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“Los títeres no tienen problemas de ego ni de agenda”

Dora Cantero / Paulette San Martín

José Antonio Fuentes

No sé si los niños, hoy en día, siguen jugando al escondite. Lo cierto es que Dora Cantero no ha olvidado el grito de mimaia con el finalizaba este juego en su infancia. Una expresión de alegría de los niños al llegar a un lugar seguro. Un grito que la molinense afincada en Arenys de Mar, Barcelona, transforma en poesía haciendo que el espectador, niño o adulto, se sienta en el teatro como en su propia casa y se deje llevar por la magia de estas maestras titiriteras.

¿Cómo describirías tu oficio a una persona ajena al mundo del teatro?

Cuando me preguntan a qué me dedico suelo decir que hago teatro para niños. Evito decir que soy titiritera porque mucha gente te imagina por la plaza pasando la gorra o viviendo de cualquier manera.

Sin embargo, para mí es uno de los trabajos más bonitos del mundo. Trata básicamente de contar historias a través de personajes a los que das vida.

Hay un cierto prejuicio.

No sé si es tanto prejuicio como desconocimiento. Lo cual es una pena porque indica lo poco que se tiene en cuenta este oficio. O bien piensan que eres un muerto de hambre o bien que eres un ser fantástico, cuando la realidad no es ni una cosa ni la otra. Es un género teatral que erróneamente se ha considerado menor dentro del teatro. El oficio de titiritero es tan antiguo como el de zapatero o carpintero.

Hablamos de oficio porque hay poca formación reglada en torno a esta especialización en los estudios teatrales.

En Cataluña hay poca formación. La especialización del Instituto del Teatro se ha ido reduciendo y ya no tiene el peso académico que tenía antes. En países como Francia está el Institut International de la Marionette, que es toda una institución y se lo toman muy en serio. La gente sale muy preparada y tienen festivales muy importantes. El hecho de que exista formación reglada con organismos públicos que la apoyan repercute en que el público tome más en serio nuestro trabajo.

¿Es un oficio duro?

Cuando empecé a trabajar los viajes en furgoneta era una de las cosas que más me gustaban. Ahora admiro a los compañeros que siguen con la ilusión intacta, a pesar de los años en la carretera. No sé si de aquí a un tiempo seguiré teniendo esa energía. Mina y yo lo hacemos todo, incluido el montaje y desmontaje de cada espectáculo. Una vez fuimos y volvimos a Toulouse en un día y actuamos para dos personas. Otras veces el teatro está lleno, el pase es fantástico y todo tiene sentido.

En el futuro me gustaría desarrollar una carrera profesional en el ámbito de la literatura dramática e infantil, aunque tampoco es fácil. Me permitiría pasar más tiempo en casa con mi familia, algo que cada vez me apetece más. He comenzado a publicar algunas obras en la revista Namaka.

¿Cómo una licenciada en Dirección Escénica por la ESAD de Murcia acabó convertida en titiritera?

Todo se gestó de manera paralela a mis estudios. Mientras estudiaba en la ESAD comencé a trabajar con Títeres Tiritando en un espectáculo que se llamaba `Alicia en el país de las basurillas´. Fue divertido y duro a la vez, pero despertó mi curiosidad por este género teatral. Al finalizar la ESAD me incorporé a la compañía murciana de títeres, Periferia Teatro. Con ellos trabajé muchos años, viajé por el mundo y han sido mi escuela.

Mimaia Teatro nació en Murcia en el 2008. En 2011, gracias a una beca, me fui a vivir a Barcelona y allí conocí a Mina Trapp. Coincidimos en la manera de entender el teatro de títeres y decidimos juntar su universo plástico con mi universo poético. Mimaia es lo que decía cuando jugaba al escondite. Es una palabra inventada que quiere decir casa o refugio. Mimaia es para mí ese refugio del mundo, un lugar donde estoy a salvo.

¿Qué encuentras en los títeres que no has encontrado en un reparto de actores?

Los títeres me resultan más fáciles que los actores, no tienen problemas de ego ni de agenda. El títere o el objeto es un medio a través del que contar historias que hablan de nosotros desde la emoción, la crítica, etc... El títere permite crear un mundo mágico y tiene la posibilidad de llevarte muy lejos. Tiene todas las posibilidades que ofrece un actor y alguna más ya que, por ejemplo, puede volar. También tienen sus limitaciones, es verdad, pero lo que me interesa es su dimensión poética.

