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Las extremeñas toman la calle: “¿Cómo es posible que el Estado no escuche los gritos de una maltratada?”

Concentración contra la violencia de género en la Plaza de España de Mérida.

Esmeralda Torres

La última semana dejaba trágicas y amargas cifras para la violencia de género. Nueve víctimas, un hombre asesinado a manos del ex de su actual pareja y ocho mujeres, las últimas tres en menos de 24 horas. Con éstas ya van 54 las que han perdido la vida en feminicidio. Por ellas, y por las que sufren cada día este maltrato, han elevado aún más la voz las asociaciones de mujeres y feministas extremeñas, quienes continúan reivindicando la necesidad de un pacto de Estado y consideran que es una cuestión de educación. “Tenemos una cultura que fomenta la violencia, debemos fomentar la educación en valores y aprender a manejar las emociones”, declara María del Puerto Rodicio, agente de igualdad en la Mancomunidad del Valle del Jerte.

La asociación de mujeres Malvaluna organizó ayer una concentración contra los últimos asesinatos machistas en la Plaza de España de la capital autonómica. Con algunas vestimentas lilas -color de la violencia de género- y carteles que anunciaban ‘¡Cuidado! El machismo mata’, los miembros de esta organización estuvieron acompañados de, autoridades (entre ellas la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, y el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna) y afiliados de otras asociaciones de mujeres y ciudadanos quienes, juntos, guardaron un minuto de silencio por las víctimas.

“En España no hay terrorismo más grande que el machismo patriarcal”, afirma Marisa Prudencio, representante de la asociación Mujeres Maquinando, quien no entiende “cómo es posible que el Estado no escuche los gritos de una mujer cuando la están maltratando”. Desde la organización entienden que el responsable directo de este tipo de crímenes es “quien empuña el arma, pero luego hay muchos silencios que facilitan estos asesinatos”.

Con estas declaraciones hacía alusión a la pasividad del Gobierno central, administración a la que, una vez más reivindicaron su atención y la necesidad de “un gran pacto de Estado”, dice una de las coordinadoras de Malvaluna, Catalina Galán. La mujer insistía en que se debe revisar las actuaciones “tanto en materia de sensibilidad y prevención como en materia de atención”. Un ejercicio al que Prudencio añadía una observación legislativa: “le aplicaría la ley”.

Respeto e igualdad desde pequeños

Pero la pasividad no es la única recriminación que asociaciones de mujeres y feministas lanzan contra el Gobierno central. Todas señalan que los recortes en materia de sensibilización y prevención son perjudiciales para la violencia de género y pasan factura en forma de casos de maltratos. “Todo paso atrás tiene consecuencias en la vida de las mujeres”, relata Galán, quien asegura que hace falta invertir más medios económicos y materiales en víctimas, “tanto en las que denuncian como en las que rompen su pareja sin denunciar”.

En este sentido, la feminista extremeña Pilar Barrientos insiste en la figura de vital importancia que juega la educación. “La educación delimita las formas de proceder en las relaciones entre hombres y mujeres”, comenta. Por ello, algunas organizaciones y oficinas de igualdad están llevando a cabo proyectos que inculquen la paridad desde las etapas más tempranas.

Concretamente, desde la oficina de igualdad de la Mancomunidad del Valle del Jerte, se está trabajando desde Educación Infantil. “A través de cuentacuentos le inculcamos el valor de la responsabilidad”, apostilla Rodicio. La agente explica que también se han puesto en práctica programas con niños de Educación Primaria, como el de ‘Me importa un huevo’, y talleres con Escuelas de Familias que les indican cómo actuar en caso de contar con un “maltratador” entre ellos. Para esta oficina, es indiscutible “fomentar la cultura del respeto y la igualdad” para erradicar esta violencia.

Actividades en repulsa

Estos proyectos se acompañan con otras actividades en repulsa contra la violencia machista.

La oficina de igualdad del Valle del Jerte ya convocó un movimiento ‘Women in black’ el pasado mes de octubre en Cabezuela del Valle (Cáceres) y se encuentra organizando otro. También han colocado en las rejas de su edificio un lazo por cada una de las asesinadas desde 2003, cuando comenzó a funcionar el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.

Otro de los movimientos a los que se están sumando varias urbes, entre ellas Badajoz y Almendralejo, es el protagonizado por zapatos rojos. Bajo el epígrafe ‘Zapatos Rojos Arte Público’, la Asociación de Mujeres Progresistas de Badajoz invita a colocar zapatos el próximo 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, en el Paseo de San Francisco de Badajoz, para reflejar a la mujer como si estuviera andando aunque en realidad “está ausente”, explica su presidenta, Inés Rodríguez. Para ello, previamente se recogerán todo tipos de zapatos de mujer y niña que serán pintados de este color.

La misma iniciativa se lleva a cabo en Almendralejo donde recogen zapatos en el Centro Joven que serán también pintados de rojo y colocados en la Plaza de Espronceda el próximo día 25.

Este movimiento tiene su origen en México. Según cuenta la historia mexicana, los asesinaos tenían la costumbre de dejar los zapatos de la víctima teñidos con sangre para que las familias no las buscaran más. A raíz de esto, en 2009, Elina Chauvet reunió 33 pares de zapatos donados por mujeres, que tiñeron de rojo como acto simbólico de las que habían muerto a mano de sus parejas.

Machismo entre los más jóvenes

Rodríguez cuenta que, también con motivo del día internacional, se están realizando charlas coloquio en institutos, dirigidas a alumnos de tercero y cuarto de Secundaria, con el tema ‘El amor romántico como fundamento ideológico de la violencia de género’. La presidenta de la asociación muestra la crudeza de algunas reflexiones de los chavales cuando reconocen algunas conductas machistas en sus relaciones, en pleno siglo XXI.

“Sobran los motivos para salir a la calle y realizar todas estas actividades, para dar voz a aquellas personas que ya no la tienen, para devolver a las víctimas su dignidad, para señalar a los agresores y asesinos”, subraya Rodríguez.

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