo parecido al leer estas explicaciones, es porque también reproducías de manera automática el discurso dominante de las élites. La educación machista o la aceptación de precariedad en el trabajo como modelo natural que rigen las relaciones laborales son otros ejemplos de reproducción inconsciente con la que nos adiestran a todos los individuos.

En ocasiones pensamos que es imposible combatir al sistema debido a que está muy interiorizado en las personas, otras veces consideramos que estamos perdiendo el tiempo al explicar y razonar nuestras afirmaciones. No debemos decaer en el intento de animar a todo el mundo a pensar libremente, a crear contrapoder y a romper las cadenas que nos imponen.

“Levántate y Piensa”