¿Cómo se conjugan las ganas de dar rienda suelta a la creatividad del adulto con el mundo infantil?

Todos los adultos llevamos al niño dentro, son dos mundos que no se pueden separar. En mi caso siento la niña que soy muy cercana e intento cuidarla.

Cuando creamos un espectáculo prestamos mucha atención a la doble lectura de la fábula. Nos gusta que nuestro público sea infantil. Estamos hablando a los que vienen detrás y eso es importante. Pero los niños no vienen solos al teatro. Por eso intentamos que el padre o la madre también conecte con la historia. Que no esté mirando el móvil durante la función o aproveche la visita al teatro para echar una siesta. La dimensión poética de nuestras obras permite a los padres reflexionar o emocionarse con la metáfora del relato mientras que los niños disfrutan de forma más desprendida del cuento.

Esto ya lo han hecho grandes maestros como Saint-Exupéri con `El Principito´ o Michael Ende con `Momo´. Historias que vistas de pequeño o de adulto tienen diferentes lecturas. Lo que demuestra que es posible crear espectáculos teatrales que gusten a todo tipo de público.

En `Adiós Bienvenida´ hablas de la necesidad de que las cosas acaben para poder comenzar algo nuevo, de los ciclos de la vida. ¿Los niños son más existencialistas de lo que pensamos los adultos?

Los niños viven de forma muy intensa. Se resisten al cambio, pero una vez que lo han aceptado lo olvidan y pasan página. Somos los adultos los que nos quedamos colgados en alguna historia, en cosas que no se cierran.

Yo creo que los niños, sea en el teatro o en su vida cotidiana, están sobreestimulados. Tienen muchos juguetes, muchas actividades y eso les impide, a veces, centrarse en una cosa y explorar sus posibilidades. `Adiós Bienvenida´ es un espectáculo que conecta muy bien con los niños porque no hay un exceso de colores o música. Todo está en su justa medida y permite a los niños prestar atención al relato.

El público infantil es el más exigente del mundo. Si no les gusta se van a los cinco segundos. Los niños tienen su propio ritmo y necesitan estímulos ordenados para poder asimilarlos y emocionarse, sea risa, llanto o pasar miedo. Es necesario guiarlos en este proceso y ser cuidadoso para que no se aburran o asusten demasiado.

¿La renuncia al uso de nuevas tecnologías en vuestros espectáculos es fruto de la pereza o es una razón de ser de Mimaia?

Un poco las dos cosas. Niños y adultos vivimos rodeados de pantallas táctiles, botones y conexiones wifi. En nuestro caso lo novedoso es hacer un teatro más artesanal. Somos completamente artesanales. Lo hacemos todo entre Mina y yo, desde la dramaturgia y dirección hasta la construcción de la escenografía, los títeres y la manipulación. Muchos de nuestros títeres se construyen con objetos reciclados y nos gusta esta línea de trabajo. De momento somos más de madera y hierro, pero de aquí a unos años quién sabe.

Después de seis años de gira dentro y fuera de España actúas en Molina de Segura, tu pueblo natal. Parece que se cumple una vez más eso de que nadie es profeta en su tierra. ¿Nerviosa o es un bolo más?

Es la primera vez que actúo con Mimaia, ya era hora. Estamos muy contentas de que por fin hayan apostado por programarnos. Y sí, parece que nadie es profeta en su tierra.

Jugar en casa me pone nerviosa. Aunque poder compartir el trabajo con familiares y amigos siempre me hace mucha ilusión.

¿Qué echas de menos y qué te duele de Murcia?

Echo de menos muchas cosas que suenan a tópicos pero que son ciertas en mi caso como la luz, las marineras o los paparajotes. Y por supuesto, la familia y amigos. También el olor de azahar cuando llega la primavera. Eso es una punzada directa al corazón.

En su momento, decidí marcharme porque Murcia está muy limitada a nivel cultural. Si quieres aprender, especializarte y salir de un ámbito local desde el que es muy difícil sobrevivir hoy día como artista es más fácil hacerlo desde otros lugares. En Barcelona las puertas se me abrieron más fácilmente y por eso estoy aquí.

Vives cerca del mar en Barcelona en una zona, Arenys de Mar, de gran tradición titiritera, con una pareja que también es artista y tu hija. ¿Has encontrado tu lugar en el mundo?

