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Las 'mareas' hacen historia en Galicia

Xulio Ferreiro, proclamado alcalde de A Coruña con el apoyo de PSOE y BNG

Los actos de investidura celebrados esta mañana en A Coruña, Compostela y Ferrol adquirieron la consideración de históricos, con la llegada a los gobiernos locales de las mareas y candidaturas de unidad popular, y la designación como alcaldes de Julio Ferreiro (Marea Atlántica), Martiño Noriega (Compostela Aberta) y Jorge Suárez (Ferrol en Común), respectivamente.

Significativa fue la ceremonia en Lugo, con la investidura de la socialista Lara Méndez como alcaldesa (primera mujer que ostenta el cargo en la ciudad), después de 16 años de gobierno de Xosé López Orozco. Y había interés, igualmente, por confirmar el resultado en Ourense, donde -cómo se preveía- el popular Jesús Vázquez se convirtió en alcalde, al votar por sus propios candidatos DO y PSdeG-PSOE. En Vigo y Pontevedra las amplias mayorías de Abel Caballero y Miguel Ángel Fernández Lores (absoluta en el caso de la ciudad olívica) no dieron lugar a sorpresas, siendo estos dos regidores los únicos que repetirán mandato en las siete ciudades gallegas.

Sin embargo, el titular de la jornada es claramente para las mareas gallegas, que llegan al poder en tres urbes, combinando el impulso ciudadano con el apoyo de Esquerda Unida, Anova y Podemos, entre otras fuerzas. Gobiernos de cambio, que realizan una apelación general a la participación social y la codecisión, unida a un refuerzo de las políticas sociales. Una avanzadilla, en la política local, que podría tener su continuidad en una candidatura unitaria para las próximas elecciones generales.

A Coruña: “La plaza entró en el palacio”

Con el bastón de mando en alto, dirigiéndolo hacia los cientos de personas que seguían desde fuera del palacio municipal a sesión de investidura, con el Grândola, Vila Morena de fondo al son de las gaitas y con concejales y vecinos emocionados y entre lágrimas. Así acabó Xulio Ferreiro el acto en el que fue proclamado nuevo alcalde de A Coruña, una ciudad que, dijo, “comienza un tiempo nuevo”, al igual que un Ayuntamiento que “deja de ser un coto personal y el patio trasero de los señores de la desigualdad” para convertirse en una herramienta al servicio de las personas“.

Fue un día “alegre y histórico para A Coruña”, repitió en varias ocasiones Ferreiro, en alusión a las palabras que Domingos Merino, el primer alcalde de la actual era democrática, había dirigido a los ciudadanos ya en 1979. Lo repitió dentro -y varias veces- en el salón de plenos y lo volvió a decir fuera, ante cientos de ciudadanos, en un discurso que quiso compartir el nuevo gobierno de la Marea Atlántica con varios vecinos que simbolizaron las diferentes generaciones de coruñeses. Desde un anciano que recordó emocionado la represión que se había vivido ya en 1936, hasta una joven que apeló a la ilusión y a la “lucha por los sueños”, pasando por una mujer con su bebé que destacó “el oasis de poder ciudadano” que surge “en medio de tanto desierto”. Lloraron muchos de los nuevos ediles y lloró mucha gente de la que se acercó a María Pita.

Porque “hoy por fin la plaza entró en el palacio”, advirtió Ferreiro, que aseguró también que “ahora el palacio debe entrar también en la plaza, en todas las plazas de la ciudad”. “De nosotros depende que no vuelva a salir”. Lo dijo en su discurso oficial en el salón de plenos y fuera ante una vecindad que gritaba: “que sí, que sí, que sí nos representan”, “¡hay marea!” o “el pueblo unido jamás será vencido”. Hace cuatro años, en la investidura de Negreira, la policía vigilaba ante las protestas del 15M, entonces aún acampado en las plazas. Esta vez, la gente aplaudía el cambio y mucha esperó en fila para entrar en un palacio que quedó pequeño. “Nunca se había visto esto”, reconocía una vecina de la zona media hora antes de que comenzara el acto.

Luego, Ferreiro recordó también que A Coruña forma parte ya, ahora oficialmente, de esa “red de ciudades rebeldes de todo el Estado”. “Ada Colau dijo un día que nos preguntarían quiénes somos; ahora nos preguntarán por qué no llegamos antes”, terminó el ya regidor, tras volver a ofrecer el bastón de mando a la gente y después de recordar que “esto es vuestro”, en referencia a la ciudadanía. “No estamos solos, tenemos la ayuda de miles de vecinos porque este es el gobierno de la gente; nosotros somos contingentes, pero vosotros sois necesarios. Tenemos que estar todos y todas juntas”, finalizó.

Antes, dentro del palacio municipal, Ferreiro apostó por “una nueva manera de gobernar” después de convertirse en nuevo alcalde de A Coruña. Emocionado, de una de sus ya tradicionales camisas de cuadros, fue investido regidor después de que su candidatura fuera apoyada por los diez concejales de la Marea Atlántica, los seis del PSOE y el único del BNG, 17 en total.

