Melilla pone a prueba en zona hostil a la vanguardia del Ejército

Zona hostil es más que un título de película de guerra para las unidades de la Comandancia General de Melilla que estos días se ponen a prueba en un ejercicio en el que el fuego es real, entre el polvo y barro en el que miden sus capacidades, a la vanguardia del Ejército español.

Desde la Legión y Regulares a otras quizá no tan llamativas, la Comandancia ha desembarcado sus unidades en el campo de prácticas almeriense de “Álvarez de Sotomayor”, porque la ciudad española del norte de África se queda sin espacio para un ejercicio de la talla de “Rusadir”, antiguo nombre de Melilla.

Aunque aquí todos dicen que ya se les queda pequeño, “Rusadir 2017” ha tomado el Campo de Maniobras y Tiro con la misión de que “todas las unidades funcionen como una sola”, relata el coronel Melchor Marín, jefe de la Legión en Melilla que está al frente de la “agrupación táctica” de este ejercicio.

Desde las tareas de embarco y desembarco en buques civiles y militares, que constituyen toda una operación de proyección de fuerzas, pasando por la fase “Alfa” de adiestramiento de cada unidad de forma independiente, todas se unen finalmente en un “combate interarmas”, apunta Marín.

Más allá de la jerga militar, la polvareda que levantan los carros de combate “Leopard 2A4” y los vehículos de exploración de Caballería (VEC) “Pizarro” no logra ocultar ni la magnitud del despliegue ni la dureza de las prácticas.

Por cuestas que parecen imposibles toman posiciones ante un “hipotético enemigo”, explica el capitán de Caballería Pablo Ferreras, jefe del escuadrón de carros.

Aunque el calor parece ser también otro enemigo que tampoco se ve, Caballería, Infantería y Zapadores unen fuerzas en medio de la aridez de este campo, que ha quedado reflejada en la película recientemente estrenada “Zona hostil”.

Las fuerzas de Tierra de la Comandancia son apoyadas por helicópteros como los Chinook y Tigre que salen en la película que rememora el peligro que sufrieron tropas españolas rodeadas de talibanes en Afganistán, en un escenario que se le parece y mucho.

Pero aquí no hay extras para subir corriendo la ladera con todo el equipo a las espaldas ni efectos especiales que simulen la polvareda que levantan las hélices.

Aquí los tiros son de verdad y el polvo lo masca hasta el comandante jefe del grupo táctico de Regulares Antonio Chocán, que supervisa los movimientos mientras el sol aprieta en el secarral y los helicópteros se alejan en formación.

Los disparos de fondo parecen poco comparados con los cañonazos que se escuchan en una ladera más allá, donde el teniente coronel Eliseo Zurdo, jefe del grupo de Artillería de campaña número 32 de Melilla, dirige el fuego en apoyo directo a las unidades de maniobra de la Comandancia.

Pura precisión en pleno campo de operaciones, con un trabajo en cadena ejemplo de la coordinación que busca “Rusadir 2017”: uno marca el ángulo de tiro, otro la deriva y su compañero carga el obús. Un trabajo en equipo eficaz.

Desde que el observador avanzado que acompaña a la infantería y caballería da las coordenadas del “enemigo”, hasta que el puesto de mando las trasmite a la batería para que realice el disparo con “todos los datos para asegurar que lo estamos haciendo bien”, subraya el militar.

De ver que todo salga en orden se ha encargado también el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez, que ha acudido a inspeccionar las maniobras de sus unidades.

La Comandancia integra al Grupo de Regulares “Melilla 52”, el Tercio Gran Capitán I de La Legión, y los regimientos de Artillería Mixto número 32, Caballería Acorazada “Alcántara” 10 e Ingenieros 8.

Y también a otras unidades, quizás menos vistosas o conocidas, como la Unidad Logística número 24, sin la cual el resto quedaría a su suerte para algo tan básico como el agua o tan urgente en estos casos como arreglar un vehículo averiado, combustible o munición y el Batallón de Cuartel General de la Comandancia General.

El ejercicio cuenta con apoyo de helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, entre ellos también el Caimán, el último modelo adquirido por las Fuerzas Armadas españolas.