Antes de llegar a Arenys de Mar estaba buscando un sitio donde, literalmente, aparcar un rato porque había estado mucho tiempo dando vueltas sin encontrar un sitio donde realmente me apeteciera vivir. He viajado por muchos países y esta tierra siempre me ha recibido con los brazos abiertos. Además hay muchos artistas haciendo cosas muy interesantes y muchos titiriteros. Aquí decidí echar raíces y ahora tengo una hija y, aunque nunca se sabe, sí he encontrado mi lugar en el mundo.

¿Cómo estás viviendo estos meses convulsos con motivo del conflicto catalán que parece no tener fin?

Me da mucha pena ver cómo se radicalizan las posiciones. Visto desde fuera es muy difícil entender la historia del pueblo catalán y la necesidad que tienen de decidir. Siento tristeza al ver de nuevo banderas por todos lados sean del color que sean. Las banderas nunca me han gustado porque nunca me he sentido identificada con ninguna. Sí pienso que la gente tiene derecho a decidir su futuro y que la fuerza y la represión no es la manera adecuada de contestar por parte del Estado. Me gustaría que los ánimos estuviesen más templados y pudieran hablar. Me cuesta mucho trabajo explicarlo cuando no estoy en Cataluña sin recurrir a los mismos tópicos que se repiten una y otra vez. La mayoría de medios de comunicación durante todo este proceso no han sido nada objetivos y han llevado a cabo una manipulación escandalosa. Y sinceramente, espero que sí tenga un fin.

¿Estás preparada para afrontar el tema catalán en las comidas y cenas familiares en Murcia?

Estoy preparada para hablar siempre y cuando se mantenga la calma y no surjan comentarios despectivos hacia ningún lado. No estoy dispuesta a que este tema nos separen porque no merece la pena, al menos, con la gente que quiero.

Invito a que vengan a Cataluña, a que pregunten, a que se informen a pie de calle y no sólo a través de los medios de comunicación que básicamente lo que hacen es echar más leña al fuego. Cataluña es una tierra mucho más diversa y abierta de lo que pretenden hacer creer desde fuera y, con ganas de hablar, sin odio, todos podemos entendernos.

¿La producción escénica en Cataluña es más fácil que en otras zonas de España?

Mi impresión es que sí se cuida más. Hay más tradición y existe una infraestructura teatral más grande. Existen organismos como el instituto Ramón Llull que ayudan a las compañías catalanas a salir al exterior. A nosotras nos facilitó la participación en el Festival de Avignon y eso nos abrió las puertas para actuar en Francia y Suiza. Eso tipo de cosas no sé si existen fuera de Cataluña. Ahora la situación se ha enrarecido y nadie sabe qué va a pasar. Estamos todos cruzando los dedos y esperando que el nudo se deshaga.

¿Qué puedes contarnos de tu nueva producción? ¿Cuándo la veremos?

Se estrenará en abril en el festival de teatro de Igualada. La producción se llama `Pelo loco´ y es un espectáculo en el que estamos en pleno proceso de creación. Es muy diferente a `Adiós Bienvenida´. Esto ha sido algo premeditado porque en el anterior trabajo hablamos más de emociones y de cómo gestionarlas y `Pelo Loco´ es mucho más crítica. Hablamos de la explotación infantil, del consumo y de las energía renovables entre otras cosas. Nosotras estamos muy contentas y muy ilusionadas. A ver cómo la recibe el público.

Después del éxito nacional e internacional de `Adiós Bienvenida´, ¿tenéis miedo a las expectativas generadas o es algo que os estimula?

Por un lado sí que sentimos que hay gente esperando ver qué haces y si está a la altura de `Adiós Bienvenida´. Y eso es una presión, claro. Pero nosotras no queremos ser una compañía que repite una y otra vez la misma fórmula porque la anterior tuvo éxito. Nos gusta buscar otro equilibrio. Si no hacemos algo diferente, para mí no tiene mucho sentido este oficio. Por otro lado, también es una suerte tener esos mil ojos detrás esperando ver qué haces. Significa que te has hecho un hueco. Intentamos que el miedo no nos pueda y que sea más valiosa la ilusión y convicción con la que trabajamos.

Y para finalizar, una expresión o palabra en catalán que te guste mucho.

Hay una expresión que me gusta mucho que es xino xano, que viene a ser lo mismo que poc a poc o mica a mica. Significa poco a poco, paso a paso, se van haciendo las cosas.

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