“Es un día alegre y histórico. Esta ciudad recuperó la ilusión y tenemos otra vez una sonrisa en la cara”, comenzó su discurso de investidura Ferreiro, que aludió a una plaza que “está llena de gente que ve ante sí una oportunidad histórica para hacerse cargo del presente y construir un futuro mejor para todos y todas”. Además, hizo referencia a una corporación plural “que se parece como ninguna otra la Coruña que yo conozco, a la que veo en el barrio de A Gaiteira o en la grada de General”.

Además, Ferreiro insistió mucho en la idea de abrir el Ayuntamiento “a la gente”, a la ciudadanía. Un palacio municipal al que, reconoció, era “la segunda vez que entraba”. “En la primera, hace unas semanas, me sentí un intruso”, repitió, algo que quiere cambiar desde el gobierno local que ahora dirige porque, como insistió, “la plaza debe entrar en el palacio y el palacio en la plaza, en todas las plazas”. Prometió “honestidad y ética” y dijo que “si la gente de lo común llega a las instituciones es para seguir siendo gente de lo común”. “Así entramos y así saldremos y en el camino nos dejaremos la piel por la gente de lo común”, insistió después de aclarar que los “jefes”, ahora, son los “los vecinos y vecinas de A Coruña”.

Fue en un discurso con referencias a Suárez Ferrín, alcalde asesinado por el fascismo en el 36, a Lois Pereiro, a Curros Enríquez, a Manuel Rivas, a Domingos Merino, a Nunca Máis y al 15M. Y que terminó con la interpretación emocionada del himno gallego y con el encargo de Luísa Villalta: “Ciudad tatuada en la pétrea piel del mar. Si el Atlántico nos llama, nosotros vamos a navegar”. Fuera, vecinos, concejales y bailarines se mezclaban echando una pieza. Y las gaitas y los bombos sonaban mientras el cielo aguantaba la lluvia, que no llegó hasta que ya había un nuevo alcalde.

Compostela: Noriega toma el bastón de mando con Ánxel Casal y las 'Marías'

Ánxel Casal, Maruxa y Coralia. El alcalde galleguista y republicano asesinado por los franquistas en 1936 y las populares 'Marías', mujeres represaliadas por la dictadura que se convirtieron en icono de Santiago fueron protagonistas este sábado en la investidura del nuevo alcalde capitalino, Martiño Noriega. El nuevo regidor y los otros nueve ediles de Compostela Aberta accedieron al Pazo de Raxoi desde su parte trasera, a un lado de los calabozos en los que los sublevados recluyeron a Casal. Y desde allí quien aún no era regidor manifestó su primer propósito: que los vecinos y vecinas “recuperen la confianza” en el Ayuntamiento.

La cuarta toma de posesión de un alcalde de Santiago en los últimos cuatro años comenzó con una mezcla de fiesta y tensión. De fiesta por la banda de Compostela Aberta y de tensión porque, hasta el último momento, se mantenía el temor de que aconteciera “algo raro” a la hora de votar. No obstante, la presencia en el acto del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, invitaba a pensar que se cumpliría el guión previsto, y así fue.

El pleno de investidura se desarrolló con normalidad. A las fórmulas habituales de promesa y juramento del cargo se añadieron promesas propias por la banda de Compostela Aberta y también del BNG. Concha Fernández, ataviada con una camiseta de Rosalía de Castro prometió llevar a cabo su cargo “con honestidad y transparencia”. Marta Lois prometió “promover la igualdad de hombres y mujeres y luchar por la justicia social”. Noriega prometió el cargo “con Ánxel Casal en la memoria y Maruxa y Coralia”. Por el lado del BNG, Goretti Sanmartín se comprometió a “trabajar a destajo por los hombres y mujeres de Santiago de Compostela y todo el pueblo gallego”.

Un leve fallo de protocolo hizo que Noriega tuviera que recibir dos veces el bastón de mando, pues en la primera, había olvidado prometer el cargo de alcalde. En su discurso el nuevo regidor se acordó de su pareja y de su hija y también de la “gente” con la que “la vida me regaló poder compartir espacio y tiempo: ”como Xosé Manuel Beiras, Avelino Pousa o Isaac Díaz Pardo“, afirmó el nuevo alcalde. Con una ”flor de un jazmín que plantó Avelino“ en la solapa el nuevo alcalde recordó que ”ellos fueron los que me hablaron de Ánxel Casal a lo que hoy reivindico, no sólo porque él tenía, como yo, 40 años cuando fue alcalde, sino que representa valores que van a ser un pilar para nosotros como el de la sensibilidad social y cultural“. Al hilo de esto añadió que ”peleó por la tramitación del Estatuto de Nación y por la defensa de los valores democráticos y lo pagó con la muerte en una cuneta de Cacheiras“.

Más allá de la parte simbólica, al ponerse al frente de la corporación capitalina Noriega les lanza una “solicitud” al resto de grupos, con los que tendrá que negociar a lo largo del mandato: “apostar por el común denominador, por la recuperación del latir de la ciudad, con las manos tendidas desde el diálogo y la diferencia”. “Me comprometo a gobernar para la mayoría social agredida”, sentenció. Uno de los primeros abrazos del inicio del mandato fue para Xosé Manuel Beiras, para quien resulta “reconfortante” poder refutar en Santiago “los constantes mensajes que se mandaban de que no había nada que hacer y que Galicia es un país de derechas”.

