Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Feijóo se alinea con la ultra Meloni y su discurso de la inmigración como problema
Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada
Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

Análisis Hohokum, la fantasía de un hippie pasado de tuerca

Hohokum Analisis

Daniel Moreno

Juegos indies es lo que queremos muchos de nosotros y juegos indies es lo que vamos a tener dada la contundente apuesta que están realizando las firmas más importantes del sector por este tipo de títulos, lo cual ya viene a ser todo un sinónimo de victoria ante las grandes producciones genéricas que han caracterizado a los últimos años de la vieja generación de consolas, donde el modelo a seguir era Call of Duty, o en otras palabras, los juegos de acción en pasillo que pese a su espectacularidad acabaron por hacernos sentir como ante un puesto de tiro al pato en la feria del pueblo.

Bien es cierto que no todos los indies son iguales ni muchísimo menos, dado que los tenemos para todos los gustos y colores. Los hay de corte retro capaces de hacernos rememorar lo mejor de la ‘época dorada’ de los videojuegos, los hay facilones y para todos los públicos, los hay de puzles extremadamente desafiantes y también tenemos alguno que otro capaz de volver a poner de moda un género olvidado como el de los survival horror. Ahora bien, cuando se habla de juego indie como tal no son pocos los que inmediatamente piensan en algo extraño, experimental, sin calificación clara posible.

En este último grupo entra Hohokum, la última propuesta del pequeño estudio Honeyslug en colaboración con Sony Santa Monica, con un lanzamiento en formato cross buy para PS3, PS4 y PS Vita.

Sin historia ni objetivos claros. Pura belleza escénica.

¿Por dónde empezar con Hohokum? Bueno, decir que claramente no es un título destinado a aquellos que siempre buscan tener un punto claro, un objetivo definido en mente. Eso de avanzar del punto A al B realizando los pasos que te ordenen en el orden correcto es un esquema que queda completamente fuera de juego en Hohokum. Nos encontramos pues ante un viaje sin más, ante la posibilidad de explorar un tan mágico como colorido mundo con plena libertad y sin normas a seguir.

Con un apartado gráfico realmente vistoso en 2D, Hohokum es imaginación pura y dura, hasta el punto de llegar a transmitir la sensación de que sus responsables han ‘desparramado’ demasiado en ciertas ocasiones. La base del juego consiste en interactuar con el entorno de una forma bien sencilla, acercando nuestro protagonista/culebrilla/espermatozoide a cualquier elemento que nos llame mínimamente la atención. De esta forma puede que dicho elemento se contraiga o expanda, se ilumine, salte o emita algún sonido. Si interactuamos con los suficientes elementos puede que se nos abra un acceso a una nueva estancia.

Reiteramos que no debéis esperar ningún tipo de cartelito, mensaje o notificación alguna que os indique por dónde ir o qué hacer. No hay ningún tipo de tutorial ni personaje que nos indique el siguiente paso. Tan sólo la libertad para volar por cualquier rincón de unos escenarios realmente imaginativos, y siempre acompañados por una banda sonora y unos efectos de audio capaces de transmitir paz y sosiego.

Estamos ante una experiencia que requiere de casi todos nuestros sentidos, pero por encima de todo requiere que nos sentemos a jugar en un estado de paz interior, con ganas de dejarnos llevar y descubrir sin más. Si nos lo tomamos con calma y con la mente más o menos abierta disfrutaremos de sus numerosos puzles y las diferentes posibilidades de nuestro protagonista/cometa/lombriz-arcoíris, como por ejemplo su habilidad para transportar a otros personajes. Llevarlos al sitio correcto nos dará acceso como decimos a nuevas áreas y secretos.

A primera vista puede parecer que realmente ‘no hay nada que hacer’ en Hohokum, una idea completamente errónea. Vale que su jugabilidad es muy peculiar, y que no cuenta con las bases como para ser aceptado por la gran mayoría de los jugadores, pero su ritmo pausado y la sensación de calma y libertad que transmite unidas a la cantidad de rompecabezas y secretos que esconde, por nimios o pequeños que sean, hacen de él un título repleto de posibilidades.

Pero como hemos comentado más arriba, una de sus grandes bazas para conseguir llamar nuestra atención se esconde en ese curiosísimo apartado visual. Estamos ante un mundo repleto de encanto e imaginación, donde hay cabida para una gran diversidad de colores y formas, dando lugar a personajes tan peculiares como nuestro propio protagonista/cuerda-de-colores/ojo-egipcio-con-el-rabillo-desproporcionado o inclusive más. Por otro lado los escenarios también destacan de forma más que llamativa, dando lugar a una buena galería de estampas identificables al primer vistazo.

Ni el ‘viaje astral’ de un hippie.

Con todo esto queda claro que Hohokum no es un título para todos los públicos, ni muchísimo menos va a competir en ventas y popularidad con cualquier Triple A como sí que están haciendo actualmente otros indies como Minecraft. Hohokum es un auténtico experimento en toda su concepción, empezando por esa jugabilidad cuya espina dorsal es la libertad y continuando por su tan peculiar como llamativo apartado artístico y sonoro.

Hohokum puede ser una auténtica delicia para todo aquel que sepa verlo con los ojos apropiados, desde luego, al igual que puede ser un auténtico sin sentido para esa misma persona de no darle la más mínima oportunidad. Es una propuesta diferente, sin duda, pero también confusa y extraña, así que poco más podemos decirte si aún dudas sobre si merece la pena invertir esos 9’99 euros que cuesta para obtener un juego que podrás disfrutar en cualquiera de las actuales consolas Playstation.

Si tienes ocasión, al menos pruébalo un rato. Si a los diez minutos comienzas a sufrir espasmos suelta el mando. Si por el contrario ya no puedes vivir sin imaginarte flotando en un mundo repleto de formas y colores, o bien tienes un problema con las drogas o bien tu propio cuerpo te está pidiendo que te hagas con él.

Lo mejor:

  • Un auténtico viaje repleto de imaginación. Sin normas ni objetivos más allá de disfrutar del camino.
  • Visualmente encantador. Muy vistoso y con un apartado sonoro ideal.

Lo peor:

  • Puede resultar sumamente confuso.
  • No es una propuesta para todos los públicos.
Etiquetas
stats