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Las mujeres de las conservas rurales

Conservas Amorodo produce según los productos que haya en temporada. / Conservas  Amorodo

María Muñoz

María Victoria Cosme y Yolanda Villar han nacido y vivido “de toda la vida” en Soutelo de Montes (Pontevedra), una localidad de apenas 200 habitantes, donde en 2003 se puso en marcha un polígono industrial para tratar de parar la elevada emigración. Ellas no quisieron quedarse atrás y decidieron comenzar su propio negocio, Conservas Amorodo, una fábrica de conservas vegetales ecológicas que ellas mismas pusieron en pie. Tras casi ocho años en funcionamiento, emplea a cuatro mujeres y un hombre de la zona y distribuyen en casi toda Galicia y algunos puntos de la cornisa Cantábrica, Barcelona y Madrid.

“Ninguna de las dos teníamos experiencia profesional en la elaboración de conservas solo como aficionadas, de las setas que recogíamos por el monte y luego preparábamos en casa”, explica Cosme. Primero empezaron a construir la nave, poner en marcha la maquinaria y de forma paralela comenzaron a formarse en agricultura ecológica y fabricación de conservas. “Fuimos más que valientes porque lo hicimos todo nosotras y cuando terminamos las obras teníamos un master completo en construcción”, subraya.

A los tres años de comenzadas las obras, empezaron a producir sus primeras conservas: desde grelos, tomates, pisto, judías a mermeladas de kiwi, naranja, o pera con albariño, un producto que acaban de empezar a comercializar. “En la zona que vivimos es media montaña, principalmente dedicada a la ganadería, por lo que no existe agricultura y nuestros proveedores proceden de otras zonas cercanas, sobre todo de Galicia, en la medida en que los productos lo permiten”, señala Cosme. Su objetivo era favorecer el producto local y del norte de Portugal que trabajan con cultivos ecológicos y que no emplean herbicidas. “Tenemos que cuidar lo que tenemos”, subraya.

Producción de temporada

Su producción va paralela a las temporadas de cada producto. Así, en enero, febrero y marzo elaboran las conservas de los grelos. En invierno también hacen las mermeladas de kiwi y de naranja y ahora en verano producen las conservas de judías, las mermeladas de melocotón o las salsas de tomate. “El producto que llega es fresco procedente de excedentes, lo que no quiere decir que sea de menor calidad, sino que es lo que los productores no han logrado vender”, detalla una de la socia de Conservas Amorodo. Según entra la materia prima hacen las conservas. Los restos que no utilizan los emplean como compost natural o alimento para el ganado.

Tienen empleadas a cinco personas -cuatro mujeres y un hombre- de la zona como fijas discontinuas, es decir, que les contratan cuando tienen producción. “Teníamos claro desde el principio que la fábrica era para favorecer el empleo local”, subraya Cosme.

Tras casi nueve años en marcha venden sus productos en casi toda Galicia. “Siempre en tiendas pequeñas porque lo que queremos favorecer es el comercio de proximidad”, explica Cosme, quien subraya que cuando comenzaron pocos querían saber algo de los productos ecológicos. “Tuvimos que patearnos mucho las calles y los comercios para contar qué tenían de especial y por qué eran buenas las conservas que fabricamos”, subraya. También tienen puntos de distribución en Asturias, País Vasco, Barcelona y recientemente en Madrid.

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