Ferrol: Un gobierno “del común” para superar la crisis “eterna” de la ciudad

“Hoy comienza un nuevo tiempo en Ferrol. La ciudadanía decidió que una candidatura de unidad popular se pusiera al frente del gobierno para, desde el común, articular una solución a los problemas que afectan a sus derechos más esenciales: la vivienda, el trabajo e incluso el sustento”. Así comenzó Jorge Suárez su primera intervención como alcalde de la ciudad, una investidura posible gracias a los votos de los seis ediles de su formación, los seis del PSdeG-PSOE y los dos del BNG.

Como ya había anticipado el propio Suárez, el acto de investidura fue sencillo y austero, “sin ningún tipo de ostentación, porque Ferrol es donde menos corresponde hacerlo, debido a la situación socioeconómica que vivimos”. “Aunque comienza un nuevo ciclo, consideramos que tampoco es momento para celebraciones o grandes fiestas, y por lo tanto no va a haber megafonía en la plaza ni evento festivo alguno”, decía. En efecto, las únicas novedades introducidas fueron la retirada de la ceremonia de todos los símbolos religiosos y el carácter “abierto” del evento, de entrada libre para toda la ciudadanía y sin invitaciones especiales a autoridades civiles y militares.

En cuanto a la investidura, ninguna sorpresa. Los concejales y concejalas ejercieron su voto cumpliendo lo ya anunciado. PP y Ciudadanos optaron por el juramento al tomar posesión, los ediles del PSdeG-PSOE prefirieron la promesa y los del BNG emplearon la fórmula de el imperativo legal, que también fue seguida por la mayoría de los representantes de Ferrol en Común (incluido el propio alcalde), optando dos de ellos por prometer.

Tras el también protocolario recuento de las reservas financieras existentes en la caja municipal (6,5 millones de euros), Jorge Suárez ofreció su primer discurso como regidor, en el que repitió algunas de las ideas-fuerza que marcaron la propia campaña de Ferrol en Común, comenzando por la participación, la apertura del ayuntamiento y la deliberación y codecisión por parte de los vecinos y vecinas y las organizaciones sociales: “Recibo este bastón de mando como uno más, para entregárselo de nuevo a la ciudadanía, para darle un nuevo contenido en el que la democracia y la política recuperen sus sentidos: democracia como poder del pueblo y política como búsqueda conjunta del bien común”.

“Vivimos un nuevo tiempo, en el que la ciudadanía no se resigna a depositar su voto una vez cada cuatro años”, destacó, prometiendo “un ayuntamiento que abra puertas y ventanas, que sea la casa del pueblo, con acceso libre, donde la codecisión sea un factor decisivo para priorizar el gasto donde más se necesita”. Instó en este sentido a “tejer redes, para que la indignación y la frustración se conviertan en activismo e implicación en la vida pública, para que las soluciones políticas a problemas concretos sean consensuadas entre representantes políticos y la vecindad”. Se comprometió a “gobernar obedeciendo” y evitar cualquier tipo de “sectarismo político” o “la defensa de posiciones partidarias”.

La difícil situación social y económica que vive la ciudad fue otro de los núcleos de su intervención, echando mano incluso de su experiencia vital: “Mi familia tuvo que marcharse de esta ciudad por la crisis del sector naval. Décadas después, los y las jóvenes de Ferrol siguen obligadas a marchar”, dijo, destacando que “el futuro de la ciudad depende de esa juventud, víctima de esa hemorragia que vacía Ferrol”.

Apeló también a la lucha social y al ejercicio de la “dignidad”: “Durante décadas la lucha obrera y el activismo social fueron buque insignia de esta ciudad, una experiencia de la que debemos hacer bandera”, dijo. Reclamó también “unidad” y “conciencia de comunidad” para “reclamar lo que a Ferrol le corresponde y se le está negando”. En este sentido, Suárez enumeró algunos de los asuntos y demandas que a fe que marcarán la gestión del gobierno que lidera: “carga de trabajo para sus astilleros públicos punteros, infraestructuras y servicios ferroviarios que nos alejen del siglo XIX, saneamiento integral de la ría, una ciudad abierta al mar, espacios verdes para una ciudad compacta y la recuperación de los terrenos propiedad del Ministerio de Defensa”.

“Debemos tener humildad y firmeza” para hacer “resurgir esta ciudad y también esta institución, remunicipalizando los servicios públicos” -concluyó Jorge Suárez- “Debemos tener valentía para enfrentarnos a esos monstruos que devoran nuestros recursos públicos”. El nuevo alcalde de la ciudad cerró su discurso citando a Albert Camus, que escribió “en lo más crudo del invierno aprendí que dentro de mí hay un verano invencible”. “Esta ciudad lleva un invierno eterno y, desde luego, merece un verano invencible”, señaló.

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