1.- España gasta muy poco en justicia. Todo nuestro sistema judicial, cárceles incluidas, sale por 4.632 millones de euros al año. Por comparar, la obra para soterrar la M-30 de Madrid se llevó más de 10.000 millones. Si miramos a Europa es aún peor. España gasta un 1% del presupuesto público en justicia. La media europea es casi el doble: el 1,9%.
2.- España tiene 4.689 jueces. Son apenas 10 jueces por cada 100.000 habitantes. Son muy pocos. La media europea es más del doble: 21,3 por cada 100.000 ciudadanos. También estamos por debajo de la media en el número de funcionarios dedicados a la justicia y en fiscales.
3.- España, y así nos va, también cuenta con un porcentaje de litigios por habitante entre los más altos del mundo. Cada año entran algo más de nueve millones de asuntos a los tribunales. Para un país europeo de nuestro tamaño, lo normal sería que fuesen más o menos la mitad. Solo Estados Unidos entre los grandes países está más judicializado que España.
4.- La excesiva litigiosidad no es un problema de delincuencia: nuestra tasa de criminalidad, por suerte, también está muy por debajo de la media europea. Tampoco tiene que ver con ese tasazo que defiende Gallardón. Es culpa de la falta de medios públicos para la mediación -que provoca que cualquier conflicto tenga que pasar, por narices, por un tribunal- y también tiene que ver con la legislación: con lo fácil que resulta dilatar un proceso con recursos de escasa validez.
5.- Como era de esperar, que tengamos una justicia con la mitad de recursos y el doble de pleitos lleva a un colapso fácil de imaginar.
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